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Jue, Abr

Las conexiones del Fiscal de la Nación: por ahora tenemos fuertes sospechas

Nelson Peñaherrera
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Por: Nelson Peñaherrera Castillo. El viernes 4 por la noche, el fiscal José Domingo Pérez allanó las oficinas de Juan Manuel Duarte Castro, señalado como uno de los asesores del Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry. La tesis de Pérez, que al juez Richard Concepción Carhuancho le pareció creíble, sostiene que el asesor podría ser un enlace entre Chávarry y Fuerza Popular, cuya lideresa, Keiko Fujimori, fue confirmada por otro juez en la prisión preventiva de 36 meses ordenada por Concepción y sustentada por Pérez.

Según informa La República, Duarte había sido asesor del congresista Bienvenido Ramírez, ex Fuerza Popular y forzado a dejar el Legislativo luego de los videos grabados secretamente por el aún congresista Moisés Mamani, sobre quien pesa la amenaza del desafuero por un presunto delito contra la libertad sexual. Pero, concentrémonos en la tesis de Pérez: el Fiscal de la Nación del Perú tendría una conexión directa con el partido naranja y el asesor mencionado sería el hilo conductor.

chavarry archivan

Luego que Chávarry nos anunciara a cuatro horas de terminar 2018 que Pérez y Rafael Vela no serían ratificados en el grupo especial de fiscales que investiga el caso Odebrecht por aparente insubordinación y demasiada exposición mediática, la pregunta que nos vino a la cabeza a muchas personas fue a cuenta de qué o de quién.

La respuesta inmediata era que a cuenta de ocultar la verdad sobre los aportes de Odebrecht a diversas campañas políticas peruanas con la finalidad de ganarse la buena pro en varias obras, y el a cuenta de quien señalaba a una alianza entre Fuerza Popular y el APRA, partidos que continúan respaldando a Chávarry, al punto que éste se resiste a renunciar a su puesto, a pesar que se lo ha pedido casi todo el país.

A menos de dos días de remover a Pérez y Vela, Chávarry tuvo que ratificarlos, lo que fue celebrado por todos menos Fuerza Popular y el APRA.

El allanamiento que Pérez realizó el viernes sustentaría en gran parte una porción de la sospecha. "Hemos encontrado documentos reveladores", dijo la mañana del sábado 5 a los medios, luego de lacrar las oficinas de Duarte. ¿Qué revelaciones habrían? No lo sabemos aún, pero podemos tener miles de conjeturas favorables o desfavorables.

El punto aquí es cuánta razón tienen quienes aseguran que el respaldo de Chávarry es esta alianza que se ha denominado "aprofujimorismo". La respuesta es: parecen haber fuertes indicios, pero aún ignoramos si hay una prueba concluyente. Puede que ya exista como que puede que no; el hecho objetivo es que lo ignoramos, salvo que alguien la tenga, la publique, se contraste, soporte todo tipo de análisis y no haya más vuelta que darle. Y es probable que se filtre a los medios más temprano que tarde, aunque no desde la Fiscalía, como todo el mundo ha sospechado. Sería demasiado fácil de detectar. El filtro está a otro nivel, a mi parecer, fuera de los prosecutores pero ligados a ellos, como una especie de contraconspiración, para ponerlo en términos de libreto policial.

Por lo mismo, el hecho objetivo consecuente es que por ahora solo tenemos fuertes sospechas. Quizás esas sospechas nos están dando fuertes convicciones que alimentan ese argumento, pero todo aún está en el terreno de lo opinable, lo debatible, de lo polémico. Éso no está mal; el hecho es que diferenciemos una postura sobre la realidad respecto de la realidad, y la tratemos como es, no como queremos que fuera.

Personalmente, yo sospecho que si Chávarry tuviera un respaldo que lo haga casi invulnerable al punto que se resiste a dejar su puesto como Fiscal de la Nación, no tendría que buscar en Fuerza Popular sino en el APRA, y concretamente en Alan García.

Si ponemos a analizar todas sus reacciones, desde el anuncio del supuesto golpe de estado hasta el supuesto "chuponeo" de su línea telefónica, la intención del ex presidente habría sido generar una corriente adversa contra el gobierno que nos ponga al nivel de una dictadura, tesis que blande Fuerza Popular, una declaración sí y otra también, pero que la gente mayorittariamente no lo cree. Es más: el día que el presidente Martín Vizcarra fue a dejar el proyecto de ley que pide declarar en emergencia al Ministerio Público peruano, lo hizo en olor de multitud. Que el proyecto quizás no esté bien redactado, es otra discusión, pero que el jefe de estado tiene representatividad y legitimidad, no hay duda, y éso parece dolerle a un partido que controló al país dos veces y otro que qquiere controlarlo a la mala y sin éxito.

Entonces, dicho en una oración: Fuerza Popular parece ser la caja de resonancia de Alan García. Reconozcamos los derechos de autor, al menos.

Y señalo el factor Alan García porque puede que haya un encono personal contra José Domingo Pérez, quien, durante el juicio seguido contra el ex militante aprista Rómulo León Alegría en 2017 por presuntos actos de corrupción en la construcción de hospitales (caso que fue archivado), no se amilanó ni se comportó como un prosecutor bisoño, sino que acorraló al experimentado político con preguntas que cuestionaban la aparente ignorancia de García respecto de cómo se manejaba su administración. Y ya sabemos que García no soporta que alguien le cuestione nada; no está en su "chip" éso. Pérez se atrevió y es probable que desde entonces lo tenga entre ceja y ceja.

Pero, igual: mi razonamiento, simple la verdad, se mueve también en el terreno de la especulación, lo opinable, lo polémico. Hasta que no aparezca una prueba sólida que sustente lo que digo, todo quedará como una postura sobre la realidad y no como la realidad como tal. Éso lo tengo clarísimo.

Quizás lo beneficioso de toda esta crisis es que la ciudadanía ya no está aletargada. Ahora quiere participar, quiere intervenir en la discusión, quiere ser escuchada. ¿Bueno? ¡Buenísimo!

A pesar que los grupos de poder se sientan amenazados, es importante que la gente entienda que la mayoría somos todos y todas, por lo tanto, nuestro nivel de involucramiento en la dinámica nacional debe y tiene que seguir migrando de la representatividad a la participación directa pero con responsabilidad, educándonos, cuestionando, generando nuestros propios puntos de vista, actuando.

Y no solo en temas de interés nacional; también en los regionales, los locales, los barriales, los de la cuadra... ¡los familiares! La democracia no se ejerce votando cada cinco años sino tomando decisiones a cada momento.

¿Qué pasará con el asunto Chávarry? No lo sabemos aún. En todo caso, sí lo estamos moviendo hacia un escenario deseado y no estamos dejando que transcurra a la de Dios. Éso es bueno.

Sin embargo, nunca olvbidemos diferenciar lo que nos parece de lo que es. En la medida en que lo tengamos claro, vamos a actuar con más precisión, con más eficacia.

Ahora el poder por fin está en manos de la ciudadanía: usémoslo con sabiduría.

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