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Vie, Abr

Más vale prevenir que indemnizar

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castillo1ERP/Nelson Peñaherrera Castillo.Si te pones a revisar las noticias relacionadas a casos criminales y judiciales, siempre, o la mayoría de veces, hallarás un patrón.

Quienes presuntamente perpetran los ilícitos –y subrayo el 'presuntamente' hasta que la Justicia diga otra cosa-, suelen tener una relación de poder con sus víctimas reales o potenciales.

Obviamente el demandado suele tener algún cargo superior por encima del demandante: dirigente-socios, servidor público-población, profesor-alumnos, jefe-subordinados, en fin.

Ergo, el demandante es la parte aparentemente débil en el esquema, pero que tiene una característica: su masividad. Quiero decir, el presunto ilícito, aunque sea denunciado por una persona, casi siempre termina siendo cometido contra varias de ellas.

No es un patrón sullanero, piurano, ni mucho menos peruano. Se repite alrededor del mundo.

Claro que la otra lectura es que, o bien el demandado efectivamente ha cometido el ilícito, o el demandante le tiene tanta tirria al anterior, que es capaz hasta de llevarle ante tribunales por quítame allá estas pajas.

Insisto, si la Justicia es recta, descubriremos que hay detrás; pero, en todo caso, regresemos a este patrón donde los presuntos delitos o faltas siempre implican una relación de poder.

Cierto es que la razón por la que ahora parecen multiplicarse los casos denunciados, no es porque se delinque más, sino porque la gente conoce mejor –no digo que bien, pero mejor- sus derechos y saben cómo defenderlos.

Además, hay instituciones más visibles que los cautelan... y, bueno, hay proliferación de abogados, así que tenemos tanta oferta como demanda.

Me estoy preguntando si podemos reducir la cantidad de ilícitos cometidos sin llegar a denunciarlos o reprimirlos, es decir si estamos en capacidad de prevenirlos.

Se supone que cuando te presentas a un trabajo, tienen que entrevistarte, con la finalidad de filtrar si eres capaz para el puesto, pero también para saber si estás bien de la cabeza, y cómo éllo va a afectar tu desempeño laboral. Por lo menos en organizaciones que se respetan, ésa es la finalidad.

Pero tampoco la entrevista es una garantía. Sé de una ONG donde la persona que recibía las hojas de vida estaba sin camisa, sé de empresas donde la entrevista se convierte en té de tías, y –obvio- hay las que son pantalla pa' decir que el proceso es justo pero que ya tienen un ganador a dedo previamente elegido.

Entonces, si la entrevista tampoco es una garantía, ¿cómo aseguramos que el personal será idóneo?

Hay profesionales y empresas que se especializan en estos procesos, que uno las contrata y que, apropósito, se aíslan de su contratante para garantizar que la selección que se presentará reúna las mínimas condiciones que el puesto requiere no solo en aptitudes sino en actitudes.

Claro que el servicio cuesta su platita, pero en las condiciones actuales, ¿no es más barato contratar una consultora de selección de personal en vez de pagar indemnizaciones costosas por concepto de reparación civil, si acaso las cosas degeneran en ilícitos de todo calibre?

Porque ya no basta una buena hoja de vida (que, ojo, hasta aquí se miente), sino analizar con otras herramientas si no eres un peligro para nadie, especialmente si tienes un cargo del que dependa la dignidad y la vida de muchas personas. ¡Claro! Un peritaje psiquiátrico sería lo máximo incluso para candidazos y candidazas.

No es que el delito desaparecerá por arte de magia (tranquilos, colegas que cubren Policiales); pero sí podríamos reducir su incidencia y los daños que producen en el espíritu de quienes tienen que padecerlos.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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