ERP. Bastaría revisar las opiniones del momento, para darse cuenta que la corrupción sigue siendo el principal problema peruano. Los últimos años han sido diversos en casos específicos como lo fue Lava Jato, los “Cuellos blancos del puerto”, “Lava Juez” y otros que comprometen a más funcionarios públicos; sin embargo, se evidencia que existe lentitud para actuar como correspondería.
En esta dinámica, vale reconocer las acciones que llevan adelante varios fiscales, quienes, abriéndose paso entre dificultades, ha logrado consolidar casos que en un futuro no muy lejano llegarán al juicio oral que determine las penalidades contra los comprometidos. La situación no es simple, por cuanto, los comprometidos son quienes ejercieron el mayor cargo de la nación.
Hoy se tiene más certeza que Alejandro Toledo recibió dinero de la corrupción y también se conoce que lo dejaron huir del país por acción o por inacción; en esa misma condición se podría decir están Susana Villarán, César Álvarez, Félix Moreno, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y otros funcionarios de segundo nivel del Partido Aprista Peruano.
De acuerdo a lo difundido, los 4 gobiernos contribuyeron al incremento de la corrupción, mediante la aceptación de sobornos para otorgar obras públicas.
Se ha conocido nuevas obras de corrupción de Odebrecht y que no se encuentran en el acuerdo suscrito y vigente por decisión del Poder Judicial; de inmediato los opositores a las investigaciones se han reanimado lanzando cuestionamientos con la esperanza que se deje sin efecto. Sus críticas igualmente son espetadas contra los fiscales más mediáticos como Rafael Vela y José Domingo Pérez.
Lo que se evidencia en todo este laberinto de corrupción, es el interés de unos para proteger a otros; no se trata de garantizarle al país una realidad diferente sino proteger a alguien y en ese sentido, se tienen casos como el de Chávarri, Hinostroza y otros, que gozan de privilegios para no ser investigados como corresponde. Es realmente sorprendente observar los resultados de las votaciones de la Comisión de Ética e incluso Comisión Permanente.
Evidentemente, el caso de Odebrecht es uno que transversaliza y que es probable traiga nuevos actores; sin embargo, existen otros casos de corrupción que cada cierto tiempo nos sorprenden, por los implicados y por la incapacidad de actuar responsablemente pese a todos los casos presentados. Esta situación quiere decir, que la corrupción se ha enraizado y que pasa lo que pase, seguirá repitiéndose en igual o diferente forma.
Los nuevos casos de corrupción son varios y es probable que se ahonde y haya nuevos responsables como es el caso de Luis Castañeda Lossio, a quien ya se le solicitó impedimento de salida del país. Contra todo ello, todo hace indicar que es poco lo que se puede esperar desde el Congreso y en el caso del Gobierno Nacional y gobiernos subnacionales, no existen mecanismos para prever.
Una lucha frontal contra la corrupción es la deuda pendiente que tiene el país, tanto como existe la necesidad de mejorar las instituciones para que la garanticen.