ERP/N.Peñaherrera. Hace poco un diputado justicialista argentino propuso que su país repusiera el servicio militar obligatorio con la finalidad de controlar la inseguridad ciudadana.
¿Te suena familiar el pedido?
Según el parlamentario, jóvenes entre 17 a 20 años que no estudien ni trabajen tendrían que presentarse a los cuarteles.
Contra lo que el pensamiento violento disfrazado de 'amor a la Patria' esperaba, desde el ministro de Justicia hasta los compañeros y las compañeras de bancada del proponente, se desechó la idea.
Las razones para desestimar el pedido son dos: se genera el estigma de que la juventud desocupada es la que produce la inseguridad ciudadana; por ende, tal medida no resuelve el problema.
Ésta es una de las pocas veces que estoy de acuerdo con la administración de Cristina Fernández (¿crees que el ministro habló por iniciativa propia?).
La delincuencia no es exclusiva de la juventud desocupada. Una cosa es la falta de oportunidades y otra bien distinta son las tendencias criminales.
Te lo pongo así: hay colegios privados, donde supuestamente la educación es de mejor calidad –subrayo el supuestamente-, en los que el hurto de lapiceros, libros, cuadernos y hasta zapatillas es pan de todos los días.
No hablo por referencias. Cuando yo estudié la secundaria, hace más de un cuarto de siglo, ya se presentaban esos casos, y muchos de mis amigos de diferentes lugares y planteles cuentan la misma experiencia.
Vamos a los crímenes de mayor impacto en los medios: casi siempre el líder es un tipo que excede los 30 y que recluta gente de todas las edades, hasta abuelitos.
entonces, si los perpetradores son multi-edad, ¿por qué tendríamos que ensañarnos con un solo segmento de ésta?
Por otro lado, ¿es cierto que la disciplina militar disciplina las mentes? ¿No te has puesto a pensar que si le enseñamos estrategias militares a una mente psicópata, predispuesta a la delincuencia, le estamos dando una bomba nuclear para que la use en contra nuestra en el momento menos esperado?
Además, ¿no es un prejuicio pensar que un o una joven en desocupación se equipare con alguien en la delincuencia? Es como si yo afirmara que todo político es un ratero por el solo hecho de ser político. No suena bonito, ¿no?
El problema de la delincuencia no pasa por acuartelar a la gente, ni enseñarle que si fuiste a la escuela de oficiales tienes carta blanca para abusar del resto –'lindo ejemplo'-, o dándoles identificadores a las rondas urbanas y campesinas (para que los reales delincuentes estén sobreaviso o les lancen amenazas).
La delincuencia podría resolverse con pura inteligencia, pero a dos niveles: el clásico, detectando los focos donde se planean crímenes con tal de desarticularlos, una vez que se compruebe a ciencia cierta que estamos en riesgo, y en el barrio y la familia, donde ciertos modos de tratarse o conducirse podrían degenerar en conductas delincuenciales, especialmente en aquellas personas que presentan condiciones mentales que pueden hacerles tender hacia ellas.
En este último punto, la práctica constante de arte y deporte, bajo supervisión especializada, puede detectar y controlar tales señales de riesgo.
La delincuencia, también, se combate preventivamente con la formación de una cultura de paz, donde el respeto prime en todas las relaciones interpersonales y la gestión que las implica; es decir, fomento de valores.
La delincuencia es, en todo caso, una consecuencia directa de nuestra negligencia para actuar evitando las variables de riesgo.
Por último, si alguien quiere hacer el servicio militar, que lo haga, pero en condiciones dignas, no para llenar el cupo a como dé lugar, sino para asegurarnos que su incursión en ese mundo será una garantía de defensa profesional a la Patria.
(sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)