ERP. (Por CPC René Guery Cárdenas García). Hace algunos años, mientras cursaba una maestría en finanzas, tuve la oportunidad de llevar un curso que tenía por título: Aspectos Éticos de los Negocios, un curso obligatorio y a la vez de especialización. Había cursado mis estudios primarios y secundarios en un colegio marista, por lo que durante muchos años, estudié el curso de religión y habíamos tratado temas religiosos.
Lo primero que me vino a la mente al matricularme en el curso de Aspectos Éticos, fue que se trataría de estudios de religión o algo similar; por un momento me imaginé discutiendo de religión con el padre Juan Julio Witch, S.J. (Q.E.P.D.) y sus colegas y pensé en lo difícil que podría resultar el defender mi propia opinión sobre estos temas. Incluso, al no estar de acuerdo con esta idea, manifesté mi inconformidad, pues estaba pagando un alto costo por estudiar Finanzas y no religión.
Tengo que admitir que estuve equivocado. Más aún, luego de haber concluido exitosamente el curso de Aspectos Éticos, soy un convencido de que los cursos de ética deberían ser incorporados en forma obligatoria en todas aquellas instituciones educativas privadas o públicas donde se formen profesionales, sin importar el grado o título que otorguen. La ética no tiene que ver con la religión, sino con los valores morales de la persona. Cuando empezamos a analizar el comportamiento ético en los negocios, me di cuenta del valor que tiene este intangible personal. Las lecciones del padre Eduardo Schmidt, S.J. y del profesor Ricardo Espejo Reese, quienes fueron mis maestros, me ayudaron a comprender lo importante que resulta que los actuales y futuros profesionales en las ciencias económicas y administrativas incorporen buenos valores morales en el proceso de toma de decisiones.
Ahora permítanme mostrar solo algunos de los muchos casos vinculados al tema Ético:
- En 1994, los contribuyentes franceses pagaron el rescate más grande de todos los tiempos por una institución. Crédit Lyonnais. El banco gubernamental más grande del país, fue mantenido a flote con un subsidio gubernamental de US $ 10 mil millones. Los problemas del banco se derivaron de una serie de manejos “irresponsables” de sus funcionarios.
- El 26 de febrero de 1995, el banco inglés, Barings PLC, con 233 años de antigüedad, había caído en bancarrota, perdió US $ 1,3 mil millones en la operación con derivados. Esta pérdida aniquiló todo el capital social de la empresa. El causante fue el operador jefe de futuros de Barings en Singapur, Nicholas Leeson; un joven de 28 años. Fue condenado a seis años y medio en una prisión de Singapur.
- El 26 de septiembre de 1995, el banco japonés Daiwa, anunció que un operador en New York, Toshihide Igushi, había acumulado supuestas pérdidas estimadas en US $1,1 mil millones. Aparentemente, Igushi había ocultado, desde 1984, más de 30,000 operaciones, a lo largo de 11 años, con bonos del Tesoro estadounidense. El banco aseguró que ninguna de estas operaciones fue reportada a Daiwa y que Igushi falsificó las listas de los valores a cargo del banco custodio, Bankers Trust.
- En el 2001, Enron, la principal compañía energética del mundo, vio caer el precio de sus acciones de US $ 90 a menos de US $ 0.24, en el lapso de un poco más de un año. Es decir, más de 30,000 millones de dólares de las acciones de la compañía desaparecieron por arte de magia en Wall Street y más de 1,100 millones en metálico que los ejecutivos de la firma se llevaron cuando todavía era una de las estrellas de la Bolsa neoyorquina. El impacto también afecto la estabilidad laboral y la economía de sus trabajadores. Enron despidió a más de 4,000 de los 7,500 empleados que trabajaban en su sede de Houston (Texas, EE UU) y más de 1,100 empleados de sus instalaciones en Europa. Pero la peor parte la han llevado los trabajadores que participaban en el plan de pensiones de la compañía, cuyos activos estaban invertidos en torno a un 60% en acciones propias. En este caso, se implicó a la empresa de auditoria Arthur Andersen, cuya reputación se vio seriamente cuestionada, ya que había sido cómplice de éste y otros casos. A partir de entonces, las sociedades de Arthur Andersen en los diferentes países se fueron disolviendo y sus equipos profesionales se fusionaron o fueron absorbidos por otras empresas del sector. Kenneth Lay, fundador de Enron, murió antes de que pudiera ser condenado en 2006.
- En el 2002, se presentó el caso de WorldCom Inc., la segunda compañía de telefonía de larga distancia en los Estados Unidos. WorldCom ocultó gastos por US $ 3,900 millones, distorsionando sus estados financieros, al inflar sus ganancias. Inmediatamente, comenzaron a sentirse los efectos de estos malos manejos. Los inversionistas en bonos de WorldCom perdieron más de US $ 7,300 millones de un día para otro. Los pagarés y bonos de la compañía, se desplomaron hasta 14 centavos por dólar de valor nominal, en comparación con 78 centavos anteriormente. Dichos bonos tenían un valor nominal de US $ 28,000 millones y cayeron a US $ 4,200 millones. Por otro lado, el despido de 6,000 trabajadores; pero estos, solo fueron una parte, ya que WorlCom elimino casi 17,000 puestos de trabajo para conservar el poco efectivo que le quedaba. Bernard Ebbers, director de WorldCom Inc., fue condenado a 25 años en 2006 por la presentación de informes falsos.
- En el 2003, Parmalat, compañía líder mundial en la producción de leche UHT, con cerca de 36,000 empleados repartidos en 30 países. Vio cómo su imperio se venía abajo, debido a al descubrimiento de una serie de operaciones fraudulentas, donde estaban comprometidos sus más altos funcionarios. Durante casi 15 años se adulteraron los estados financieros, se disfrazaron pérdidas, se falsificaron documentos bancarios e informes, se cambiaron de direcciones, etcétera. Todo esto con el afán de engañar a las autoridades e inversores. Lo curioso de este caso, es que durante esos 15 años, ninguna institución pública o privada se haya percatado de algo irregular.
- También son dignos de mencionar los casos de: Royal Ahold, Merck, Sumitomo, Allied Irish Bank, Morgan Grenfell, Merrill Lynch Londres, Bernard L. Madoff, Lehman Brothers, Bankia, entre otros.
Resulta aún más preocupante para los contribuyentes, que muchos fondos gubernamentales estatales y locales también han sufrido grandes pérdidas. En el caso de las empresas privadas, el accionista es finalmente responsable de las pérdidas o ganancias financieras de su inversión. En el caso de los fondos públicos no resulta tan claro quién asume la pérdida final. Por esta razón, ¿deberían ser incrementados los impuestos? ¿Deberían recortarse los servicios? ¿Debería incumplir el municipio y pasar la pérdida a los acreedores?Los municipios se han visto atrapados entre una creciente demanda de servicios por un lado e ingresos limitados por otro. La inconformidad contra impuestos ha conducido incluso a recortes en las tasas impositivas, como ocurrió con la Proposición 13 en California, la cual creo presión en los gobiernos locales obligándolos a incrementar sus ingresos a través de una mejor administración de las reservas en efectivo.
Como ejemplos de pérdidas en fondos públicos municipales, tenemos:
A pesar de los continuos controles que existen en los llamados “mercados eficientes”, los avances en cuanto a corporate governance y las drásticas medidas que se dictan cada vez que suceden estos hechos, los casos se repiten todos los años. Espero equivocarme, pero no se extrañe si, mientras usted lee este artículo, al margen de la fecha que lo haga, se esté produciendo un hecho similar como los mencionados líneas arriba. No hay que olvidar que los flujos brutos de capital, son aproximadamente de 1,25 billones de dólares al día, mucho más grandes que durante cualquier otro período de la historia y gran parte de ese dinero representa inversiones a corto plazo. Los inversores hoy día pueden reaccionar de inmediato a desarrollos políticos y económicos alrededor del mundo en solo unos cuantos minutos, afectando la vida de miles de personas, incluyéndolo a usted, a mí y a cualquier ser mortal que habita este mundo.
Sin embargo, en los casos que describimos anteriormente, el riesgo, no provino de desastres naturales, ni de guerras, ni atentados. Se debió a actos que tenían que ver con la ética, es decir, el origen estuvo en la falta de principios morales de los ejecutivos financieros en la toma de decisiones.
Pienso que algunas personas pondrán en tela de juicio lo importante de incorporar valores éticos y morales en la toma de decisiones de índole económica. También es probable que piensen que de este modo no obtendríamos grandes utilidades a corto plazo y que el grado del éxito profesional depende de la decisión de conservar o nuestros buenos principios o el dinero.
En la realidad, eso no es así. Muchas instituciones públicas y privadas que cayeron en bancarrota por culpa de fraudes de sus ejecutivos financieros lograron recuperarse, a pesar de no tener dinero y haber perdido la credibilidad de sus stockholders. La primera decisión que tomaron y que seria la clave para recuperar la confianza fue la de contratar ejecutivos de reconocida trayectoria moral y profesional que garantizaran la aplicación de buenos valores éticos y morales en la toma de decisiones de la empresa. Estos profesionales cada vez son y deberían ser más demandados en el mercado laboral, pues incorporan un intangible en los activos de la empresa, reduciendo el spread por riesgo. Esto es más evidente, por supuesto, en las empresas de personas o sociedades civiles. Las técnicas de valorización de empresas demuestran que el prestigio es un valioso intangible, susceptible de ser valorado. En muchos países, los intangibles se utilizan para obtener créditos y negociar deudas, ya sean públicas o privadas. Cabe mencionar que cuando se analizaron los antecedentes académicos de los funcionarios involucrados en estos casos, nos dimos con la sorpresa que todos provenían de prestigiosas Universidades y Escuelas de Negocios. Además muchos de ellos habían ocupado los primeros lugares.
Una interesante encuesta realizada por The Wall Street Journal en el año 2005 demostró que gran parte de los escándalos financieros han sido protagonizados por egresados de la Universidad de Harvard. La mala reputación de esta escuela de negocios le ha marcado un estigma: genera la obsesión - eje del capitalismo - de hacer dinero pasando por encima de todo principio ético, sin más ley que el enriquecimiento rápido y la avaricia, siguiendo las huella de Gordon Gekko, el personaje de la película de Oliver Stone, ampliamente conocido por su famosa frase: “La codicia, es buena”.
Espero que este breve artículo haya servido para entender que no hay institución pública o privada en el mundo, por más años que tenga o por miles de millones de dólares que posea o el país donde esté ubicada, que pueda salvarse cuando sus directivos dejan de lado la ética.