Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda. Nos aproximamos al Bicentenario de la Proclamación de la Independencia Nacional. Cada día estamos más cerca. Conocemos con detalle los hechos del 28 y 29 de julio, porque cada año son rememorados en actos públicos, en días feriados cargados de civismo, que nos llevan hasta el mismo escenario de los sucesos del 28 y 29 de julio de 1821.
Sin embargo, todo eso fue precedido por una serie de acontecimientos, que juntos, son parte de esa gesta patriótica de la independencia del Perú, por la que apostaron muchos peruanos y peruanas. Y aunque en los libros de la secundaria se mencionan las entrevistas de Miraflores y Punchauca, entre los representantes del virrey, y finalmente, entre el propio José de San Martín y el virrey José de la Serna, estos acontecimientos no están en la memoria colectiva, pese a que reflejan el espíritu sanmartiniano que buscaba evitar una guerra, y consolidar la independencia del Perú y de América hispana.
Las conferencias de Punchauca llevadas cabo en junio de 1821, equivalen a las negociaciones de paz, que se realizaron en el escenario de la guerra de la Independencia del Perú, el lugar de encuentro fue la histórica Casa Hacienda Punchauca, a unos 25 km al norte de Lima, en Carabayllo.
Desde el 4 de mayo, se reunieron inicialmente los delegados patriotas y los realistas, y posteriormente, el 2 de junio ocurrió la entrevista personal entre el virrey del Perú José de La Serna y el general José de San Martín. Como había ocurrido en las primeras conversaciones, San Martín propuso el reconocimiento de la independencia del Perú, Chile y Río de la Plata, por parte de España, y transmitió su propuesta de que se instalara en el Perú una monarquía constitucional, con un príncipe español a la cabeza.
La Serna no dio la respuesta que esperaba San Martín, señaló no tener instrucciones de la corte de Madrid para tomar una decisión. En España, mientras tanto, el año anterior se había jurado la Constitución Liberal de Cádiz por el rey Fernando VII, quien inicialmente la había desconocido en 1814.
Después de la conferencia entre San Martín y el virrey, las reuniones continuaron en Miraflores, entre los delegados de ambas partes, quienes posteriormente se reunieron a bordo del Cleopatra, un barco neutral anclado en el Callao. Terminaron las reuniones sin ningún acuerdo favorable a la propuesta sanmartiniana, y la guerra que pudo evitarse, continuó, después de vencerse el plazo del armisticio celebrado, de no agresión, con una prorroga hasta el 30 de junio de 1821.
San Martín había llegado al Perú en 1820 con un ejército de 5.000 hombres, su propósito era lograr la independencia; ya hacía dos años que se había iniciado un trabajo persuasivo, al captarse que la voluntad de los peruanos estaba por la independencia, de modo que con su presencia en el país, su táctica de convencimiento a los peruanos continuó.
Se buscó y logró la unión de los peruanos al Ejército Libertador, y se promovió la proclamación de la independencia en el norte; hasta el momento de la entrevista entre el virrey y el general San Martín, más de 100 pueblos de la intendencia de Trujillo habían proclamado la independencia, mientras al mismo tiempo, San Martín evitó los enfrentamientos con los realistas., su plan era el convencimiento general, y así lo fue logrando, como lo haría con Torre Tagle, y con su viejo amigo, el general La Mar, que fue uno de los que acompañó al virrey en la entrevista de Punchauca.
Desde abril, el virrey La Serna había invitado oficialmente al general San Martín a entrar en las negociaciones que finalmente no dieron el resultado esperado. Así fue, que en la primera fase de las conferencias de Punchauca, el 4 de mayo de 1821, se juntaron Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio de la Roza, delegados de San Martín; y Manuel de Llano y Nájara, José María Galdeano y Mendoza y Manuel Abreu, delegados del virrey.
En la entrevista entre La Serna y San Martín, acompañaron al virrey, el general José de la Mar y los brigadieres José de Canterac y Juan Antonio Monet; mientras San Martín asistió acompañado por el general Gregorio de las Heras, Mariano Necochea y Diego Paroissien. Ahí fue que San Martín propuso al virrey la instalación de una regencia, de la que La Serna sería Presidente, acompañado de dos vocales, uno nombrado por el virrey, y otro nombrado por San Martín.
También propuso la unión de los dos ejércitos, el realista y el patriota, y que el mismo San Martín saliera para Europa, a Madrid, para solicitar a las Cortes que escogieran a, un príncipe Borbón, para proclamarlo Rey del Perú. Ante el fracaso de las negociaciones, La Serna evacuó Lima la primera semana de julio, y tras esto, ingresó el Ejército Libertador.
Miguel Arturo Seminario Ojeda / Director del Museo Electoral y de la Democracia