Por: Nelson Peñaherrera Castillo. Hay una publicidad circulando (yo la escuché en la radio) en la que el Gobierno Regional de Piura anuncia la ejecución de la Carretera Costanera, que, como lo entiendo, busca integrar todo el litoral de las provincias de Sechura, Paita y Talara, o al revés, con una envidiable vista al Mar de Grau, y el potenciamiento de uno de los ejes turístico-económicos más importantes del departamento.
¿Buenas o malas noticias para Sullana? veamos, leamos mejor dicho, el tema.
Por ahora las tres provincias antes mencionadas se comunican a lo largo de sus playas con cierta dificultad, y más entre Paita y Talara porque forzosamente tienen que entrar por Amotape, o venir hasta la ciudad de Sullana cuando el tránsito se interrumpe en el Bajo Chira debido al incremento del río si llueve más de lo usual. En resumidas cuentas, para que Paita se integre con Talara por tierra, tiene que dejar el litoral y entrar un poco más en el valle, o entrar al valle por completo.
Esa pequeña dificultad favorece en ciertos momentos a Sullana, pues puede ofrecer una serie de productos o servicios propios para la gente que circula por la ruta. Pero, cuando la Costanera esté operativa, ¿sucederá lo mismo? Lógicamente, no.
En ese sentido, la anunciada carretera es una amenaza a la economía de la provincia de Sullana, amenaza hablando en lenguaje FODA. Y esta amenaza se une a otras que se han sucedido en estos años: el aeropuerto de Talara, que desaparece el flujo entre quienes aterrizaban en el aeropuerto de Castilla y la ciudad petrolera, y la Km 21-Tambogrande, que desapareció el flujo de personas y productos que iban de Piura a Tambogrande o a Ayabaca o a Macará, y que forzosamente tenían que pasar por Sullana.
Entonces, hablando estrictamente del transporte de personas (turistas incluídos), Sullana ha perdido y seguirá perdiendo. Aunque para ser objetivo, perdió lo que nunca tuvo porque la provincia jamás se preocupó de ver a este público objetivo como un público objetivo; eran, simplemente, unos pasajeros ahí.
Y con ésto, resulta que la amenaza no estaba en la ejecución de obras fuera de la provincia sino en la desidia nuestra. Dificultad y amenaza, quizás, para los pocos fanáticos de la matriz FODA. Finalmente, tampoco la podemos hacer de perro del hortelano en el sentido que las otras provincias tienen tanto derecho como cualquiera a convertirse en un polo de desarrollo, y si sus comunidades tienen el tino de ver más allá de lo evidente, bien por ellos. A quien Dios se la dio, San Pedro se la bendiga.
Pero, ¿y Sullana?
Por ahora nos queda el mercado de tránsito pesado mediante la Autopista del Sol y la apertura de la vía de evitamiento en 26 de Octubre. Si bien es cierto, es un mercado harto reducido, sería una de nuestras opciones.
¿Y qué hacemos con la gente que pasaba por nuestra ciudad, a la que jamás nos dio la gana de atender con una buena oferta de productos o servicios (oigan, hasta Las Lomas tiene lo suyo con las tortas de canela) y que ahora ya ha sido derivada a otros destinos que no nos tocan ni por equivocación?
Si bien Sullana aún no pierde su atractivo comercial, además de ser el hogar de una incipiente industria, debería curarse en salud antes que las provincias de los costados puedan ser los nuevos polos de desarrollo departamental (al margen de que lo estén pensando, que lo doy por descontado).
Ya lo dije en esta columna varias veces y lo repito. Podríamos potenciar más esos dos ejes, el comercial e industrial, para repotenciar nuestro parque ídem pero con productos propios de la provincia, muchos de ellos nacidos de una agricultura que está más enfocada en la exportación (porque nuestro mercado no es un consumidor atractivo, no porque no lo sea sino porque no quiere) y creándole una nueva oferta donde los sullaneros y las sullaneras nos movamos como pez en el agua o como burro en algarrobal.
Sigo creyendo que deberíamos fortalecer el eje tecnológico, en especial en lo que es la creación de software y las tecnologías de la información, que profesionales tenemos para exportar porque son buenos (pero sin oportunidades); también creo que el turismo tiene una gran oportunidad, tanto en el receptivo convencional (por ejemplo, llevando gente a Tangarará y otros sitios arqueológicos que FACTORTIERRA.NET está destapando) como el vivencial-rural tanto en el valle como en el bosque seco de Lancones.
Ojo al arte y cultura, que ahí también tenemos potencial. Oigan, ya dije ésto antes; ¿por qué no terminamos de convencernos? Sigamos.
Creo que si comenzamos por potenciar esos cuatro campos (digo, miren al escudo probincial, ¿no?) y los trabajamos en forma sostenida, Sullana tendrá la capacidad de voltear la mirada de quienes ya nos estaban echando tierrita.
¿Que lo hagan las autoridades? La verdad es perder tiempo y esperanzas: no lo hicieron antes, no lo hacen ahora, no lo harán, entre otras cosas, porque jalaron el examen final del libro Coquito, y este siglo no es de los vivos ni los fulgurantes sino los inteligentes, porque miran a largo plazo y generan desarrollo.
Los otros dos grupetes son solo para alegrar la vista y nada más. Por lo menos en el contexto mundial, ésa es la tendencia y es al mundo a donde Sullana debe mirar; pero tiene que aprender a hablar en el idioma del mundo: la competitividad.
Entonces, ¿quiénes deben salir a la cancha y meter los goles? Me parece una oportunidad de oro para que patronales, como la Cámara de Comercio, Producción y demás yerbas de Sullana, o emprendedores de todo tipo debidamente organizados, armen la proa y naveguen mar adentro o despeguen al infinito y más allá para generar progreso y prosperidad para todo el mundo.
Sí, el sector privado nos salvará. ¿el gobierno local? entre la administración que entre, seguirá cual orquídea, viéndose hermosa, pero parasitando.
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