ERP/N.Peñaherrera. El fin de semana último comenzó a circular un video en que se pretende mostrar cómo dos encuestadoras privadas de Piura estarían arreglando los resultados, no necesariamente basados en la preferencia de las personas entrevistadas.
Al cierre de este comentario, no se ha confirmado o descartado independientemente la exactitud del material (al menos una encuestadora habría reconocido que sí aparece), y tampoco se sabe si el Ministerio Público investigará (¡debería!) ante la probabilidad de un ilícito, pues se presume que el material ha sido deliberadamente cortado.
Mas, sea verdad o sea mentira, la duda ya se sembró.
¿Cuán confiables son los resultados que han circulado en los medios y que mostraban una aparente pugna por el primer lugar, y una cantada segunda vuelta? Disculpen, pero es una pregunta legítima, especialmente entre quienes no nos fanatizamos por nadie.
Entendamos la anatomía de una encuesta en pocas palabras: es un instrumento de investigación basado en preguntas cuyas respuestas, predeterminadas en opciones o abiertas, me revelan tendencias de opinión en un periodo muy breve de tiempo, pero dentro de una muestra representativa de población, la que ha sido determinada mediante un método estadístico (no bajo el antojo del encuestador, como fui testigo una vez).
Por lo mismo, para estudiar mejor esas tendencias, se debe hacer sucesivas encuestas en lapsos muy específicos de tiempo, en la misma área geográfica, y con la misma metodología estadística. De ese modo vemos si la opinión evoluciona o se mantiene.
Con estos datos se puede hacer pronósticos, que ya son otro tema, pues la gente que los realiza tiene que demostrar un criterio científico certificado, un temple de acero y una ética como casi ya no se usa.
Ésa es la teoría, y ésa es la razón por la que se produjo un shock al conocer la noticia.
En ese sentido, Fernando Huamán, especialista en opinión pública de UDEP, dijo a Cutivalú este lunes que, si se comprueba el arreglo, sería una vergüenza que se estén negociando los resultados. Además, criticó que algunos estudios carezcan de sustento científico.
Por su parte, las encuestadoras han negado cualquier irregularidad, se están respaldando en que sus resultados han estado ajustados a los oficiales, y, en el caso de una de ellas, los procedimientos sí son científicos (en clara respuesta a Huamán, también por Cutivalú).
Como dije líneas arriba, por la salud de los estudios de opinión pública –que son necesarios, buenos y útiles, por si acaso-, debería ameritar una investigación fiscal.
Aunque, para que no digas que hacemos leña de la encuestadora cuestionada, sí creo que uno de sus resultados es fiable: la amplia base de indecisos, en los que me incluyo y de donde difícilmente podré salir.
Y es que la pobreza de argumentos y el aparente concurso de 'jingles', además de poses realmente estúpidas, como las de faltar a debates o condicionar las participaciones, alimentan la hoguera de las dudas, no de las vanidades
¿Mi pronóstico? Los indecisos aumentaremos y le daremos una jaqueca mortal a todas las candidaturas el 5 de octubre, nos iremos a segunda vuelta en las regionales, y quienes ganen lo harán con una legitimidad muy pobre. Todo es una amenaza a la gobernabilidad, que es culpa de quienes hacen política como si se tratara de una pichanga de patas, o un juego infantil.
Pero, no me hagas caso. No estoy certificado para prever tal escenario; aunque sí voto... viciado.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)