ERP. César Acuña Peralta, no solo habla mal, también lee mal y lo que más llamó la atención es su limitada información y conocimiento de los temas centrales que corresponden a un Estado. En términos sencillos, se llama ignorancia y él mismo lo reconoció en una Feria del Libro, donde expresó con orgullo que “no leía ni escribía” un mensaje equivocado frente a una concurrencia lectora.
Frente a la locución que le es propia, en un video ha declarado que en Lima le hacen bulling por hablar mal y aunque como medio de defensa podría servirle; lo cierto que la población de todos los sectores, y sobre todo los del C y D, se les ha inculcado que la educación es fundamental para avanzar en la vida y constituye muchas veces la explicación a una historia de éxito.
El leer y escribir y también la propiedad al hablar, se encuentra relacionada con la calidad de la educación. La educación puede ser formal y no formal, como aquella que se recibe de los padres y de la comunidad. Escuela formal y no formal, al final permiten la construcción de un bagaje cultural que identifica a una determinada persona.
Es común en algún candidato que conocemos escuchar el “Haiga” y también como el caso del congresista Velásquez el “Decíanos”; por mencionar dos errores en el uso de la gramática y sobre todo de la fonología. Escuchar barbarismos, llama la atención y también a interrogación, cuando se está obligado a usar el habla culta o especializada.
Un error de Acuña Peralta, fue presentarse en CADE 2015. Sin duda, exhibirse y exponerse en un certamen con grandes impactos mediáticos le hizo mucho daño. Frente a los empresarios, Acuña fue visto con todas sus limitaciones y carencias, con sus dificultades para estructurar mensajes; sin coherencia y claridad para exponer sus ideas. Es decir, lo que podría haber sido una ventana de exhibición, se convirtió en una burla de los presentes y de las redes sociales.
¿Cómo un profesional con el grado de doctor podía ser tan elemental en la lectura de su discurso?. Fue una pregunta que se hizo uno de los presentes y también otros ausentes, que decidieron profundizar más sobre tesis y escritos de Acuña Peralta. Resultado, un plagio general de los trabajos de investigación que sustentan sus grados académicos.
Decir que los limeños le hacen “bulling” es una estratagema política, pero de ninguna manera la realidad. Más allá de los argumentos, sabemos que los peruanos deciden mejor que antes y producto de ello, se eligió años atrás a Alejandro Toledo y la misma elección de Ollanta Humala, es la expresión de la “cholificación” que vive el país.
Si bien es cierto, los medios de comunicación tradicionales se encuentran concentrados y pueden crear mensajes concertados, lo cierto que la comunicación va más allá y hoy se tiene medios alternativos que se usan para decir con toda libertad lo que se quiera expresar. Y justamente, observamos que César Acuña lo hace y otra que se suma con propaganda pagada de lo que presuntamente fue su infancia.
Ser emergente y emprendedor es un mérito; haber vivido entre la pobreza y logrado destacar gracias a la educación es un beneficio doble y si alguien se lanza a la política, sabe que son recursos que pueden explotar positivamente; sin embargo, si este avance ha sido producto no del estudio real, sino de la viveza criolla, la situación puede revertirse en contra de quien busque utilizarlo.
Un ejemplo, ir de gira proselitista hacia Huancabamba, usando un helicóptero es percibido como una ostentación poco común en este tipo de lides. Una exhibición de recursos propios, muchas veces no es conveniente.
Por lo tanto, no hay “bulling” contra Acuña Peralta. Lo que existe y quizá no quiera aceptar, es mucha autosuficiencia, mucho dinero para influir no solo en el voto, y mucha precariedad personal que lo limitan para lo público; esto es una constatación que una cosa es ser candidato para alcalde o gobernador y otra para presidente de la República.