ERP/N.Peñaherrera. Si, para nada iba a dejar pasar el caso de los y las estudiantes que tuvieron que desfilar a pie desnudo durante el último aniversario provincial de Sullana.
¿Lo de Olórtiga? Bueno, cuando se les escape de nuevo me darán la razón. Sigamos.
Que fue una burrada mayúscula, lo fue. Y que me disculpe uno de los directores, quien es amigo de mi familia, pero lo que pasó el último 4 de noviembre fue una negligencia que merece sanciones.
Igualito cuando se les da por castigar alumnos y alumnas, igualito.
Y la razón es bien simple: falló el sentido común.
Si Sullana registra temperaturas alrededor de los 30 grados Celsius, era la hora de mayor irradiación solar, el color negro absorbe la radiación solar eficientemente (el asfalto de la pista es color negro), el día estaba parcialmente soleado, y la exposición directa prolongada de un tejido sobre una fuente de calor produce quemaduras, ¿dónde diablos estaba el criterio de los adultos y adultas responsables para evitar un daño contra la vida, el cuerpo y la salud de los y las adolescentes?
¿La tontería de ganar un gallardete pudo más que las leyes de la termodinámica?
¿Acaso Plaza Sésamo ya no enseña la diferencia entre frío y caliente?
Miren cómo con alguito de ciencia le estamos dando al fiscal que abrió (¡por un carajo, no "aperturó", burros!) investigación, suficientes alegatos para proceder a la acusación penal.
Por supuesto que el agravante es la minoría de edad. Frito pescadito... y frito sobre la pista, encima.
Eso por el lado de los directores y los docentes.
La UGEL ya ha deslindado diciendo que nada tenía que ver con el asunto; sin embargo, varios testigos me contaron que vieron a la gente de esta entidad pasando al costado de los chicos y las chicas, quienes parecían estar bailando huayno por no aguantar el calor.
¿En serio no se percataron de que algo fuera de lo regular estaba pasando?
Me parece que la investigación fiscal debe determinar si también hubo responsabilidades, pues recordemos que se actúa mal no solo de hecho y de palabra, sino también por omisión.
De cualquier modo, aquí tenemos otro caso emblemático sobre cómo no proceder bajo el criterio de que el fin justifica los medios, y usando como medios a menores de edad.
Se estudia para la vida, estimados y estimadas docentes, no pa'l examen nada más.
Y luego, ¿cómo demandamos respeto de adolescentes y jóvenes?
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