ERP. Con el mismo fervor de siempre, monseñor José Antonio Eguren Anselmi arzobispo de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes, se refirió a todos aquellos que prestan servicio para contener el avance del COVID-19. En la misa vespertina de la cena del Señor, indicó que es “La Eucaristía y el servicio sostienen al mundo”.
“Hoy Jueves Santo, espiritualmente nos trasladamos al Cenáculo, a esa habitación y comedor del piso superior de una casa de Jerusalén, donde Jesús está reunido con sus amigos más íntimos, con sus apóstoles. El evangelista San Lucas nos relata que Jesús comenzó la última cena con estas emotivas palabras” y luego reactualiza las palabras de: “Ardientemente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer”.
“En cada Misa que celebramos se hace presente y se actualiza el único y definitivo sacrificio redentor de Cristo en la Cruz, es decir su amor fiel hasta el extremo por cada uno de nosotros. De esta manera cada Eucaristía trae al mundo los tesoros infinitos de la redención y del amor de Dios, que, en la Cruz de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos ha salvado y sanado” indicó monseñor Eguren recordando la frase bíblica “Sus heridas nos han curado”
En Misa de Jueves Santo y refiriendo al crítico momento que vive la nación peruana expresó “Por todo esto y mucho más, la Eucaristía sostiene al mundo, y más ahora en estos tiempos de pandemia. Por eso nosotros los sacerdotes no hemos dejado de celebrarla privadamente ninguno de estos días de cuarentena por todos y cada uno de ustedes, por Piura y por Tumbes, por el Perú y el mundo entero” indicó.
Luego pidió por aquellas personas sencillas pero valientes, que como Cristo, se enfrentan diariamente a la muerte sin temor, sabiendo que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos” y luego mencionó al sacerdote que fiel a su ministerio ofrece privadamente la Santa Misa cada día por todos, sale a dar el Bautismo y la Confirmación en peligro de muerte a quien lo necesita, o a llevar el Viático y la Unción de los enfermos al moribundo.
De igual manera, resaltó la labor de servicio que realizan el policía y el militar que nos da seguridad poniendo su vida al frente, que impone el orden interno, y que cuida nuestras fronteras. En el médico y la enfermera que acompaña a sus pacientes, a nuestros ancianos, enfermos y contagiados, y lo hace con compasión y dedicación, arriesgando en muchas ocasiones su vida.
Es el transportista, el aviador y el navegante, que recorre nuestras carreteras, o surca nuestros cielos, o navega nuestros mares y ríos, para traernos los alimentos, las medicinas y todo lo que necesitamos para nuestro diario vivir.
Es el maestro que imparte sus clases de manera virtual a sus alumnos, el trabajador que nos atiende en nuestros mercados, en nuestros bancos, financieras y cajas municipales, en nuestras farmacias y boticas; es el que entierra a nuestros muertos, barre nuestras calles, desinfecta nuestras plazas, reparte alimentos a los pobres y recoge nuestros desechos, para que nuestra vida se desenvuelva de la manera más digna posible.
Finalmente, expreso “A través de ellos el Señor nos hace sentir que hoy sigue estando a nuestros pies, acompañándonos y amándonos con ternura. Recemos por ellos e imitemos su ejemplo, pues su amor servicial también sostiene nuestra vida”.