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Vie, Dic

Arzobispo de Piura ofrece misa por trabajadores de minera fallecidos en Ayabaca

Piura
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arzobispo piuraQue nuestro clamor en el Congreso Eucarístico sea ¡Jesús danos siempre de ese pan!

Pura. En medio de un clima de profundo recogimiento, gran número de fieles participó este domingo de la Santa Misa presidida por Mons. José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, la cual fue especialmente ofrecida por el eterno descanso de los dos trabajadores que fallecieron días atrás en Ayabaca. Monseñor Eguren pidió para que el Señor de la Vida de fortaleza a sus familiares y amigos.

Misa se ofreció por los trabajadores recientemente fallecidos en Ayabaca

Al comenzar la Santa Misa nuestro Arzobispo expresó su dolor por la muerte de los trabajadores perdidos en Ayabaca, asimismo manifestó su deseo por el pronto hallazgo de Segundo Tacure: “Pidamos en esta Eucaristía por el eterno descanso de nuestros hermanos Aleida Dávila y Orlando Pastrana, así como por sus familiares. Que el Señor les dé a ellos la vida eterna y a sus familiares y amigos les conceda en estos momentos una fe sólidamente cimentada en la esperanza de la resurrección. Asimismo recemos para que prontamente se pueda ubicar a nuestro hermano Segundo Tacure. Mis oraciones están con ellos”.

Jesús es el Pan de Vida

Reflexionando en el mensaje del evangelio del día, nuestro Pastor inició su homilía diciendo: “El domingo pasado hemos comenzado la lectura del capítulo 6 del evangelio de San Juan. Hoy continuamos su lectura y meditación. En el pasaje de hoy Jesús hace una trascendental revelación de sí mismo: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed”. Al ser humano lo podemos definir como un ser con hambre, con hambre de Dios y con hambre de pan. Estas dos dimensiones de nuestra existencia (vertical y horizontal) marcan nuestra vida. El domingo pasado veíamos precisamente como Jesús saciaba el hambre de pan que tiene el ser humano con el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. ¿Pero sólo de pan tiene hambre el hombre? Hoy Jesús nos muestra que el hambre del hombre es mucho más profundo: Tiene hambre de infinito, hambre de Dios, porque hemos sido creados por Él y para Él. Sólo en Dios encontrará el ser humano, es decir cada uno de nosotros, la verdad y la dicha que anda buscando. Los sucedáneos de este mundo (dinero, poder y placer) jamás serán capaces de saciar la nostalgia de Dios que tiene el corazón humano”.

“Ahora bien – continuó Monseñor Eguren – la hermosa revelación que Jesús hace en el evangelio de hoy es que él es el Pan de Vida, capaz de saciar esa hambre y esa sed que tiene el corazón humano de Dios. Además dirá a los judíos: La obra que quiere mi Padre es que creáis en Aquel que Él ha enviado. Como bien proclamaba San Juan Pablo II: «Sólo Él puede colmar la sed de felicidad que llevamos dentro. Porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. En Él están las respuestas a los interrogantes más profundos y angustiosos de todo hombre y de la historia misma». Si Jesús es la respuesta a mi hambre de felicidad y de infinito: ¿Qué hago para encontrarme más con el Señor ya que el auténtico encuentro con el Señor es el que sacia el hambre de Dios? ¿Soy consciente que en la Eucaristía está realmente presente Jesús y por tanto asisto a Misa los domingos y comulgo con un corazón limpio para nutrirme de su vida y de su amor? ¿Lo visito regularmente en el Sagrario? Que como los judíos, en nuestro Congreso Eucarístico nuestro clamor sea: ¡Dános siempre de ese Pan!”.

 

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