ERP. Carlos ‘Kukin’ Flores, quien inició su carrera deportiva desde los 16 años fue un jugador prodigioso, técnicamente bien dotado para el fútbol y con creatividades que permitía resolver con un dribling impensado, con un potente disparo de mediana distancia o facilitar un pase para que su compañero consolide la razón de todo partido, el gol y consecuentemente el triunfo.
Ganó en la cancha y muchas emociones que lo pusieron en el nivel de ídolo. Estar preparado para interactuar con resultados prodigiosos, puede tener variantes distintas; quienes aún en la celebridad siguen manteniendo la tranquilidad y el sosiego para seguir adelante sin perder la pasión por lo que hacen o caer en las tentaciones de la distorsión que podría ser perjudicial para quien pretende ser un ganador constante.
De acuerdo con el neurocientífico y psicólogo cognitivo Ian Robertson, el poder y el éxito en entornos competitivos tienen un efecto positivo en el cerebro, también conocido como el ‘Efecto Ganador’. La afirmación es válida para quienes se dedican al fútbol, box, atletismo, ajedrez, casino online, monopolio u otro deporte que implique competencia.
Nuestro eximio ‘Kukin’ pudo avanzar hasta la gloria misma; pero le faltó adoptar decisiones. Como él mismo lo reconoció, el equilibrio emocional para aprovechar sus cualidades innatas con las oportunidades que se le presentaban en el Perú y el extranjero. Vivió de los resultados y de los elogios, tanto como intensamente en el campo de fútbol para deleitar a los miles de seguidores que lo admiraban.
En tiempos de mayores conocimientos y entre ellos el de la neurociencia sabemos de los impactos que se logran en una competencia. Todas las expresiones se entrelazan en diversas emociones y sentimientos que se viven de manera individual y también colectiva, donde percibir las satisfacciones es tan evidente. Ganar siempre traerá gratificaciones en lo más profundo del ser humano.
Actualmente, el fútbol peruano vive de la gloria de su pasado, con la presencia transversal de los mundialistas del 70, la memoria de Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, Hugo ‘el cholo’ Sotil, César Cueto el ‘Poeta de la zurda’, Julio César Uribe, Nolberto Solano, Roberto Palacios, Claudio Pizarro, por mencionar algunos nombres de prodigios que tuvieron éxito profesional y también económico.
Por el otro lado, están las nuevas generaciones que buscan ser ‘ganadores’ en una realidad diferente, más competitiva, donde la ingeniosidad y técnica, se conjuga con la disciplina y el orden profesional y también personal. Bastaría mirar los orígenes de Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, Raúl Ruidíaz, Luis Advíncula, Pedro Aquino, Ray Sandoval, entre otros, y darse cuenta que el ser exitoso tiene un alto componente de las condiciones innatas, pero se va forjándo y consolidando en el esfuerzo y la disciplina personal.
Como explica en su libro de 2012 Ian Robertson, “el Efecto Ganador se basa en cuatro procesos clave: el córtex del cíngulo anterior (CCA) evalúa el riesgo versus la recompensa de una situación, los niveles de testosterona aumentan, el sistema de recompensa del cerebro vincula comportamientos y emociones, y el circuito de retroalimentación de la dopamina ayuda a reproducir esas acciones".
Estanislao Bachrach es un científico argentino especializado en neurociencia, cuya complejidad de la palabra se hace muy fácil de entender al explicar sobre el funcionamiento del cerebro y de la mente. En su libro "ÁgilMente" describe cómo funciona el cerebro para potenciar tu creatividad y vivir mejor, el objetivo para lograr un efecto ganador se mantiene y evidentemente demuestra que un triunfo tiene una vinculación con las emociones positivas y los sentimientos.
Cuánto mejor solidez y equilibrio emocional se logre, esas emociones positivas después de un triunfo permitirán que haya una repetición en el tiempo y todo ello gracias al cerebro del neo córtex que permite la discriminación positiva frente a una decisión que debe adoptarse y lógicamente donde el riesgo se encuentra presente pero gestionado adecuadamente para los fines previstos.
Ganar implica condiciones de disciplina y equilibrio; pero igualmente emociones y sentimientos que mantienen latentes las razones de vida y en su consistencia muchas veces se encuentra los éxitos del presente.