ERP. La provincia de Sechura, en la región Piura tanto como otros pueblos ancestrales, guardan en su territorio tradiciones y costumbres, que generación en generación las hacen vívidas. El Médano Blanco, no solo es un promontorio de arena en pleno desierto que es de singular belleza, sino también ha permitido recrear cuentos, leyendas y mitos de la vida del poblador sechurano.
Juan Antón y Galán, perennizó la leyenda de este promontorio y que otorgan misterio a un lugar increíble, pero igualmente hermoso, que, desafiando al tiempo y a los fuertes vientos, se mantienen en su elevación natural. Alrededor de él, la flora propia de un desierto, abre paso permitir un momento de grato solaz en paseo en tubular.
Llegar hacia el lugar, es ir con dirección este de la ciudad de Sechura a través de un camino encalaminado. Reflejados en las escasas viviendas rurales, se puede presumir que, en esos rostros curtidos por el sofocante sol, se encuentra Rosario Panta o Juan Temoche buscando el agua y forraje para su ganado, cuando en realidad luego se darían cuenta que era solo un espejismo.
Pero el Médano Blanco no solo es un espejismo imponente a la vista de los visitantes, es real e imponente. Esta elevación en el desierto, se mantiene con la pureza de la arena que la conforma y el color blanco que lo distingue. Se puede ascender con emotiva recreación e innegable admiración. ¿Cómo así, puede mantenerse el Médano Blanco, desafiando los vientos y el tiempo?
Si bien es cierto que recorrer la provincia de Sechura, abre las fronteras a la armonía del mar, el desierto, manglares y también elevaciones; visitar y conocer el Médano Blanco, permite solazarse entre el calor o el frío de la arena, desplazarse vía sandboard o realizar paseos en tubular por el perímetro del mismo, ascendiendo y descendiendo o cruzando entre zapotes para nuevamente regresar a él, sintiendo el vértigo que crea su desplazamiento.
Para algunos visitantes e instados por los lugareños, se inclinan reverentes para escuchar el tamboreo que se percibe en el cúmulo de arena. Sobre este singular sonido, se han creado diversas explicaciones, entre ellas, que al fondo de la elevación de arena se mantienen personas y amores encantados y que cada cierto tiempo pasean y se develan a los residentes del lugar, para luego retornar a su aposento.
Pero el Médano Blanco, no solo es una belleza natural, también se le ha otorgado valor turístico y es un lugar bastante visitado por el turismo regional. Escalar el promontorio es motivador y se puede observar parte del desierto de Sechura en todas las direcciones. Hacia el oeste el mar; hacia el sur raleadas plantas de zapote o la brillantez de las dunas; hacia el norte los cultivos agrícolas de la zona.
En el lugar existe una empresa que oferta los servicios turísticos y es una gran oportunidad para las familias piuranas y también para quienes no lo son. Al observar la peculiaridad del Médano Blanco, nos lleva a reflexionar lo que se desconoce del suelo sechurano, conocido mayormente por su bahía y sus minerales; sin embargo, tanto como esta belleza natural, existen otras, que es recomendable visitar y conocer.
Demás está decir que el ocaso en el Médano Blanco, tiene una policromía que encanta de por si y que motiva a retornar para adentrarse hacia el desierto; aunque la idea del encantamiento se encuentre presente y te lo narren para desmotivarte. Sechura, tiene sus encantos naturales y es nuestro deber visitarlos.