ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Una de tantas noticias que casi ha pasado desapercibida el sábado 16 es una carta enviada por Odebrecht Perú, o lo que queda de ella, al diario La República en torno a una columna de Mirko Lauer en la que acusaba a la empresa de participar en un complot "golpista" contra el todavía presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Retrocedamos la cinta un poquito para entender por qué esta carta podría ser crucial, si es que vivimos en el cacareado estado de derecho que decimos tener en este país. Tranquilidad, gente; prometo ser lo más sintético posible.
Bajo sospecha de que el presidente Kuczynski pudo haber tenido negocios con Odebrecht, subsidiarias o asociadas, durante el gobierno de Alejandro Toledo, la Comisión Lava Jato del Congreso de la República envió una carta a la empresa con fines indagatorios.
Recordemos que en esa época el actual Presidente de la República era ministro de Toledo. La ley dice que cuando eres funcionario público a ese nivel no puedes hacer negocios con privados, peor aún si esos privados tienen negocios activos con el gobierno peruano: conflicto de intereses, y por ahí iba la intención de la carta.
La empresa respondió afirmativamente. Había al menos dos empresas, entre cuyos fundadores o accionistas estaba o está Kuczynski que habían tenido negocios, y que incluso habían pagos hechos. A la prensa se le mostró un cuadro tipo Excel donde se detallaba el concepto, la empresa y el monto. El cuadro solo incluía referencias, pero no los documentos que sustentaran esas referencias.
La oposición acusó al presidente de mentiroso, y particularmente un sector de la izquierda congresal, el Frente Amplio, inició una gestión para pedir la vacancia del presidente por incapacidad moral, pedido que fue acogido por la mayoría opositora, Fuerza Popular, más rápido que volando.
El Frente Amplio no es ningún pionero en el asunto de la vacancia. Recordemos que varios congresistas de Fuerza Popular han venido planteando el tema hace más de un año, sin pasar a tomar la iniciativa.
El jueves casi tirando para viernes, Kuczynski salió en cadena nacional admitiendo que esas empresas con las que él estaba ligado sí habían hecho negocios con Odebrecht. Hasta aquí parecía que el Primer Mandatario le estaba dando la razón a la comisión Lava Jato; pero a renglón seguido, él aclaró que, cuando se hicieron tales negocios, él estaba desvinculado de las empresas, y que incluso éstas estaban constituídas en Chile y no en Estados Unidos como aseguraba la comisión.
O sea, no habría violado la ley, fuera que la información de la comisión Lava Jato sería inexacta, o al menos incompleta (ojo, no falsa).
El viernes, el diario La República imprimió la columna de Mirko Lauer donde acusaba a Odebrecht de participar del complot. Aclaremos que las columnas de opinión son percepciones subjetivas de sus autores, lo que me incluye, así que no pueden ser tomadas como referencias reales sino como posturas ante la realidad. Sigamos.
El mismo viernes por la tarde, mientras en el Congreso un legislador sí y otro también le decía inmoral al presidente y pedía su vacancia, Odebrecht Perú envió una carta, super educada por cierto, al rotativo en la que básicamente decía:
- Sí, es cierto que ellos respondieron una solicitud de información de la comisión Lava Jato; o sea, la información es cierta.
- La razón por la que proporcionaron esa información es porque no está incluída en el acuerdo de colaboración eficaz que tienen con los Ministerios Públicos de Perú y Brasil, debido a que esos datos no le son incriminatorios.
- Los datos no le son incriminatorios porque se trata de negocios que Odebrecht clasifica como legales (literalmente puso "no son ilegales", entonces por simple lógica de la contradicción, si niego la negación, se trata de una afirmación).
- La información no comprometida en el acuerdo de colaboración eficaz quedaba a disposición de las autoridades, la comisión y el propio medio de comunicación a solo pedido.
La empresa no envió la información a la comisión Lava Jato con el expreso afán de complotar contra el gobierno; de hecho, asegura que no usó criterios de "discrecionalidad" (o sea, no habría tenido intención alguna) a la hora de enviarla.
Y aquí es donde comienza la confusión: si la comisión Lava Jato presentó datos reales, el presidente los confirmó, y Odebrecht dice lo mismo, ¿tiene sustento la vacancia contra Kuczynski? si nos quedamos a ese nivel de análisis, sí, de hecho.
Pero hay un detalle que deja a todo el mundo en animación suspendida, y es el hecho de que Odebrecht le dice a La República que los negocios fueron legales y tributados.
Si partimos de la premisa de que Kuczynski es inmoral por haberse aprovechado de su cargo para hacer negocios que la ley le prohibía, pero Odebrecht dice que no, ¿entonces dónde radica la inmoralidad?
Las fuerzas que piden la vacancia presidencial sostienen que el presidente ocultó información. Ahora bien, si Kuczynski no declaró públicamente sus negocios legales, ¿éso lo hace inmoral?
Detalle adicional: ningún político ha comentado la carta de Odebrecht a La República, lo que me parece raro, por usar un adjetivo inocente.
El jueves se decide el destino de este Presidente de la República, y la tendencia en el Congreso -al menos la de Fuerza Popular y el Frente Amplio- es la de vacarlo. Claro que el Frente Amplio está planteando una febril agenda que incluye retroceder casi 200 años en nuestra historia y comenzar de cero, sospecho que para intentar un modelo pseudosocialista como el de Venezuela y sus aliados, pero ése es otro tema que podremos discutir después.
¿Y si Odebrecht Perú se reafirma oficialmente en lo dicho a La República, o sea, de que Kuczynski hizo negocios legales?
Y eso que no hemos metido en la ecuación a Baratta, quien según fuentes del diario, se mostró extrañado por la reacción del Congreso, porque -ojo, pestaña y ceja- si los negocios de Kuczynski con Odebrecht fueran ilegales, deberían estar registrados en Brasil (¿la caja 2?) como los otros que tienen a los esposos Humala-Heredia con prisión preventiva, al ex presidente Toledo con un proceso de extradición en marcha, y a Alan García y keiko Fujimori bajo sospecha.
Según La República, Baratta habría dicho que en los servidores brasileños incautados en Suiza no figuraría la referencia al todavía Presidente del Perú.
¿Y si Baratta confirma tal dato, era la vacancia un proceso moralizador o... conspirador?
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