ERP/N.Peñaherrera. Como es tradición barrial, por lo menos del sector católico, todos los meses de mayo se organizan rezos diarios en honor a la Virgen María.
Quizás no habría nada de extraordinario a menos que el grupo organizador del acto piadoso tenga ahora una ruidosa competencia.
Un grupo de seguidores, quienes dicen representar al Movimiento Misionero Mundial (MMM, el mismo propietario del grupo de medios Bethel), se las ingenia para estar a mitad de la calle, especialmente en la que se organizan los rezos marianos, y comienzan su prédica con megáfono en mano, a la misma hora que la feligresía católica.
De hecho, en uno de los rezos en el que pude estar, cuando terminaban los atropellados versos recitados de los padrenuestros, avemarías o letanías, era posible oír de fondo a un predicador que deslizaba acusaciones de conducta inmoral en el vecindario (como si fuera exclusiva de mi vecindario).
No tengo nada en contra de que cada quien exprese su fe. En realidad, es un derecho constitucional, y cualquier intención de vulnerárselo configura un acto discriminatorio punible.
Incluso en Sullana, lo tenemos garantizado vía la OM 013-2008/MPS (que hasta ahora, la Municipalidad no implementa).
Pero, todo derecho implica un deber.
Por ejemplo, ¿es legítimo destrozarle los oídos al vecindario con un mensaje cualquiera en altavoz, casi en sus puertas, especialmente de quienes no se alinean ni con el Catolicismo ni ninguna confesión?
¿Podría ser catalogado como 'ruido molesto', no por el mensaje, aclaro, sino por la intensidad del sonido?
Por supuesto que la calle es un bien público, pero el ruido penetra en la propiedad privada, y ahí comienza el punto discutible.
Digo, en comparación, los Testigos de Jehová son mejor educados: ya sabes, tocan tu puerta, y tú decides si recibes o no su mensaje voluntariamente (aunque uno que otro te maldiga si no les atiendes, como le pasó a una prima mía).
Por cierto, ¿por qué varios de ellos, a pesar del letrero en las puertas que les piden no insistir, insisten? ¿No es una pequeña afrenta a la inviolabilidad de domicilio, otro derecho constitucional?
Hay otras confesiones que, sin mucho ruido, tienen sus templos llenos. ¿Cómo lo hacen? ¡ajá! ¿quién dijo que el mercadeo y la religión se oponen?
Como recalco, no discuto aquí la libertad que tiene toda persona de profesar una fe y de elegirla con libertad, siempre que esté reconocida por nuestras leyes.
Pero, pienso que la religión es una experiencia muy personal, donde, si de pronto encuentro gente que también la profesa, podemos crear el espacio para hacerlo en conjunto, pero sin vulnerar el derecho del resto.
Por otro lado, si bien la vocación del profeta es anunciar y denunciar, valdría la pena especificar que ambas no son sinónimo de agredir.
Sí a la libertad de cultos, pero no a convertirlo en una guerra.
Ya tenemos serios problemas controlando la violencia en nuestra comunidad para sumar otro más, y de sectores que, supuestamente, dicen promover la paz y la salvación. Amén.
(sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)