ERP/N.Peñaherrera. Estamos en Irán. Tres chicos y tres chicas se van a la cárcel por grabarse bailando una canción y subirla a YouTube.
Fuera de que las chicas no habían cubierto su cabeza con la burka, el velo tradicional musulmán, y que la canción no era típica, y que el baile no era ofensivo, el video no pasaba de ser una reacción más a la fiebre mundial llamada Happy (Feliz, para los despistados).
La canción, interpretada por Farrell Williams, ha pegado tanto en todo el mundo que el mundo ha respondido grabándose mientras la baila, compartiendo el video y haciendo que la canción esté a un pelo de convertirse en otro clásico de la banda sonora del planeta.
Con decirte que hasta la Facultad de Comunicación de la UDEP hizo su propia versión, ya saca tu línea.
Hace poco confesé que me volví fanático del tema, y siempre lo escucho para animarme.
La composición dice que, a pesar de que el mundo ande desmotivado y de cabeza –las personas mas bien, porque el mundo sigue girando como si nada-, la felicidad debe proyectarse desde nuestro interior con una simple manifestación: aplaudir.
Aplaudir y no temer como un cuarto sin techo, aplaudir y no temer si la felicidad es la verdad, aplaudir y no temer si la felicidad es para mí, aplaudir y no temer si eso es lo que quiero hacer. Ésa es la paráfrasis del coro.
¡Oye! ¿Hace cuánto una canción no le da tanta esperanza al mundo?
Que yo recuerde esos impactos solo los han logrado creaciones como Imagine (Imagina) de John Lennon, That's The Way It Is (ésa es la forma de ser) con Céline Dion, Color esperanza con Diego Torres, o hasta Latinoamérica de Calle 13.
Entonces, ¿por qué algo que trae un mensaje esperanzador le genera roncha a la autoridad? ¿Ser feliz es un delito? Pues, para ciertos sectores del poder, sí.
La felicidad libera, hace que veas las cosas con entusiasmo, hace que superes tus problemas de forma inteligente y segura, te mejora la salud incluso si anda muy mal, y hasta te permite ahorrar dinero.
Tales actitudes en la población son lesivas para el autoritarismo, porque impide la creación de las relaciones basadas en el sojuzgamiento, la violencia y el miedo.
La felicidad desde dentro es también perjudicial para el mundo del comercio porque te demuestra que no necesitas tanta cosa material para sentir satisfacción. Sí, la felicidad desde dentro va contra la moda, que es un tipo de frustración hasta cierto punto.
¿Una simple canción puede causar escozor y escoriación al autoritarismo? ¡Claro! Ahí está Conciencia Sullana de los Warriors Fight, o el Rompe las Cadenas de Un Billón de Pie.
Por lo tanto, es saludable que siga apareciendo música como ésa, que nos llena realmente, que nos hace bailar, que nos mejora el ánimo, que nos hace felices.
Irán liberó a los y las seis bailarines más por presión internacional que por buena voluntad, aunque el director del audiovisual, hasta la fecha, seguía detenido.
Una buena noticia en medio de tanta mala leche: ¡aplaudamos y bailemos!
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)