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Sáb, May

El mes de junio y el santoral católico en el Perú y el mundo

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. (Por Miguel Arturo Seminario Ojeda) La última semana de junio es de un significado especial para la Iglesia Católica, pues el 24 de junio la celebración de San Juan Bautista, acerca a los católicos, a una de las figuras emblemáticas de la iglesia de Jesús; el 28 de junio se recuerda el aniversario de la beatificación de Santo Toribio de Mogrovejo, el Protector de los indígenas; y el 29, la festividad de San Pedro y San Pablo, mantiene a todo el mundo en atención de estos santos, de entre los primeros de la iglesia católica.

En el Perú la celebración de estas festividades está bien arraigada, sobre todo dos de ellas, y quizá la menos popularizada sea la de Santo Toribio de Mogrovejo, personaje no solo trascendente para los católicos, porque los historiadores lo recuerdan y estudian también, por la obra que realizó en Lima y en el Perú, mientras vivió en nuestra patria.

Ser santo no es algo común, son contados los que alcanzan ese sitial, miles de millones han nacido sobre la tierra, todos a imagen y semejanza del Creador, pero la santidad, ser elevado a los altares, está reservada a unos pocos, a los que viviendo en comunicación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, se han convertido en modelos para hombres y mujeres, que los toman como objeto de veneración.

Durante la secundaria se aprende que el culto de latría, es para Dios Padre y Creador de todo lo que existe; dulía es para los santos, para aquellos modelos de vida que se han quedado en la memoria colectiva, aún antes de morir, y aunque pasen muchas generaciones, y aunque el proceso de santificación, a veces demore siglos, nunca deja de haber quienes muevan el proceso, porque se han convertido en caballeros que protegen la causa y la actualizan, hasta que los santos, personajes ejemplares, llegan a los altares.

San Pedro 01El 29 de junio de cada año, día de San Pedro y San Pablo

A la Virgen se le tributa el culto de híper dulía, es la Madre de Dios, la Corredentora de la humanidad, y es el faro que guía la vida de todos los que confiamos en ella, y que desde diferentes advocaciones, está presente en la vida cotidiana de muchas colectividades que la toman como la guía de su diario quehacer, y como modelo de vida para acercarse a Dios.

Perú, tierra de santos

El Perú ha sido un espacio privilegiado en el continente americano, tiene el mayor número de santos, el mayor número de esas flores que se acercaron a Jesús y fueron bendecidas por él, logrando el reconocimiento que fue más allá de sus contemporáneos, más allá de quienes podían dar un testimonio directo sobre esas vidas de comunión diaria con Jesús.

No hay peruano que ignore la existencia de Santa Rosa de Lima y de San Martín de Porres, o que no haya escuchado alguna vez los nombres de San Francisco Solano, San Juan Masías y de Santo Toribio de Mogrovejo, tres de ellos, los últimos mencionados estuvieron en Piura, dejando en nuestra tierra el halo de su pureza, que transformada en una victoria celestial, los condujo hasta los altares, y se encuentran gozando de la presencia de la Corte Celestial.

El 29 de junio de cada año, día de San Pedro y San Pablo, es imposible dejar de evocar, que estas figuras de santidad, orgullo de los peruanos, fueron los protagonistas de unas vidas que finalmente reforzaron el triunfo de la santidad en el Perú virreinal, la presencia de Santa Rosa de Lima es continental, lo fue desde el comienzo, desde cuando en vida gozaba de la fama de santa que le daban sus contemporáneos, bastaba estar cerca de ella, para entender que era un alma cercanísima al Creador, y había florecido en una tierra de raíces milenarias, que la tiene como un ícono y modelo de vida.

Pero estos cinco santos canonizados en el Perú, no son las únicas flores de santidad que existen en nuestro país, los hay otros que están en comino de reconocimiento, como el Padre Urraca, el venerable Padre Castillo, el Santo Mochica, de Lambayeque, Nicolás Puycon Faxollem, y otros ejemplos de vida trascendente; entre ellos podemos contar a la ya beatificada Sor Ana de los Angeles Monteagudo, que pronto ascenderá a los altares.

A San Juan Bautista, cuya fiesta fue el 24 de junio, todos los católicos lo conocemos desde la catequesis, y aún antes, porque nunca deja de mencionarse en los relatos de los mayores de cada grupo, que lo tiene en cuenta, más allá de haber sido pariente de Jesús, y quien lo bautizó en el río Jordán. Su vida está protagonizada en tiempo de Herodes, el rey de Israel protegido por los romanos, y su muerte asociada a una figura cuyo nombre, Salomé, contribuyó al martirio de este Santo, quizá uno de los más conocidos en el mundo.

Hoy 28 de junio, es la fecha aniversario de la beatificación de Santo Toribio de Mogrovejo, el religioso que pasó casi la mitad de su vida en el Perú, país al que llegó desembarcando por el en el puerto de Paita, justo cuando la ciudad de San Miguel se encontraba en ese lugar. A poco tiempo Toribio Alfonso de Mogrovejo empezó su viaje a la Capital Virreinal, en tramos que recorrió a pie, dando consuelo a las almas que estaban a su paso.

Y así como él, oportunamente llegaron, San Francisco Solano, cuyo paso se registra por Tangarará, su itinerario señala que estuvo en Tangarará, el primigenio lugar de la fundación de San Miguel, el 15 de agosto de 1532. Después vendrían San Juan Masías y el Padre Urraca, flores perfumadas, cuyo aroma se siente en todo el Perú y en otros países de América del sur.

Santo Toribio de Mogrovejo fue cuestionado por algunas autoridades de su época, porque permaneció poco tiempo en la ciudad sede de su arquidiócesis, estaba recorriendo el interior, llevando consuelo espiritual a la población nativa, confirmándola, y acercándola a Dios con sus prédicas. A este Santo varón se deben los primeros catecismos escritos en las lenguas de la población nativa, y tras ordenar la realización del Concilio Limano de 1583, y los sínodos diocesanos en las diócesis sufragáneas, como la de Quito, continuó el mismo recorriendo su territorio episcopal.

Por el sur, Santo Toribio llegó hasta Nasca, confirmó a los habitantes de estos valles, y procuró mejoras de orden temporal para su rebaño, sobre todo para los indígenas, quienes veían en él a un consuelo espiritual que el cielo les enviaba. En la catedral de Lima se encuentran varios objetos que pertenecieron al Santo, y en Saña, lugar donde murió, la población lo tiene como un Angel Protector.

Sobre San Pedro y San Pablo, quien no sabe, el primero, apóstol de Jesús, y el segundo, perseguidor de los primeros cristianos, y luego uno de ellos, San Pedro fue confirmado como la roca de la iglesia, por el mismo Jesús, como esa roca que iba a impedir que la obra de Jesús se desmorone, “Tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” fueron las palabras del Salvador, estampadas en los evangelios.

A San Pedro se le reconoce como el primer Papa, como el organizador de la iglesia, como el protector de las almas, cuya muerte a través del martirio impuesto por los romanos, podemos apreciar en varias películas, entre ellas Quo Vadis, con escenas que conmueven, como en aquella frase, en la que lleno de vigor y de seguridad, San Pedro dice “Aquí, donde Nerón gobierna hoy, Cristo reinará para siempre”.

Nacer en el Perú es un privilegio

Quien no considera a estas alturas, una especie de privilegio haber nacido en el Perú, tierra de santos, aquí está la huella de futuras santas como Melchorita Saravia Tasayco, y de Luisa de la Torre Rojas, la Beatita de Humay, que con su hermana son ejemplos de santidad.

En esta espera de reconocimiento oficial se encuentra también el Padre Guatemala, hombre de vida santa que alguna vez estará oficialmente cerca a Dios, como ya lo están otros santos. No debemos olvidar, que en tierra peruana murió a última santa del Ecuador: Narcisa de Jesús Martillo Morán.

De manera que pese a las restricciones, consecuencia de la pandemia del coronavirus, que impide que los católicos del Perú se congreguen en sus templos, donde quiera que se encuentren, El pasado 24 de junio, el reencuentro con San Juan Bautista no solo fue en la selva, con la fiesta de los juanes, sino en todo el Perú católico que tiene en San Juan a uno de los ejemplos de santidad más radiantes.

Hoy 28, Santo Toribio de Mogrovejo, y el 29, San Pedro y San Pablo, serán celebrados con todas las limitaciones que se han generado, alterando la pluricotidianidad de toda la gente donde la pandemia haya conducido a la puesta en práctica de medidas urgentes, e impostergables.

Diario El Regional de Piura
 

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