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Mar, Oct

¡No más lenguaje discriminatorio!

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Tenemos el lenguaje discriminatorio en la punta de la lengua y en las yemas de los dedos. Lo usamos casi sin pensar, y lo hemos internalizado tanto, que incluso creemos es una concepción 'normal' de la vida.

Los negros no se bañan.

Lloras como mujer.

¡Chola ignorante!

Hombre que viste de rosado es maricón.

Nunca contrates a una embarazada.

Los de izquierda son revoltosos.

Si es extranjero, es mejor.

Muy anciano no.

Contrata chibolos porque no saben y salen más baratos.

Los de la privada sí saben.

Un futuro siniestro.

Sería mejor si midiera metro 80.

¡Terrorista musulmán!

Pobrecito el cieguito.

Se reserva el derecho de admisión.

Jóvenes de buena presencia.

Y así puedo ir mencionando miles de expresiones que revelan ignorancia y escasez de criterios, porque, insisto, las soltamos casi sin pensar, y muchas veces sin medir cuán ofensivas pueden sonar para gente que sí es consciente de los despropósitos que lanzamos.

Por eso, desde ayer y hasta hoy el Ministerio de Cultura está capacitando a periodistas de Piura sobre la calidad del lenguaje que utilizamos en los medios. Y que termina considerándose discriminatorio.

Porque somos expertos y expertas en ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro. Sigamos.

Hay ordenamiento legal que condena la discriminación, y, por ende, el lenguaje discriminatorio, desde el artículo 323 del Código Penal (que lo configura como delito) hasta instrumentos locales como las ordenanzas antidiscriminación del distrito de Piura o la provincia de Sullana (que no hay cuándo la apliquen).

¿Oye! es la enésima vez que menciono las mismas cosas, ¿y nada?

Y la verdad es que los medios tenemos mucho trabajo que hacer orientando al público.

Leía hace poco que un estudio de Naciones Unidas revela que, en Perú, las mujeres afrodescendientes tienen las peores expectativas laborales. En cambio los varones con rasgos caucásicos y de estatura por encima del promedio casi tienen su futuro resuelto, en términos de trabajo quiero decir.

¿Y qué hay de la aptitud? El color de la piel no la determina, por si acaso.

Éste también es un buen momento para reflexionar sobre cómo este lenguaje discriminatorio se ha enquistado en otros espacios como el trabajo, las escuelas, y en fin cada uno por donde nos movemos a diario. Ni qué decir de la Internet, que merece capítulo aparte.

Nunca es tarde para educarse ni re-educarse. Repito que nadie discrimina por factor genético, sino que se nos enseña a actuar de esa forma.

La discriminación es un tipo de violencia, y como todo tipo de violencia, está en nuestras manos romperlo y proyectarse a una vida distinta, donde nos entendamos mejor con el resto.

Y el lenguaje es un buen punto de inicio. ¿Lo intentamos?

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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