ERP/N.Peñaherrera. El caso de la fallecida cantante de Corazón Serrano, edita Guerrero Neyra, ya dejó de ser un asunto de culto a la celebridad y fanatismo musical para convertirse en un expediente legal penal y un tema serio de discusión.
Sobre la celebridad y el fanatismo, cada quien tiene libertad de expresar su gusto o disgusto basándose en la calidad de la producción musical(que estamos discutiendo en una serie especial por aquí mismo).
El origen del grupo o la cantante nada tienen que ver, pues mezclarlos en la discusión de modo insultante ya configura otro problema que también se nos dispara legalmente: el racismo. Sin embargo, sugiero no olvidar este tópico. Apúntalo.
El tema legal está bajo investigación de las autoridades, y la evidencia acumulada sugiere que Edita no pudo haber muerto por un aneurisma.
La bibliografía dice, hasta donde consulté, que éste se produce por traumas internos, y la necropsia de la cantante ha encontrado varios traumas externos. Por eso la Fiscalía parece inclinarse por la teoría del feminicidio.
En lo personal –ojo, no soy abogado ni experto forense-, parece que ésa es la línea de investigación más sólida, pues reuniendo los testimonios, aparecerían todos los elementos de este delito de reciente incorporación en nuestro código penal (fines de 2011).
Además, la aparente rebeldía del viudo de la cantante sería muy elocuente, sin contar uno de sus mayores errores (¿quién le dijo que tenía que desaparecer tras el auto de prisión preventiva?)
Un feminicidio requiere una relación cercana (parental, filial o legal) entre víctima y victimario, maltrato sistemático tanto físico como psicológico, y –el elemento clave- una valoración subjetiva de poder que el victimario ejerce sobre la víctima basado en el desprecio.
Otro aspecto a considerar es el silencio que guarda la víctima asumiendo que la situación podría revertirse, casi siempre sin éxito.
Aunque no es un crimen de odio, en cierto modo es el odio lo que mueve a matar a una mujer por no calzar en el prejuicio de género que 'le fue impuesto'.
En el caso de edita Guerrero parecen estar los elementos arriba descritos: una convivencia, golpizas reiteradas, y cierto estereotipo étnico contra la familia de la chica (por eso te decía que no descartes lo del racismo, pero aclaro que esa es mi hipótesis). Agreguemos que la cantante, aparentemente, nunca quiso denunciar el maltrato.
Ahí está todo. Por lo menos desde un punto de vista factual, ahí está todo lo que configura feminicidio.
Espero, como muchas personas, que los letrados y las letradas resuelvan el caso legal, y que las partes responsables (porque parece haber una suerte de asociación ilícita)reciban lo que les corresponde.
Sí, no me olvidé del tema de discusión. Y precisamente ésta debe concentrarse en la manera cómo asumimos las relaciones entre todos y todas, ya sean de amistad, pareja o hasta de acercamiento por diversas circunstancias (trabajo, servicios, etc.)
Todo tipo de relaciones humanas no deben admitir ningún tipo de maltrato; y si éste aparece, lo mejor es cancelar la relación en primera sin opción a retorno. Una de mis productoras me recuerda denunciarlo.
En este sentido, es importante marcar claramente cuál es la línea entre crítica e insulto. La primera es una valoración positiva o negativa pero respetuosa de la actuación de las personas; lo segundo es utilizar la crítica para dañar la dignidad de las personas. Si tenemos eso bien aprendido, estaremos marcando nuestra primera gran norma de convivencia comunitaria.
Lo siguiente es la importancia de no guardar silencio ante el maltrato, y de autoeducarnos para condenarlo de tal manera que no seamos víctimas y no dejemos que otras personas lo sean. Avalar este tipo de conductas nos convierte en cómplices, con el riesgo de que terminemos desfilando ante un tribunal, como es posible que suceda en el caso de edita.
La construcción de relaciones horizontales donde se aniquile el prejuicio y el estereotipo es un asunto de alta prioridad en todos nuestros espacios: hogar, escuela, trabajo, gobierno, medios de comunicación, deportes (acuérdate del Mundial), la vida misma.
Más que lástima por edita, que no me parece la actitud más inteligente, lo que debemos poner en agenda pública es cómo nuestra comunidad se convierte en un baluarte donde no se admita ningún tipo de violencia.
En la medida en que erradiquemos ese problema y podamos construir relaciones respetuosas y verdaderas, le daremos sentido a un hecho que pudimos evitar, que la misma edita pudo evitar: no callar la violencia. ¡Ya basta!
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)