ERP. Poco a poco, diversos territorios de la región Piura, se vienen integrando con rutas alternas y es el caso de la vía que desde Tambogrande, avanza por el lado derecho del río Piura, incorporando diversos centros poblados como Malingas, Pacchas, Sol Sol, Yapatera y otros, los cuales tienen la posibilidad de vincularse con mayor facilidad hacia el distrito piurano o hacia Chulucanas, provincia de Morropón.
Esta vía, que aún resta de puentes para las diversas quebradas que tributan en épocas de altas precipitaciones al río Piura, permiten que ómnibus con trabajadores los transporten hacia la zona de cultivo de productos que después son exportados a Europa o Estados Unidos. Sin duda, las extensas áreas que antes eran solamente de mangos, ahora han sido reemplazados pensando en su mayor rentabilidad.
Generalmente, la parte más utilizada se encuentra en la margen derecha del río Piura, donde se puede observar que en los últimos años los mangales han sido reemplazados por platanales, igualmente, como las tierras que anteriormente era parte del bosque seco, se han venido reduciendo para asignarlos a la siembra de uva o de palta, que posteriormente, se empacan para el exterior.
Hacia Tambogrande
Con la finalidad de conocer esta ruta, partimos desde la ciudad de Sullana, utilizando la antigua Panamericana que nos llega al Ecuador; pero ingresando a la ciudad de Tambogrande, como siempre dinámica y altamente comercial, en cuyo subsuelo existen ricos minerales, que aún se mantienen en la condición de no explotados. Ellos creen que mas rentable es el tributo a la vida mediante el uso racional del agua.
Al ingreso, se observa imponente una escultura en homenaje al hombre del campo, parte significativa de Tambogrande, en los alrededores se mira a lo lejos el mercado de abastos, al cual llegan los hombres y mujeres del campo a comercializar sus productos agrarios; aún no es época de mango, cuando lo sea será la característica de este pueblo, que hace algunas décadas demostró que los pueblos deciden su nivel de desarrollo, oponiéndose a la minería que los llevaría a salir del lugar.
Como mudo testigo de lo que es la vida citadina y también rural de Tambogrande, un imponente Cristo, se ubica en la elevación mirando hacia el río Piura, actualmente en estiaje, pero en épocas de lluvias se extiende amenazante, incluso inundando algunas áreas urbanas. Es la realidad de una población, que como otras, se han asentado en las orillas del cauce, sin prever que en cualquier verano, puede asumir una magnitud sorprendente.
Recorremos el puente que conecta con Piura a través de la vía conocida como Kilómetro 21, damos una pequeña vuelta por Locuto, luego retornamos, ingresamos a la plaza de Armas y por esas calles angostas y sin mayor planificación que el acondicionamiento como vía de tránsito, donde se imponen el templo de la ciudad, la Municipalidad y varias casonas antiguas con uso comercial.
Después de realizar un rápido recorrido por la ciudad de Tambogrande, donde la Avenida Ignacia Schaeffer es la principal, avanzamos hacia la variante que comunica con Malingas y otros pueblos y que entre accidentes geográficos, quebradas y bosque seco, mezclado con nuevos cultivos, recrea la vista de una carretera que espera puentes ofrecidos y que tardan en llegar. Hemos sido testigos que en lluvias, el rico territorio queda dividido e interrumpido por la fuerza del agua que baja de la cordillera.
Una de esas quebradas es la San Francisco, que muestra indiferente la destrucción de un inútil badén, inservible, tanto como el dinero utilizado para dar soluciones que no resuelven la crítica situación que generan estos pases de agua. Es de años y por lo tanto, el problema debería haber sido comprendido por las autoridades locales, pero como sucede siempre, el facilismo y quizá la falta de dinero los gana.
Hacia Chulucanas
Conforme vamos avanzando y encontrando en nuestro pase con ganado vacuno, nos encontramos con otras quebradas, que causan los mismos estragos mencionados; a la margen izquierda con destino a Chulucanas, se ve imponente la cordillera de los andes y entendemos que las elevaciones, de esta parte, tras la ladera de ellas, se encuentran los pueblos de Sapillica, Lagunas, Frías, y otros, en realidad es sorprendente. En el llano, son los cultivos de agroexportación los que prevalecen.
Voy preguntando el nombre de cada pueblo y nos encontramos con Yapaera, lugar donde poblaciones afroperuanas viven sus días con serena paz; sus calles pavimentadas, un colegio en plena construcción, cultivos en uno de los lados grafican lo que es este territorio, que explica una parte de la realidad histórica y social de lo que es Morropón o la región Piura en general.
Varias tierras de cultivo, que antes eran de mangales o simplemente tierras eriazas ahora son campos de platanales; lo que se extendió en el valle del Chira, también se replicó por estos territorios. Ha permitido que muchos pequeños propietarios tengan nuevas oportunidades, procesen el plátano y luego lo expenden en el exterior; la ruta más común para llevarlos a mejor puerto es por Tambogrande.
Llego a la ciudad de Chulucanas, tan dinámica como Tambogrande, pero es capital de la provincia de Morropón, aunque no quieran asociarse. Lo cierto que Chulucanas tiene su dinámica propia, la tierra del mango, recibe en su mercado a los hombres del campo que llevan sus productos para ser comercializados, la ciudad muestra imponente algunos edificios y una plaza bien cuidada, además, ya tiene Universidad, un hospital en óptimas condiciones y un pueblo como La Encantada, repositorio de sus tradiciones y costumbres.
Tanto como sucede en otros lugares, la culinaria tiene sus propios secretos de elaboración, prima la carne seca u otras variantes, el seco de chavelo y otros platos a base de carnes y pescados; en realidad, la comida es agradable y los lugares acogedores; unos bardos o bohemios, nos entonan el Viejo Limonal, tema de Miguel Ciccia Vásquez, que describe lo que significa el Ñácara para los chulucanenses o chulucaneños como mejor les plazca llamarse.
Después de un leve paseo, una comida agradable y canciones bellas, avanzamos hacia La Encantada. Es un pueblo que visite hace algunos años, se encuentra totalmente cambiado y su vía de acceso es de asfalto; sus calles han sido pavimentadas y es lugar de exposición de los artesanos herederos de Max Inga y otros que hicieron de la cerámica, productos estéticos admirados por propios y extraños.
Lo que nos llama la atención, es la multiplicación de artesanos que elaboran ceramios, hombres y mujeres muestran orgullosos el fruto de sus manos, productos que elaboran con mucha paciencia y serena contemplación para darles las más originales formas. Algunos de ellos ya forman parte del decorado de mi vivienda. Una Feria Artesanal concita la atención y es visitada por pobladores de otros lugares.
La Encantada, es el lugar de la creatividad y es cuna de eximios ceramistas que se perennizaron gracias a su arte y sobre todo la labor promocional de una organización como el CIPCA, que supone valorar esta actividad. Mucho se ha transitado desde añejos años, donde Chulucanas era concebido solo como un valioso bosque seco y a través de él, la acuicultura, la algarrobina y miel de abeja, hoy pueden decir que son la “cuna de la artesanía a base de arcilla”.
Luego, siguiendo la antigua carretera entre Piura y Lambayeque, regresamos entre algarrobos y pequeños poblados, utilizamos la variante que nos vincula hacia la actual Panamericana y tras breves minutos de pasar por tierras que se están poblando, pertenecientes a la Comunidad Campesina de Catacaos, ingresamos a la ruta que nos retornará a Sullana.
El retorno
Sin duda, si tomamos como referente las últimas décadas, podríamos decir que mucho se ha avanzado en conectividad en los últimos años. Partiendo de un punto, se puede utilizar las nuevas características del sistema vial y facilitar el desplazamiento de un lugar a otro; en el presente caso, avanzamos por la ruta gastronómica de la vía Tambogrande - Sullana y retornamos por la Panamericana Norte, anteriormente desvinculadas, ahora unidas a través de vías conectoras, en realidad, obras singulares.
Atrás van quedando los chifles, la carne seca expuesta para el consumo de los viajeros, la venta de tortas que se aglutinan en el peaje, el bosque seco con sus algarrobales al lado derecho e izquierdo y avanzamos por la línea negra de la antigua Panamaricana, con los rayos solares que se impregan en el parabrisas; al margen de la molestia y la densidad vehicular, permite un desplazamiento confiado.
La conectividad es esencial, primero por razones económicas, pues habilita tener vías hacia los centros de producción o de exportación; además, activa nuevos flujos de desplazamiento que es necesario conocer. Ollanta Humala apostó mucho por este tipo de vías, ahora él se encuentra siendo procesado, pero sus grandes obras, los ejes viales, se encuentran presentes en este recorrido.
Finalmente
Si quiere conocer como se viene reconfigurando la conectividad de Piura, les recomendamos hacer estos recorridos, premúnanse de una cámara fotográfica, o simplemente un buen celular con buen registro de fotos, y podrán adentrarse en las características de lo que es la naturaleza de la costa peruana, bosque seco, médanos, ganado caprino y vacuno, una riquísima carne seca y sobre todo valses que también recrean el alma.
ERP / A. Vera.