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El Fenómeno El Niño y la gestión del riesgo

Andrés Vera Córdova
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avcdsc03168Por. Lic. Andrés Vera Córdova

ERP. Tuve la oportunidad de hacer prácticas profesionales en el SENAMHI Piura, después de las lluvias de 1983. Desde ese año, a partir de septiembre, octubre, noviembre se apersonaban periodistas en búsqueda de información de primera fuente respecto a lluvias y la respuesta del Jefe de Oficina siempre era “faltan datos para pronosticar”.

Evidentemente, el interés ciudadano era mayúsculo, considerando que la ciudad de Piura quedó destruida y se demostró la alta vulnerabilidad que tiene frente a eventos de esta naturaleza. Lo mismo se puede decir de Sullana, Paita, Talara y otras ciudades del departamento de Piura.

Los pronósticos oficiales durante los últimos años, han demostrado no ser fidedignos en su cumplimiento. Excepto en 1997, los demás años han sido de especulaciones, ligerezas e incluso irresponsabilidades, cuando se buscaba obtener más información sobre el comportamiento climático en Piura.

En este año, se acaba de declarar en Emergencia varias regiones del norte y los titulares hablan sobre la posibilidad de un evento climático severo. Podría ser, y de acuerdo a los estudios científicos existen evidencias que lo demostrarían. De repetirse la magnitud del evento de 1983 o 1997, los damnificados serían mucho más y las pérdidas mayores, porque simplemente no hemos aprendido nada de lo vivido.

Las obras de prevención que existen en Piura, se hicieron después de 1983 y varias como consecuencia de la rehabilitación de 1997. Son pocos los alcaldes, por no decir ninguno, que han planteado acciones concretas para tener ciudades seguras y protegidas frente a los impactos que podría generar una lluvia intensa.

Nuestra opinión y que la vertimos cada vez que tenemos oportunidad, es que la prevención se hace en el día a día. No con declaratorias de emergencia frente a la inminencia; sino con desarrollo territorial planificado.

En Piura, el crecimiento urbano ha conllevado al uso de áreas inadecuadas para uso residencial. Es el caso de Los Polvorines u otros que se encuentran en similar situación. Sin duda, los residentes en este lugar serían los grandes damnificados si las lluvias llegan con fuerte densidad. Es solo un ejemplo de los múltiples que existen en todo el departamento.

En cierto momento, mi interrogante era, si aquellos proyectos agroexportadores que se han realizado en Piura, incorporaron en su ingeniería la gestión del riesgo. Sería interesante conocerlo, porque si algo queda claro en un periodo lluvioso es la activación de las quebradas en la mayor parte de la costa peruana y que a su paso, crean destrucción y desolaciòn.

Entendemos como positiva la decisión de la declaratoria de emergencia en Piura y otras regiones; sin embargo, no es lo ideal. Existen responsabilidades del ahora, para garantizar la seguridad del mañana. Ninguna acción perentoria podría reemplazar a una acción previsora y oportuna.

Los principales males de las ciudades de la región son: Ubicación de viviendas en hondonadas, población residente en las orillas de los ríos y en los acantilados, población ubicada en quebradas secas, construcciones en zonas de riesgo evidente; entre otros.

No sabremos con exactitud si las lluvias serán copiosas en este año y el siguiente. Si sabemos, que el Fenómeno El Niño se encuentra latente y que en cualquier momento se hará realidad. Veremos llorar gente que pudo evitarlo, y exigir apoyo estatal frente a la desgracia, la cual se podría haber evitado con previsión.

Reiteramos una vez más; evitar daños ahora, es el resultado de haber sido previsores antes. Las lluvias, no tienen por qué paralizarnos y menos ser consideradas letales, al contrario, pueden ser dinamizadoras de la economía regional.

La responsabilidad del día a día, es de las personas que deben por cultura general conocer los riesgos latentes de su territorio, de las autoridades para ordenar el crecimiento urbano y controlar la ejecución de lo planificado.

El objetivo de una actuación responsable es sencilla, seguridad y disminución de los impactos negativos frente a catástrofes naturales o antrópicas. Sabemos, que los peligros se pueden evitar. 

 

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