ERP. Los ganadores de una elección política, son el resultado de toda una estrategia electoral que los posiciona primero o los lleva a perder paso y en muchas veces, a pesar de estar primero terminar con un magro porcentaje. En esta contienda electoral, muchas cosas han pasado y han postergado otras para que el elector se concentre más en propuestas y conocimiento de candidatos.
Las encuestadoras, las serias, realizan estudios que marcan el paso de los resultados de estas estrategias y son fuente importante, si lo quisieran, para modificar lo que vienen haciendo o confirmar o acentuar aquello que tiene una lectura positiva.
Al contrario de la utilidad práctica de la fotografía del momento, los beneficiarios de porcentajes altos se entusiasman y los de bajos porcentajes niegan credibilidad a los resultados.
Transcurrido el tiempo de campaña, con todas sus particularidades, nos encontramos ad portas del escenario de sufragio y previos al develamiento de quienes serán los candidatos presidenciales que obtengan la más alta votación relativa. Es una espera tensa y desesperante, pero una elección obliga a tener calma para recibir con equilibrio el veredicto popular.
Contra la lógica de la ponderación y de la ecuanimidad, muchos se desesperan y pretenden lograr en un día, lo que no pudieron hacerlo en todo el proceso. Idean videos, noticias y otras estratagemas tratando de lograr un voto que posiblemente se encuentra decidido. Reunión de amigos y alternancia de opiniones por quien votarían, es el caso más patético de un acto desesperado.
Igualmente y como gracia, se pretende descalificar a una candidata que avanzó en las últimas semanas y las palabras usadas no son las más halagadoras; en tanto con eufemismo se califica a otra aspirante a la presidencia.
Si alguien buscó un impacto mediático en este acto de desesperación, de repente logró cambios significativos, pero no justamente llevando los votos hacia su propio caudal, sino al contrario hacia la persona que quieren denostar.
Aunque los principales dirigentes de la organización que pretenden favorecer, han descartado ser ellos los autores de un video; dicha respuesta es parte del argumento de los políticos peruanos poco proclives a comunicarse con la verdad y aceptar el equívoco.
Como sabemos, los peruanos siempre esperan la última hora para inclinarse hacia determinado candidato o candidata; sin embargo, la decisión no es un resultado fortuito y netamente causal, muchos factores sicológicos influyen en el elector, para en el mismo acto de sufragio decidir por quien votar o no votar.
El Perú es un país de frustraciones constantes y sus candidatos dueños de propuestas que después incumplen cuando son elegidos. El caso más lúcido de estos engaños a la población lo ostenta Ollanta Humala Tasso. Decir una cosa y hacer otra, es casi una práctica constante en nuestra democracia.
Si alguien en nombre de una candidatura presidencial pretende inclinar la balanza a su favor en las últimas horas; e igualmente un candidato al Congreso, pretende recuperar el terreno perdido, diremos que justamente se encuentra en el limbo y desconoce los elementales conocimientos de la sicología del elector.
Esperemos con tranquilidad el 10 de abril, y dejemos que la población decida libremente. Debemos reconocer que todos los candidatos han manifestado su firmeza para respetar la institucionalidad, la democracia y el Estado de Derecho y por lo tanto, los candidatos antisistema solo existen en la imaginación de quienes buscan crear miedos indebidos.