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Jue, Nov

Cómo se vivió en Piura la libertad de los negros

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. Quienes conocen Piura, o son oriundos de ella, saben que hay dos lugares destacados en la región, por ser los sitios donde se asentó bastante población negra durante el virreinato. Las Lomas, antigua comprensión de Chipillico y Tambogrande; y Yapatera, a quien se vincula con el baile del tondero, antigua “danza de la pava”, en el universo tallán, que luego tuvo la influencia musical de los negros llegados al corregimiento de Piura.

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones

Mirando y analizando la realidad nacional peruana, se enfatiza que la mayoría de la población tiene de inga o de mandinga, y no pocas veces de los dos. Son pocas las excepciones a esta regla, en medio de un mundo donde hoy, el ser afrodescendiente, se valora mucho, aceptándose que en el Perú tenemos 5 madres patrias, al lado de la nativa, las de procedencia africana, blanca, morisca, y mucho después la amarilla.

Decreto de abolición de la esclavitud.Decreto de abolición de la esclavitud.

Con la conquista española se introdujeron nuevos pensamientos y nuevas maneras de actuar en el Perú, que generaron una desestructuración de la sociedad andina, se asomaron otros conjuntos poblacionales, entre ellos los negros, que eran la población esclava. Y así transcurrió la colonia, hasta que el general San Martín, tras proclamar la independencia nacional, decretó que nadie nacía esclavo en el Perú.

Fue Ramón Castilla, quien en plena campaña contra el gobierno de Echenique, firmó el “Decreto de Huancayo” el 3 de diciembre de 1854, proclamándose la libertad de los negros. Indudablemente que esta medida fue cuestionada en su tiempo, y sigue generando polémicas, por los desencuentros económicos que esto significó para las rentas estatales, ya que hubo que pagarle a los dueños de los negros, lo que se estimó que valía cada uno de los libertos.

Abolicion esclavitud 02

El Congreso de la República, editó el 2004, el libro del historiador francés Jean Pierre Tardieu, “El decreto de Huancayo”, un valioso estudio sobre la esclavitud en el Perú, y el proceso gradual de libertad a los esclavos, desde el 28 de julio de 1821, yendo más allá del decreto de Castilla, al presentar detalles, de cómo se llevó a la práctica, esta medida de quien sería considerado como el redentor de los negros.

En Piura existió un conjunto de haciendas en los que la población negra tuvo presencia fundamental, era una mano de obra estratégica en el trabajo agrícola, y en el trabajo en general, sucediéndose su descendencia, muchas veces, por varias generaciones en una sola familia. Hemos leído en las publicaciones de Susana Aldana, de César Espinoza Claudio, y de Jocobsen Schupmann, bastantes referencias a la población afro descendientes en Piura.

Las haciendas de Piura requerían de esta mano de obra, sustentada en la legalidad y mentalidad de la época. En el Archivo Regional de Piura queda documentación de compra y venta de esclavos, asimismo se les menciona en los testamentos de sus propietarios, donde algunos manifestaban sus deseos de concederles libertad, después que hubiesen finado.

Así se llegó a 1854, y el decreto del 3 de diciembre de 1854, pronto fue conocido en Piura, y, como en otros lugares generó la reacción de los propietarios de tierras, que hasta llegaron a justificar sus posiciones contrarias a la medida tomada, argumentado, que los negros no habían sido consultados para saber si deseaban ser libres, o continuar con sus amos.

Así estaba la situación, cuando el 16 de marzo de 1855, el general Ramón Castilla dispuso las medidas a tomarse, para la entrega de las cartas de libertad a la población favorecida, debiendo formarse las comisiones encabezadas por el subprefecto o los gobernadores en las capitales de provincia o de distrito, según correspondiese. Se designó para Piura a don Juan Helguero, y a don Diego de Lama, muy conocidos en la región por ser propietarios agrícolas. Para Paita se designó a Carlos López, y a Emilio Escobar.

Abolicion esclavitud 04Imprenta del decreto de libertad a los negros.

Previamente se instalaron en Piura y en Paita, Juntas Registradoras, compuestas por el subprefecto, el párroco, y un vecino notable, elegido por estos. Los miembros de las Juntas de Piura y Paita, registraron los nombres, edad, estado, oficio, procedencia, y estado de salud de los negros de la región, quedando la información en el libro de inscripciones. Helguero, de Lama, López y Escobar cumplieron con la misión encomendada, desde el 30 de abril, hasta el 4 de mayo de 1855.

Los nombrados para Piura y Paita, deben haberse contado entre los mayores propietarios de esclavos en la zona, ya que quienes los representaban, eran elegidos entre los propietarios de negros esclavos en cada jurisdicción. Tenían entre sus funciones, evitar que se falseara información sobre el número real de esclavos de cada propietario, o que hicieran pasar como vivos, a los que recién habían muerto.

He ahí que resultaba valiosa la presencia del párroco en las Juntas Registradoras, porque así se evitaba mentiras en las declaraciones, y en Piura se hubiese hecho pasar como vivos a los muertos, aunque hubiesen fallecido recientemente, lo que habría perjudicado al Estado, y beneficiado a los esclavistas. El registro de bautismos, matrimonios y defunciones lo llevaba el párroco en cada jurisdicción, faltaban casi dos décadas para que se crearan los Registros Civiles en el Perú.

Diario El Regional de Piura
 

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