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Mario Vargas Llosa y sus opiniones sobre la democracia peruana

Andrés Vera Córdova
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Por: Andrés Vera Córdova

ERP. Mario Vargas Llosa, nuestro máximo escritor, dio declaraciones políticas sobre las potenciales candidaturas presidenciales que se mencionan para reemplazar a Ollanta Humala. Directo y sin eufemismos calificó a Keiko Fujimori y Alan García Pérez, considerándolos como referentes inadecuados para votar por ellos. De inmediato, las respuestas no se hicieron esperar y las adjetivaciones se repitieron con la misma crispación del escritor.

De acuerdo a las encuestas sobre intención de voto, Keiko Fujimori tiene el porcentaje más elevado, pero sin superar el 50%, situación que la llevaría a una segunda vuelta electoral. Pedro Pablo Kuczynski, es la alternativa que sigue en las preferencias de los peruanos y en tercer lugar se ubica Alan García Pérez, quien aspira gobernar por tercera vez el Estado peruano.

Después de ellos, aún no se evidencia aspirantes presidenciales con mayor opción. Acostumbrados a votos inesperados o a outsider que se catapulten en las últimas semanas, aún no existe una tendencia en ese sentido. Todo hace suponer, que los principales animadores de la campaña electoral, serán los tres candidatos mencionados.

Sobre ellos es necesario comentar lo siguiente: Keiko Fujimori, saltó a la palestra tras la separación de Alberto Fujimori y su esposa Susana Higuchi. Ha logrado asociar los resultados positivos del gobierno de su padre y durante los últimos lustros realizó una activa campaña mediática que la ubica como una lideresa con opción de ganar la Presidencia de la República.

Evidentemente, si se le busca fragilidades y defectos, uno va por el lado personal y tiene que ver respecto a la relación padre-madre e hija. Estas fragilidades aún asoman de manera lenta, pero pueden ser determinantes en la parte final de la campaña. Otro tiene que ver con las cuestionamientos del gobierno fujimorista,cuyos principales decidores, es decir Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos se encuentran condenados por la justicia. Un tercer comentario radicaría en su impericia profesional y política para dirigir los destinos de un Estado.

No es la primera vez que Keiko lidera las encuestas; y en esta oportunidad las tendencias le son favorables. Entender sus fragilidades le permitirá acentuarse y mitigar la avalancha de críticas que se pueden sumar en pleno calor del proceso electoral. Lo que si queda claro, es que tiene méritos producto de una buena educación y un actuar ponderado que le facilita llegar favorablemente a las masa de potenciales electores. 

Sobre Alan García Pérez existe mucho que cuestionar; lo central se refiere a su pésimo gobierno 1985-1990, donde la inflación destruyó la economía nacional, llevando al país a un quiebra espantosa. El locuaz Pérez, quiso ser economista sin serlo y desafiar las leyes de la economía para hacer una mezcla heterodoxa que no funcionó y al contrario llevó al despeñadero. El fracaso de García permitió el éxito de Fujimori.

El segundo gobierno de García Pérez, no tuvo esas improntas de su juventud y su único esfuerzo fue mantener el statu quo del Fujimorismo. Nada de nuevo en lo político y nada de nuevo en la economía. Se podría decir, que fue la extensión del Fujimorismo y del gobierno de Alejandro Toledo. En lo administrativo se ha develado beneficios penitenciarios a vinculados al narcotráfico y su responsabilidad es notoria, aunque el Poder Judicial lo haya protegido.

El tercer aspirante con posibilidades de ganar es Pedro Pablo Kuczynski, de quien se dice poco y aunque su edad no sea el mejor referente, se tiene la experiencia de José Mujica, quien llegó al gobierno de su país en su senilidad. Marcando las diferencias ideológicas, PPK ha dado siempre consistencia ideológica y política y tiene una amplia experiencia de gobierno que viene desde su juventud.

A la fecha dicha configuración política es lo que marca la política peruana. Sin embargo, muchos otros aspirantes se preparan para entrar en la lid electoral y esperar que ese voto mutante de los últimos meses le sea favorable. Sucedió primero con Belmont, después con Fujimori, y tras estos casos, la esperanza de los desconocidos va por esos antecedentes. 

Analizar la situación política de Perú, es hacerlo con los caudillos presentes. Si evaluamos los partidos políticos, con indicadores globales, la conclusión primera es que no existen en el país y aunque organizaciones con ese nombre proliferan, no tienen la consistencia de partidos políticos que sustentan democracias como la colombiana o la chilena, por mencionar dos ejemplos.

Lamentablemente para la democracia peruana, los partidos políticos que deben ser los embriones de liderazgos y formación de estadistas, son organizaciones formados por caudillos, o un grupo de convenidos y/o ambiciosos que buscan en el poder político consolidar una carrera personal.

La democracia interna es un falacia y las listas de candidatos congresales, es la imposición central, donde juega primero el interés de grupo y segundo la parte económica. La calidad del parlamento es el resultado de esta precariedad.

Visto así las cosas, lo comentado por Mario Vargas Llosa se dirige hacia el anhelo de una democracia ideal, dentro de un Estado que no tiene una ciudadanía formada y desarrollada. Es el ciudadano común y corriente, con su escaso conocimiento político el que decide una elección. Muchas veces va en contrasentido de la racionalidad y la elección por segunda vez de Alan García fue eso.

Sin embargo, respecto a la formación política poco o nada ha cambiado donde debe cambiar y es muy probable, que las elecciones repitan los errores de elecciones anteriores. Es decir elegir a políticos sin los merecimientos profesionales y personales adecuados para mejorar la gobernanza peruana. Es la democracia nuestra y se debe respetar.

 

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