Por Andrés Vera Córdova
ERP. El gobierno de Ollanta Humala Tasso culminará su mandato con un portazo. Miles de esperanzas se centraron en su mensaje reivindicativo y tras su giro, culminó con un modelo muy similar al de Fujimori, Toledo y del mismo Alan García del segundo mandato.
El candidato Ollanta creyó en la decisión del pueblo para decidir sobre temas mineros. Con ese mensaje recorrió todo el país y justamente llegó a Islay, donde repitió la perorata. En esta provincia de seis distritos y no de nueve, se ubica el proyecto minero denominado Tía María el mismo que se encuentra a cargo de la Southern Perú.
Ha transcurrido el tiempo y el Estudio de Impacto Ambiental que fue observado, nuevamente siguió los procedimientos legales para levantar los cuestionamientos. Frente a ello, la población asumió una violenta respuesta, para oponerse a la ejecución del proyecto.
Tras heridos y muertos, el presidente de la República, mediante un mensaje a la Nación, ratificó que no estaba en sus manos suspender o paralizar Tía María, conforme lo propone la propia población.
Actualmente, el gobierno ha declarado en emergencia la provincia, cuyo Decreto Supremo, tiene errores de concepto de geografía política y busca mediante la fuerza limitar las protestas y amagar los reclamos contra Tía María.
El asunto ha pretendido mancharse con el presunto acto delincuencial de uno de los promotores de la lucha; sin embargo, más allá de Pepe Julio Gutiérrez es la propia población la que se encuentra en desacuerdo con las inversiones mineras que se buscan realizar.
De Tía María, el conflicto pasó a Villa María del Triunfo. Las causas fueron diferentes al asunto minero. En este caso, cerca de mil invasores pretendían invadir la zona arqueológica de Tablada de Lurín. La Policía tuvo que reaccionar para evitar que esta acción se consumase, pero dejando una estela de pavor a nivel nacional.
Las invasiones no son actos nuevos en el Perú. La inexistencia de políticas de vivienda que atienda el crecimiento demográfico, llevó siempre a las invasiones de áreas públicas y también privadas. Sin duda, que el gobierno no tenía tregua.
Este gobierno, se vio acorralado tras las acusaciones de amparar a Martín Belaúnde Lossio. Una ex procuradora se encargó en su momento de develar las intenciones ocultas; en tanto, cuando se defenestró al Fiscal de la Nación, éste no tuvo otra idea que revelar que el indicado personaje se encontraba en Bolivia.
Aparentemente, el gobierno bajó las tensiones y sintió que el asunto de Belaúnde Lossio se encontraba controlado. Subsiste en el fondo, implicancias con la pareja presidencial y esta situación genera nerviosismo en Nadine Heredia y Ollanta Humala.
Pese a las insistencias para la expulsión de Bolivia de Belaúnde Lossio, el gobierno peruano decidió ir por el camino de la extradición. En esta vía se encontraba el caso, cuando de repente, Belaúnde Lossio desapareció de la vivienda donde cumplía arresto domiciliario.
Así las cosas, Ollanta Humala, el que se erigió como la fuerza transformadora demostró en la práctica que no fue consistente en lo ideológico y menos en lo político. Sus acciones de gobierno han sido totalmente contradictorias y poco productivas en todos los sectores.