Por. Nelson Peñaherrera Castillo. El enfrentamiento que sostiene la población del distrito de La Huaca, provincia de Paita, contra la industria del etanol se ha anotado dos tantos a favor de la primera durante la tercera semana de agosto, uno por propia jugada, el otro por autogol de su antagonista: cuando, por fin, el tema de la contaminación ambiental (porque lo es) por broza de caña de azúcar se puso en medios nacionales, la parte acusada decidió… autoinculparse.
Desde el lunes 19, La Huaca hizo una jugada que debió hacer hace mucho: expandir el tema más allá de los límites distritales y convertirlo en nacional. Ése fue un gol de media cancha, algo complicado pero eficaz y hasta eficiente porque vale punto doble, ya que derrumbas el desconocimiento al respecto y paralizas ciertos intereses subalternos.
Una de las ganancias de los agitadores políticos en cualquier tipo de conflicto (especialmente los que terminamos pagando con dinero de nuestros impuestos), como lo he explicado por aquí antes para el caso de los propuestos distritos de Paccha y Yapatera (que hasta ahora siguen pareciéndome un despropósito), es encapsular geográficamente el problema para manejarlo no en beneficio de la población sino en el propio beneficio (usualmente votos, cuando no ocultar delitos), contando la falacia de que solo ellos tienen derecho a autodeterminarse, que los medios mienten y que nada entra ni sale. Y me consta que en La Huaca sí hay personas (porque incluso me contactaron pidiendo asesoría) cuyo estilo tiende a este escenario (mientras más violentista, mejor).
Pero, cuando a la cancha le agregas espectadores, puedes conseguir más aliados de los que esperabas y evitas esa suerte de feudalismo caudillista de tintes anárquicos. Entonces, la primera lección es que cuando tu conflicto parezca demasiado localizado, hazlo global. Si no, ¿cómo crees que Maple se retiró del Bajo Chira? ¿Por buena gente? No.
Cuando Tambogrande, el ejemplo que siempre se invoca, hizo global su conflicto, los accionistas en la Bolsa de Toronto (Canadá) se resintieron al punto de retirar su dinero de Manhattan Minerals, logrando descapitalizarla. Y, como sin plata no hay paraíso, le dieron un zarpazo allí donde realmente le duele a cualquier empresa, en el financiamiento. Segunda lección: bloquear capital para un negocio es mucho más letal que bloquear una carretera (ya inventaron los helicópteros, te contaré).
Claro que manejar un conflicto demanda una intrincada estrategia tipo ajedrez, pero por eso el ajedrez es ajedrez. Digo, nadie hace jaque en el segundo movimiento de fichas, a menos que tu rival sea extremadamente torpe. O quizás sí, porque cuando el asunto de la quema ya se estaba diseminando en los grandes medios limeños, a una de las empresas señaladas no se le ocurrió mejor idea que incinerar masivamente campos de caña de azúcar.
El miércoles 21 por la tarde, un intenso olor a quemado se apoderó de toda la porción oeste del área metropolitana de Sullana, y vecinos en la urbanización López Albújar comenzaron a notar que llovía ceniza, lo que les obligó a cerrar puertas y ventanas. Y justo cuando comienza a hacer calor por las tardes. Bueno. El caso es que la caída de esos residuos continuó hasta el propio viernes 23, y sus efectos podían notarse incluso hasta el centro de la ciudad de Sullana.
El mismo miércoles 27, mientras íbamos a Tangarará (distrito de Marcavelica) para transmitir #unabuenahistoriaparacompartir, nuestro equipo no solo divisó sino que grabó en video uno de los focos de la quema, localizado justo al oeste (o detrás) de la Casona de Sojo, distrito de Miguel Checa. Solo para ubicar en el mapa a quienes no viven por acá, entre ese foco y el centro de la ciudad de Sullana hay, tranquilamente, unos 20 kilómetros de distancia, y nosotros calculamos estar a cinco kilómetros del foco; por lo tanto, ya puedes hacerte una idea de cuán masivo ha sido el fuego.
[Sigue lloviendo ceniza sobre Sullana: http://factortierra.blogspot.com/2019/08/sigue-lloviendo-ceniza-sobre-sullana.html ]
O sea, la figura es ésta: todo el mundo dice que eres culpable, y tú decides, ante la exposición que ya tienes en grado negativo, asumir tu culpabilidad cometiendo el mismo delito. Sí, una jugada por demás torpe, salvo que alguien dentro de la industria del etanol esté boicoteando a la propia industria del etanol, algo que pone en ventaja a la gente de La Huaca, quien si ya había planteado tener la razón, ahora tenía alegatos más que suficientes para poner panza arriba al sector empresarial. Mejor, imposible, salvo giro dramático insospechado de última hora, algo que en Perú es casi moneda corriente.
Y aquí va la tercera lección: si tu antagonista se autoagrede, tú siéntate cómodamente a tomarle fotos o video y compártelos. Si te va a evitar la fatiga, mejor ahorra energía para cuando realmente la necesites.
Y ojo, que la quema no fue un invento de nadie porque incluso funcionarios de los organismos adscritos al Ministerio del ambiente fueron a verificar en el lugar lo que todo el mundo venimos sufriendo hace una década de operaciones. Y si sus aparatos nuevamente no detectaron nada, como aparentemente ha pasado en anteriores monitoreos, alguien debió tomarse el trabajo de cuántos estornudos o tosidos dieron por cada diez minutos, y aquí es adonde debería apuntar la nueva jugada de La Huaca, una jugada que debieron hacer desde el inicio y que no han explorado a profundidad.
Yo pienso que el mejor argumento para impulsar un control estricto sobre la industria del etanol, y sancionarla ejemplarmente para forzarla a portarse bien, pasa por establecer daños objetivos a la salud no solo de la gente de La Huaca, sino, al menos de los distritos aledaños tanto en el lado de Paita como de Sullana tomando como referencia el patrón del viento.
¿Ventaja? Toda el área depende de la Dirección Subrregional de Salud Luciano Castillo Colonna, así que si no hay registros específicos, se podría plantear, vía las autoridades competentes, que se inicie uno, y que sea auditado de forma independiente. Lo que necesitamos es un manejo estadístico real que, además, es información pública. Ya, si alguien quiere compartir su historia clínica personal, está en su derecho, siempre que no haya tenido condiciones preexistentes (ejemplo, un fumador no podría alegar daño por la quema de broza pues pone en duda la causa real de su condición actual).
Y ahora que escribo esta columna, recuerdo que la Contraloría General de la República emitió un informe técnico-legal, hace más de dos años, que establece la ilegalidad de la llamada “quema controlada”, procedimiento que ssegún las empresas, fue autorizado por el Ministerio de Agricultura y Riego. Si sus dirigentes nunca les mostraron este documento, ¿qué diablos están haciendo sus dirigentes? Pueden descargarlo aquí, ¡y ojo a la fecha cuando fue emitido!: http://www.factortierra.net/2017/0315/
Si se establece que las actividades de la industria del etanol han afectado la salud de la gente y las leyes nacionales, el siguiente paso es averiguar quiénes compran el etanol que genera el Chira, y más que hacerles paro, que a estas alturas me parece la forma más aburrida de impulsar una protesta, es enviar los registros médicos a los compradores. Sí, un hermoso expediente (traducido oficialmente, si quieren), que será la delicia de esos “purchasers” y luego de sus accionistas. Ya saben, ahora se ve muy feo comprarle cualquier cosa, incluso un alfiler, a cualquier empresa que no respeta los derechos laborales, humanos, culturales y especialmente ambientales de las poblaciones.
Si nadie te compra, no hay negocio. Si no hay negocio, cierras. Claro que cerrar sería la medida extrema, pero la presión del comprador suele ser el mejor alegato que un empresario puede recibir y al que casi siempre se doblega: maravillas del libre mercado.
Y por supuesto, ello sin desmedro de la denuncia que pueda hacer la población ante el Ministerio Público o la investigación que su fiscalía especializada pueda efectuar de oficio. O sea, por donde lo veamos, hay soluciones. Ahora, que nadie las use, como dije arriba, la pregunta es por qué no se hizo y a cuenta de qué o de quién. Y aquí va tu cuarta lección: no hay nueva ley que inventar bajo el cielo cargado de códigos y reglamentos; solo hay que saber emplearlos, o buscar un buen abogado.
Dicho ésto, la gente y las autoridades de La Huaca ya tienen allí tarea para la casa, cómo capitalizar ese gol y ese autogol que hubo la tercera semana de agosto. El asunto es bien simple y práctico, que es, además, nuestra quinta lección: aprender a confiar en el poder de la globalización. Les aseguro que tiene más lados buenos que los lados malos que ciertos agitadores políticos les han contado, no para beneficiarlos sino para todo lo contrario. Ahora bien, ¿quién le pone el cascabel al gato?
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