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Vie, Abr

El Niño se resiste a llorar de nuevo

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Hace dos semanas, la Organización Mundial del Clima, con sede en Suiza, pronosticaba que Perú tendría un evento el Niño débil.

Parece que no somos la única región del mundo que verá efectos menguados de esta oscilación, pues un alerta similar fue dado para el estado de California, estados Unidos, según leí en The New York Times (nytimes.com) hace poco, casi al mismo tiempo que el dato para nuestro país.

Tras El Niño de 1997 y 1998, aprendimos que aquello que parecía ser un asunto estrictamente piurano terminó siendo global, pero que podía preverse en base a ciertos indicadores clave como el desplazamiento de especies marinas, además del aumento o descenso de la temperatura del océano.

Tales investigaciones están recogidas en un número de antología de National Geographic Magazine, aún requerido en la actualidad por quienes estudian los impactos de El Niño y su contraparte, La Niña, a nivel mundial.

Entonces, tenemos un anuncio de un El Niño débil para lugares tan distantes del planeta como Piura, Perú o California, Estados Unidos. La diferencia está en la reacción de sus autoridades.

Por lo pronto, en la tierra de las películas y el surf –o sea, California- ya están planeándose medidas de mitigación sobre los impactos que pudieran presentarse.

En Piura, hasta ahora no se sabe qué se está haciendo.

Un año atrás (días más, días menos), la ninguneada comunidad científica local advirtió a las autoridades regionales que el inicio de 2014 presentaría un El Niño débil, esto es, ausencia de lluvias.

Este verano fue escaso en aguaceros y todos lo resentimos: cultivos se perdieron, el ganado comenzó a morirse en el Alto Piura y la capital departamental estuvo a punto de quedarse sin agua potable dulce porque Poechos estaba casi vacío.

El colmo fueron los arroceros que, a pesar de la sequía (la mala palabra del verano), no tuvieron mejor idea que pedir más agua para su cultivo. Sí... 'como cancha'. Sigamos.

Si no fuera porque comenzó a llover en el Ecuador, por lo menos la costa del departamento la hubiera visto cúbica –no cuadrada- el resto del año.

A pesar que, en su momento, se pidió que las autoridades dispongan todo para afrontar la emergencia, hubo demoras, se declararon vacaciones inexplicables por Día de san Valentín, y se descubrió que, en caso de eventos climáticos, no tenemos capacidad de respuesta.

Dicho sea de paso, ante el pronóstico de hace dos semanas, ningún candidazo, ninguna encuesta y casi ningún medio se hizo eco de algo que va más allá de quién gane el 5 de octubre.

Y quienes quedan hasta que se acabe este periodo, ¿pensarán dejarle la papa caliente a la próxima gestión o se moverán milagrosamente para que se mitiguen los potenciales impactos?

Parece que el diccionario piurano aún no incorpora una palabra clave: prevención.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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