ERP. El 1 de mayo, coincidentemente con el Día del Trabajo, se realizó el primer debate presidencial entre Pedro Castillo Terrones y Keiko Fujimori Higuchi. La primera lección que resulta de este encuentro está referida al aprendizaje que el Perú no es Lima y que son diferentes las percepciones desde el centralismo que de aquellos que viven en la costa y sierra del Perú.
Una segunda lección del debate radica en las capacidades y competencias de cada uno de estos candidatos. Pedro Castillo Terrones, nacido en la sierra y formado en un instituto pedagógico de Chota, con el solo esfuerzo de su familia y del suyo propio se hizo profesional; en tanto que su contrincante, estudió en los Estados Unidos con los dineros de la corrupción del gobierno de su padre.
Pese a esa disímil formación educativa, las diferencias han sido casi imperceptibles. El debate fue una exposición general de temas más populistas entre uno y otro, sobre todo cuando la candidata fujimorista, indicaba que distribuirá con el pueblo el 40% de la renta.
“Pedro Castillo resultó una revelación frente a la experimentada Keiko, si bien ambos no convencieron del todo, fue un aporte para que el pueblo peruano decida su voto. Con Keiko estamos frente a lo mismo en términos económicos y le agrega asistencialismo tipo la década de los 90. Con Castillo la cosa resulta menos clara pues propone fortalecer el mercado nacional queriendo romper el esquema actual, sin mayores precisiones. Es una segunda vuelta en la que definitivamente debemos elegir la opción de menos riesgo para el Perú” indica el Antropólogo y analista Manuel Hidalgo León.
Otra lección a valorar es la actividad laboral de cada quien; para Pedro Castillo ganarse el sueldo le implica de verdad el sudor de su frente; para Keiko, la vida le ha sido fácil, por la forma tan de bonanza como los grupos de poder le entregan dinero para su campaña y talvez para algo más. Lo cierto que la investigan por lavado de activos y se encuentra con autorización del Juzgado para participar en esta contienda.
El modelo que propone Pedro Castillo, es otorgar un rol más activo del Estado, sobre todo con la gestión de los recursos naturales del Estado. El que propone su contrincante es más de lo mismo, sin entender que una cosa es ser liberal y otra ser mercantilista, justamente la mejor acepción del llamado empresariado nacional.
El debate, es rico en matices sobre todo de las cosas sencillas que se dijeron entre sí. No fue un encuentro de grandes figuras políticas e intelectuales del pasado, envidiables por sus conocimientos y por su forma de vida; el debate de ahora, es el reflejo de una sociedad que no ha superado sus limitaciones y sus problemas. Ambos candidatos son el reflejo de ese Perú quebrado que seguirá como tal.
Es inaudito que Keiko Fujimori, esté compitiendo en esta lid con todos los problemas judiciales que le preceden y con acusación fiscal en su contra de 30 años de cárcel; su objetivo central de postulación se centra en liberar a su padre que se encuentra preso. Pese a todo ese peso que significan sus antecedentes, va ufana hablando de moralidad y lucha contra la corrupción.
De Castillo se podrá cuestionar sus limitantes cognitivas, pero sabemos que el Estado tiene su propia dinámica y que una cosa es ser candidato presidencial y otra ser presidente. Plantea como tema central aprobar una nueva Constitución. Ello es posible, invocando a la soberanía del pueblo peruano y tampoco cambiará mucho la vida social y económica, conforme ha sucedido recientemente en Chile.
“El gran ganador del debate es el Perú provinciano, Chota en particular, la municipalidad provincial y la organización ronderil, ya que recibieron un reto con poco tiempo para sacar adelante este evento y estuvieron a la altura, nos permitieron ver un debate bien organizado, bien conducido, y con moderadores imparciales. De las propuestas poco por resaltar, la señora Fujimori se ve obligada a recurrir a medidas que ella y sus fanáticos semanas antes tildaban de populistas, incluso señaló que potenciaría programas sociales del gobierno del presidente Ollanta, quien en su momento también fue catalogado de Comunista. Del profesor Castillo, estuvo más certero en exponer las bajas credenciales morales de su contrincante, pero su mayor debilidad es la parte económica, donde no se le puede ver una línea clara más allá del mensaje popular que sirve para ganar votos y quizás la elección pero no para gobernar.” indica el economista Juan Manuel Aguilar Hidalgo.
Finalmente, tal y conforme lo indicó el politólogo y profesor universitario Steven Levitsky respecto a Castillo se podría tener muchas más dudas, pero respecto a Keiko Fujimori ahora se tiene más certezas de los delitos cometidos. En esta disyuntiva, solo queda esperar que el Estado funcione, que Castillo aprenda con inmediatez y que se adopten las mejores decisiones para que la economía mantenga los niveles de equilibrio que se requiere.
Es la gran disyuntiva nacional.