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Festividad del señor Cautivo de Ayabaca y su arraigo en el norte peruano

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ERP. (Andrés Vera) Miles de fieles van en peregrinaje desde diferentes sitios de Piura. No les interesa el intenso calor de la costa que soportan en su desplazamiento, tampoco el inclemente frío de la cordillera y menos el serpenteante camino de la sierra. Existe una fuerza subyacente que motiva esta fe. Es la religiosidad que genera el Señor Cautivo de Ayabaca, el que año a año induce a visitar la andina ciudad.

Según la historia, el año 1751, el sacerdote español, García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Señor; para lo cual se decidió utilizar un tronco, del que había brotado sangre luego que un labrador le diera un hachazo. Era de un árbol de cedro, encontrado en el cerro Zahumerio de Jililí. Tres hombres vestidos con impecables ponchos blancos de lana llegaron al pueblo de Ayabaca.

Trotaban sobre tres briosos caballos albinos. Eran artistas talladores. En su compromiso para tallar la imagen, solo hubo un pedido de actitud de los ayabaquinos. Guardar reserva del trabajo que harían. Igualmente, nadie debería interrumpirlos y así se convino. Transcurrido un tiempo y sin tener información sobre los avances, los pobladores se acercan al lugar y al no ser atendidos ingresan encontrándose con la efigie y sin ninguna evidencia de las personas que habrían tallado la imagen.

El año pasado, con la resolución viceministerial N°063-2013-VMPCIC-MC, emitida por la Dirección de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura, con fecha del 1 de octubre, se oficializó la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación de la festividad del Señor Cautivo de Ayabaca. Fue una noticia que motivó a los devotos del Cristo Moreno norteño y una valoración adecuada para una expresión cultural de la región Piura.

La Festividad del Señor Cautivo de Ayabaca, es una de las principales celebraciones religiosas que se dan en Piura. La diferencia es su ubicuidad en el contexto regional y además, el mito que existe respecto a su veneración. Desde el año de la existencia de la imagen tallada, los devotos se fueron sumando, primero fueron los ayabaquinos; después los del vecino país del Ecuador, ahora desde toda Piura y cada día más, de diversas partes del país y el extranjero.

El 13 de octubre es la Festividad Central; días previos la ciudad se convierte en una feria de exposición y venta de elementos religiosos y de otros bienes propios para la ocasión. El desplazamiento es programado y las bandas de músicos se funden con los cánticos de los fieles que van en procesión. Las oraciones se elevan al Cautivo y muchas veces en voz alta, se implora por una buena vida.

El obispo de la diócesis de Chulucanas con el párroco local, se encarga de los actos religiosos y dan solemnidad a la celebración. Es sin duda, una expresión cultural diferente, es esa cultura viva que no se extingue y que aún, pese a los años de modernidad se resiste a sucumbir con nuevas creencias.

En el 2014, las lluvias se presentaron como un obstáculo; más en ningún momento desanimó a los devotos que coparon las calles de la ciudad. El Señor Cautivo de Ayabaca sigue intercediendo entre lo terrenal y el misterio de la vida.

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Diario El Regional de Piura
 

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