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Mar, Abr

Edita Guerrero o la retroalimentación de la pena (I)

Piura
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edita guerrero neiraERP/N.Peñaherrera. A raíz de cómo se han venido desarrollando los hechos en torno al caso de edita Guerrero Neyra, le empecé a tomar mayor interés a las letras de las canciones interpretadas por Corazón Serrano.

Pero, con la finalidad de no caer en una selección subjetiva, pedí a la gente que me sigue por redes sociales que me enviara sus propias selecciones.

Mi hipótesis es si una canción ahonda en aspectos dañinos de la conducta humana, entonces éstos podrían retroalimentarse en la realidad al punto de vulnerar a la persona PARA la autodestrucción o la destrucción por obra de una tercera persona.

Mi enfoque es desde los mensajes tano en lo que dicen como en lo que quieren decir, y la manera cómo nos son ofrecidos.

No quiero entrar en el terreno de lo psicológico ni lo legal porque no es mi especialidad, y en todo caso pretendo darle insumos a especialistas de ese campo para que descarten o confirmen lo que he encontrado.

Mi óptica es puramente desde mi calificación en tanto comunicador social.

Sin embargo, es imposible desconocer el impacto que tales mensajes pueden tener en el comportamiento de las personas, pues nuestra mente es multiaxial, esto es, no aísla una componente en particular de forma inconsciente, sino que ante un estímulo (acción) se sucede una respuesta (reacción).

Influencia de la música

Es sabido que la música ejerce una gran influencia en nuestras vidas, y es parte de ellas.

Desde que nacemos, la utilizamos como una forma de relacionarnos con el mundo.

La música –querámoslo o no- nos acompañará a lo largo de nuestra existencia en tanto expresión humana.

Incluso, si no llegamos a tararearla, es posible que nos repitamos mentalmente alguna tonada que nos guste, o hasta demos un salto y comencemos a crear nuestras propias melodías, armonías y acordes.

En tanto arte, la música es una expresión del estado en que nuestra alma se encuentra: alegría, gozo, odio, dolor, reflexión, relajamiento, etc.

Y como todo tipo de arte, la música tiene un proceso creativo desde su concepción hasta su ejecución pasando por su propio desarrollo (en el caso de la música, la composición).

Aunque la tendencia ACTUAL es que los y las artistas toman el control de cada una de las fases del proceso creativo, todavía hay quienes se especializan en cada parte del mismo. De ese modo, una persona o unas personas escriben y componen el tema, otra lo arregla, otra lo produce, y otra lo ejecuta (lo interpreta).

Muchos grupos de cumbia en el Perú apuestan por este segundo modelo, especialmente los más populares. Los nombres más frecuentes en esta industria van desde el famoso Stanny Mogollón (que ha tomado casi todo el control del proceso creativo de su música), José Zelada, hasta Francisco Palacios.

Una vez que las composiciones están listas, están disponibles para que el grupo que pueda pagar los derechos de autor, la arregle musicalmente, interprete, grabe y comercie.

Otros grupos han adaptado a cumbia temas de compositores extranjeros como Juan Gabriel, Manuel Alejandro, Lolita de la Colina, José Luis Perales o Gogo Muñoz.

El sistema no varía. Una vez pagados los derechos de autor, cada grupo arregla, interpreta y vende.

Si tenemos claro este proceso, podemos determinar en qué medida podemos señalar responsabilidades por lo que recibimos finalmente como consumidores y consumidoras de la música.

Ojo que hablo de responsabilidades, y no de culpas a-priori, ya que no es la música la que beneficia o perjudica, sino, como toda creación humana, es la intención que tenemos o imprimimos dentro de cada fase del proceso creativo, y aún a la hora de que seleccionamos que escuchamos y qué no escuchamos. Y aquí tenemos una primera clave: el albedrío.

La psique humana

Por lo menos en Piura, la convención de muchos especialistas (casi no hay mujeres) en salud mental es que nuestra propia sociedad no es capaz de reconocer que tiene alguna condición relacionada con este campo.

Psiquiatras se quejan que las personas solo se les aproximan cuando son conscientes de que algo ha empeorado a extremos muy perjudiciales para sus vidas, pero los casos son muy pocos.

Aunque, por hablar de este grupo de profesionales, hay cinco disponibles para 1,8 millones de habitantes que tiene todo Piura.

Casi siempre la gente va a un médico cuando la condición de salud empeora, especialmente si hablamos de aspectos físicos o somáticos.

Datos no sistematizados de profesionales de salud mental insisten en que Piura está propensa a cuadros de depresión, esquizofrenia y control de la ira (manejo de la violencia).

En muchos casos, la gente no las identifica como tales porque no ha asistido a que se las diagnostiquen, y en los en que se ha buscado ayuda, no siempre se acude a un médico, o especialista en Psicología, en primera instancia, y se la termina catalogando como "brujería" o "daño".

Pero, ¿hay alguna pista de que la salud mental no anda bien? Posiblemente las redes sociales estén llenas de ellas.

Por ejemplo, trata de buscar a alguien que está de cumpleaños y analiza los saludos desde el punto de vista semántico. La mayor parte expresan alegría por el tiempo más de vida, y en muchos se desliza la necesidad de "sellar" tal emoción con el consumo de alguna bebida alcohólica ("más tarde nos tomamos unos tragos", "y qué tal unas chelas?", "tomas y no invitas?").

Entonces, el alcohol parece ser el catalizador de la relación interpersonal y la sensación que ésta produce, no la relación en sí, ni mucho menos la sensación que produce en sí. Incluso podría decirse que no es la relación ni la sensación el fin sino el medio para concretar el consumo de alcohol. Algo así como una tóxicodependencia encubierta.

De más sabemos el efecto que estas bebidas producen en el organismo sea a corto o largo plazo, pero repasémoslas: a corto plazo, modifican los patrones de conducta; a largo plazo, pueden degenerar en adicciones (alcoholismo).

Especialistas en salud mental coinciden que la combinación entre condiciones no tratadas de salud mental y el consumo de bebidas alcohólicas es mala pues las pueden exacerbar o empeorar.

¿Y qué tal si esa combinación las retroalimenta constituyendo un círculo vicioso? (Continuará...)

EN LA SEGUNDA PARTE: ¿es posible manipular la conducta humana, en forma negativa, a través de la cumbia?

(Comenta este trabajo y sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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