Por: Miguel Godos Curay
ERP. Ni el debate de candidatos más concurrido congregó a tantos jóvenes como los que hubo en el homenaje al poeta Maro Martos Carrera. La falta de sinceridad y el cinismo son como el rabo del diablo en los candidatos. La mayor parte de los debutantes electores los detesta. Son más de lo mismo. Sin embargo, contra todos los pronósticos la juventud se dio tiempo para escuchar (en primavera) al poeta, aplaudirlo a rabiar y demostrar que los piuranos, en realidad, valoran la inteligencia.
Marco Martos Carrera (Piura, 1942) recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Piura y como señaló el poeta Sigifredo Burneo. Nunca en Piura tal reconocimiento tuvo tanto merecimiento académico. No fue un distingo para los figuretis del movedizo y resbaloso poder judicial tan venido a menos y descascarado. Esta vez se trató de un piurano que siendo el Presidente de la Academia Peruana de la Lengua no ha perdido su humildad y su capacidad docente. A decir de Galeano: los poetas no soportan la competencia de los terrestres vulgares y silvestres.
En el homenaje hubo un añoranza a don Néstor Martos Garrido, maestro del Colegio San Miguel, periodista bohemio de intuición espléndida y padre de Marco. Un humanista de proverbial sinceridad, piuranista cuyo mayor tesoro fue su biblioteca, de ahí se nutría para sus memorables lecciones de historia. Don Néstor, fue el primero en la partida de una generación que amó a Piura. Por el mismo camino marcharon Enrique del Carmen Ramos, Carlos Robles Rázuri, José H. Estrada Morales, Jorge Moscol Urbina, Juan Alvarado Chuyes, Miguel Maticorena Estrada, Federico Varillas Castro y hace algunos días Guillermo Burneo Cardó. Los intelectuales piuranos de esta edad de oro ya no pertenecen a este mundo.
Los nuevos intelectuales con natural indiferencia por el pasado destetados con rebeldía. Devienen en señoritos salpicados de vanidad y de repentinos entusiasmos. Los pocos sobrevivientes como Sigifredo Burneo, Houdini Guerrero, Juan Peña Curay trabajan a pulso alimentando su fervor por la cultura con su peculio pues el apoyo oficial resulta mezquino. El homenaje a Marco Martos nos devolvió la esperanza por el futuro.
Como se dijo en el inolvidable homenaje. No es casual que dos piuranos, a lo largo de la historia pertenecieron a la Real Academia Española de la Lengua. En efecto don Diego de Villegas y Quevedo, nacido en San Miguel de Piura un 24 de agosto de 1696. Y brillante alumno de San Marcos donde el 3 de junio de 1722 obtuvo los grados de Licenciado y Doctor. Tan preclaro y esclarecido doctor a decir del sabio don Pedro Peralta, viajó a la península y se radico en Madrid en donde se incorporó el 10 de octubre de 1730 a la Real Academia Española de la Lengua y se le encargó la décimo quinta letra del Diccionario de Autoridades. Palabras como macana, manjar blanco, mazamorra y maguey fueron incorporadas entre las mil sesenta cédulas que preparó con inteligencia.
Este antecedente, timbre de orgullo para los piuranos, se completa con la designación del doctor Marcos Martos Carrera en la Presidencia de la Academia Peruana de la Lengua. Este elevado y honroso cargo enorgullece a Piura. Hay una viva pasión intensa por un futuro posible donde no se regodean la creación y el pleno poder de la palabra. Piura es tierra del sol, de heroísmo y de misterios. Tierra de inteligencia, de algodón, de mangos, de uvas y de poetas inolvidables como Martos.