Por: Nelson Peñaherrera Castillo. El caso del suboficial de la Policía Nacional del Perú, Elvis Miranda, ha creado dos bandos desiguales cuantitativamente pero muy iguales en términos cualitativos: la comunidad de abogados y abogadas, y el resto de la opinión pública. Y ambos están blandiendo armas muy poderosas. De un lado tenemos al debido proceso y del otro a la eterna dicotomía bueno/malo. Y éso es lo esencialmente interesante de este expediente digno para guion ganador de Premio Óscar.
Revisemos los hechos, como manda el formato: Cierta tarde de domingo un hombre andaba por las calles de Castilla cuando fue interceptado por un par de sujetos quienes se bajaron de una mototaxi. Le robaron su celular. El ciudadano afectado fue en busca de un policía, y por uno de esos raros milagros, se topó con una patrulla.
Los efectivos comenzaron a buscar sospechosos. Y por otro de esos raros milagros (que ni la virgen de la tele la hace), los sospechosos fueron a dar directo a sus manos cual mariposa en vuelo directo a la telaraña más próxima. Viéndose perdido, uno de los presuntos ladrones decidió escapar y Elvis Miranda salió en modo persecusión.
En algún punto, el uniformado (porque estaba de servicio) le dio la voz de alto pero el fugitivo no hizo caso. el policía disparó tres veces al aire preventivamente. Nada que el sospechoso se detuviera; entonces, siguiendo el protocolo, Miranda le disparó con la finalidad de inmovilizarlo. El suboficial dijo en su testimonio que vio cómo su objetivo parecía llevarse una mano al cinto, lo que interpretó como posesión de un arma de fuego. El hecho es que le disparó y en lugar de herirle en las piernas, lo mató.
La gente del barrio salió en defensa del fujitivo, y como lo mostró un video, impidió que Miranda lo rescatara para llevarlo al centro de salud más cercano. Poco después, la turba marchó contra la Comisaría de Tacalá (Castilla) exigiendo que Miranda les fuera entregado -no creo que para encararlo nomás-, y como nadie les accedió, se la emprendieron a pedradas contra la dependencia policial. La hermana del presunto delincuente diría días después a RPP Piura que lo hicieron porque estaban indignados de ver cómo el policía estaba dentro de la dependencia comiendo un helado. Literal.
No sé si la hermana del difunto nunca se dio cuenta que su declaración ante un medio de alcance nacional, porque lo repitieron en los titulares nacionales, la incriminó, y ahora está siendo procesada penalmente junto con los vándalos que la acompañaron, y hay varios videos con diferentes planos que lo documentan todo. Sigamos.
Uno de los presuntos delincuentes es atrapado y llevado ante el Ministerio Público. Se acoge a terminación anticipada y, bueno, como "colaboró", que solo le dieron dos años de prisión suspendida y reglas de conducta. O sea, quedaste libre y no lo vuelvas a hacer. En cambio, a Miranda le cayeron hasta cinco fiscales en una audiencia, según informaron medios, y el Ministerio Público pidió nueve meses de prisión preventiva. Cuando todo el mundo pensaba que la Corte Superior de Justicia de Piura le daría comparecencia con restricciones, decidió ponerle siete meses de preventiva en el penal de Río Seco.
Y aquí comienza el calvario de la familia Miranda, que fue secundada por toda la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, que iniciaron todo un cabildeo para revertir la decisión de la sala en segunda instancia, lo que no se consiguió. La opinión pública hizo su otra parte mediante las redes sociales donde el bando más numeroso lo constituyeron quienes pedían la liberación del policía en tanto estaba haciendo su trabajo, y la minoría estaba encabezada por las Rondas Campesinas de Ayabaca que no respaldaron al resto porque insisten que el gobierno busca criminalizar la protesta. Sí, nadie entendió el punto ni la pertinencia, pero menos mal que Perú es aún una democracia así que la libertad de pataleo está garantizada siempre que no incurras en ilícitos, como secuestrar comuneros que no piensen como la mayoría bajo el pretexto de la cadena ronderil.
Y cuando todo el mundo estaba en vísperas de San Valentín, una noticia nos puso a todos de cabeza: Miranda saldría libre sí o sí gracias a un recurso de hábeas corpus presentado ante la Corte Superior de... ¡Junín! Sí, cinco departamentos más al sur, más de mil kilómetros de distancia. Una sala dijo que sí, y el bolondrón se armó en la casa de Miranda, la dependencia de la Región Policial en Piura y los medios de comunicación, incluyendo El Regional de Piura.
Aunque con una libertad endeble, al cierre de esta columna, Elvis Miranda se ha reincorporado a su puesto, está junto a su familia, aún tendrá que afrontar la investigación por la muerte del presunto delincuente que abatió, el gobierno lo anduvo paseando por cuanto escenario haya como trofeo de guerra (sic) y con su "soundbite" debidamente memorizado ("no bajemos la cabeza porque combatimos al crimen" o algo así).
En fin, tenemos para largos meses en que la puja entre legalistas y pragmáticos nos dará mucho material para conocer, analizar, entender y eventualmente introducir reformas a los protocolos de uso de fuerza letal durante operativos policiales. Sí. Capaz que muy pronto el Perú tenga su propia Doctrina Miranda (en los Estados Unidos es ésa que escuchamos en las películas: "tiene derecho a guardar silencio... etc).
Y la polémica se sirve, como lo decía en el primer párrafo, entre defender el debido proceso y defender la prevalencia del bien contra el mal, o por lo menos lo que la convención general dice que es bueno y que es malo. Y de hecho, ése es el primer punto de discusión, especialmente ante los ojos de muchos abogados: la legalidad versus la relatividad, o el Derecho contra la Ética, y aún la Ética contra la Moral y el Derecho. Insisto, interesante "plot" para una película.
Comencemos con lo que dicen varios letrados con quienes he conversado y que me aclaran que, ante todo, están totalmente de acuerdo con combatir el crimen, pero donde ponen objeción es en la forma cómo la regla podría aplicarse.
Para comenzar, consideran que la preventiva de Miranda estaba bien sancionada, al menos desde el punto de vista formal, puesto que, al margen del peligro de fuga, el trabajo conocido o la posibilidad de enturbiar la investigación, tenemos una persona muerta. Puede que sea, como que no sea, un delincuente; pero el hecho factual y legal es que tenemos una persona muerta, y muerta por herida de bala disparada deliberadamente. Apuntan que aquí la discusión no va por el lado de la intencionalidad, sino por el resultado.
Eso abrió otro frente de discusión entre juristas respecto a que si era proporcional o racional que Miranda dispare su arma. Los primeros dicen que no, porque ni siquiera el efectivo estaba seguro que su objetivo portara una, solo lo sospechó; los segundos dicen que durante una persecución no tienes mucho tiempo como para analizar si tiene o no tiene el arma, sino pensar en si tu vida y la de la colectividad está en riesgo, entonces de los males el menor. Dicho sea de paso, apuntan los segundos si el policía ya había dado la voz de alto, el fugitivo debió detenerse, entregarse, y si luego había abuso o alguna falta posterior en su detención, se podía procesar de otro modo.
La opinión pública, o al menos la mayoría, no se hace problemas al respecto; policía bueno, delincuente malo. Policía persigue a delincuente, y delincuente se resiste. Policía dispara contra delincuente para preservar el orden; entonces, cuál era la lógica de la Corte de Justicia al mandar al bueno a la cárcel y a los malos poco más que disculparlos?
Y, bueno, el otro sector lo representa Juliana Oxenford quien nadie sabe de dónde dijo que Sullana tiene un alto índice de secuestros, y qué tiene que ver Sullana con Piura cuando son dos distritos judiciales independientes. Ojo que tu cadena ya patinó una vez con lo del Canal Vía. Prosigamos.
La siguiente controversia va por el lado de cuán bien le hizo a Miranda que todo el Ejecutivo tomara partido a su favor. Ante la opinión pública en general, ésto fue un gesto valiosísimo; pero abogados de diversa tendencia con quienes he conversado coinciden que sentar al ministro del Interior en primera fila durante la audiencia de apelación en favor de Miranda fue una torpeza del tamaño del Huascarán, que a lo mejor envalentonó a la sala para que ratificara la preventiva. Estaba en juego lo de la independencia de poderes en el Perú, y según otros analistas, ésto podía ser tomado por otros reos en proceso de extradición o extraditables como pretexto para invocar injerencia política en las decisiones judiciales. Algo así como que todo lo que hagas será aprovechado en tu contra ante otras cortes de justicia: Doctrina Miranda.
Sin embargo, hasta el presidente Martín Vizcarra y varios congresistas (Jorge del Castillo a la cabeza) se la emprendieron contra la sala, hablaron de presunta corrupción en el Distrito Judicial de Piura (que está bajo observación tras la publicación de los CNM-audios) y hasta se logró que Control Interno de la Magistratura investigara al juez y a la fiscal que mandaron al suboficial a Río Seco.
La tercera controversia está en el hábeas corpus. Como me lo sugirió un abogado con quien conversé, parece que la estrategia de quien haya sido fue esperar que un juez supernumerario (un juez que se pone al frente de una sala de manera temporal en reemplazo de uno titular) asumiera, y el resto fue meter el escrito. Y como en el Perú te pueden encarcelar en Tumbes pero puedes presentar tu recurso en Puerto Maldonado, entonces Huancayo fue el sitio elegido. No es la primera vez. Recordemos que un recurso similar en favor de Martín Belaúnde Lossio, detenido en Lima, intentó ser ingresado en Sullana, sin éxito. ¡Claro que la calidad de los procesados podría ser harto distinta, pero formalmente la figura legal es exactamente la misma! Además, el hábeas corpus es una garantía constitucional que aplica para cualquier ciudadano o ciudadana en cualquier parte del país.
Esto sienta un mal precedente", me insistió el abogado Jhon Gómez, en Chulucanas, porque cualquier persona podría malusarlo para garantizarse impunidad en caso de cometer un ilícito. Además, habría que preguntarse cuál es la competencia constitucional del juez en Huancayo. Ojo que ya hay una amenaza de un nuevo pedido de prisión preventiva contra Miranda, y mientras su abogada dice que usará los mismos argumentos, analistas legales con quienes conversé y consulté sostienen que todos estos detallitos serán usados como contraargumentos, y es probable que la sala -mitad por revancha, mitad por legalismo- pueda mandar al policía de regreso a Río Seco. Aunque, también se da la otra posibilidad de que, como sucede en el Perú, nuestras numerosas causas legales se construyan sobre nuestros infinitos agujeros negros ídem.
"Por todo ésto, es un caso emblemático", me calificó Gómez, a quien por cierto le agradezco el tiempo para darme clasecitas-express de Derecho Penal. Superdidáctico el muchachón.
Para la familia de Miranda y la mayoría de la opinión pública las dos personas que introdujeron el recurso en Huancayo son algo así como ángeles justicieros, mientras que el juez en Piura es el malo malo malvado de la película, que, insisto, da para un guion bien sustancioso que sería premiado en cuanto festival de cine se presente.... pero que no lo hagan artesanalmente como ciertas producciones locales de corte policial, por favor. Mas bien, ¿alguien tiene el teléfono de Miranda para negociar los derechos ante un gran estudio, tipo Telemundo?
Y éste es nuestro último punto: el policía, quien -les apuesto- jamás pensó que una intervención de una tarde veraniega de domingo terminara siendo el drama policiaco-legal más comentado del país y digno para -ya lo dije- producción de Netflix.
Aunque intente pasar desapercibido, Elvis Miranda ya es una suerte de celebridad nacional que ha llegado a trascender fronteras, lo que lo hace saltar, queriéndolo o no, al estatus de figura pública. Así que ahora tiene una responsabilidad extra: cuidar bien sus pasos no tanto de los delincuentes porque para éso fue entrenado, sino de sí mismo ante la misma opinión pública que exigió su liberación en mayoría y en cuanta plataforma hubiera. Un solo paso en falso y será historia, especialmente si su entorno (y por allí hay un abogado que querrá negociar el copyright) no le ayuda racionalmente a manejarse con estrategia ahora que todos los reflectores están sobre él; pero, ésto da para otro análisis.
Al cierre hemos conocido que Elvis está fuertemente interesado en estudiar Derecho tras encontrarse con gente que él califica como "injustamente detenida" dentro de Río Seco, incluyendo policías por los que nadie en el Ministerio del Interior ha emprendido cabildeos tan intensos como el suyo. Si ésas son sus miras, y va a ser un excelente profesional en esa rama, ¡adelante! A lo mejor evita cometer las patinadas actuales de un sistema que, en cierto modo, lo convirtió en víctima y caso emblemático.
Aunque, abogados opinan que antes de pensar en objetivos profesionales, primero se enfoque en fortalecer su defensa porque todavía no se le ha declarado inocente.
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