ERP/N.Peñaherrera. Cuando converso con chicos y chicas que recién se están iniciando en la carrera (y uno que otro colega joven), siempre llega la parte de qué tecnología utilizábamos en mi época de estudiante universitario.
Yo sí digo sin ninguna vergüenza que soy de la generación que pasó de lo análogo a lo digital, del fax a la Internet, de la máquina de escribir a la PC, de la carta a mano al chat y las redes sociales.
Lo gracioso es que logré adaptarme sin problemas.
Y pensar que antes, para difundir un video, necesitabas una cadena y una costosa conexión por satélite (o mandar tu cinta VHS, caballero nomás). Ahora todo lo haces digital y lo subes a una plataforma en línea, y en cuestión de minutos puede hacerse masivo, o viral como le dicen ahora.
Y es probable que en unos años más, muchos de los aparatos que ahora utilizamos en Comunicación, así como sus programas de funcionamiento, queden desfasados. Y es natural: es parte del avance tecnológico.
Lo que nunca va a cambiar es el fondo de las cosas, la esencia .
Siempre tendremos un objetivo de comunicación y un mensaje clave que mueva todo un contenido.
Por eso, a esos nuevos chicos y esas nuevas chicas les desanimo a que se especialicen en la tecnología y mas bien le dediquen más concentración a la técnica, la ciencia debajo.
Aprendiendo este punto, la adaptación a la tecnología será sencillo. Incluso se podrá elegir la tecnología que simplifique y agilice mejor los procesos de comunicación, porque no toda la oferta es necesariamente útil por la sola etiqueta de "nueva" o "de punta".
Y eso aplica no solo a la Comunicación sino a todas las ciencias: si conoces el fondo, será sencillo que te adaptes a la forma con eficiencia y eficacia.
Además, mucha tecnología más que resolvernos la vida, se la resuelve a la corporación que la vende; entonces, tampoco caigamos como moscas en el papel adhesivo.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)