02
Lun, Dic

Un globo de aire caliente llamado #quieromiPiurasegura

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Un estudiante universitario fue asesinado en un barrio de clase media alta en la ciudad de Piura mientras evitaba que su enamorada fuera asaltada, maniobra que le fue fatal porque tras matarlo, le quitaron su dinero y su celular; a partir de esto, sus amigos y compañeros de universidad se indignaron y lanzaron la idea de una marcha a través de Facebook, y contra todo pronóstico, se convirtió en un viral urbano.

Antes de que #quieromiPiurasegura dé el primer paso o lance el primer grito, la Policía Nacional ya tenía capturados a tres de los cuatro sospechosos, el Ministerio Público sustentaba el pedido de prisión preventiva, el Poder Judicial lo admitía más rápido que volando, la municipalidad se acordó que lideraba el Comité de Seguridad Ciudadana, discusión que llegó hasta el propio Gobierno Regional donde ahora es tema de agenda urgente. Eso sin contar a ciertos periodistas que comenzaron a jalarse los zambos a ver quién le arrancaba más lágrimas a los deudos.

Y todo en tiempo récord. Si fue una semana, exagero.

Esto demuestra que la presión ciudadana bien organizada y enfocada en un objetivo específico (gobierno local y regional) es capaz de erizarle los pelos incluso al flamante jefe de la Región Policial, cuyos efectivos, especializados en darle largas a las denuncias por asaltos y asesinatos, o simplemente subir los tacos sobre sus escritorios, sí sabían investigar, sí sabían procesar capturas, sí sabían estrategias de resguardo, y hasta detienen extranjeros ilegales en nuestro país involucrados en un aparente tráfico de armas y municiones. O sea, tontos no eran, sino ociosos y poco aguerridos, ¿o alguien tiene otra explicación?

Es más, unos días después una docente fue asesinada, y en solo 48 horas ya se tenía al pistolero confeso y detenido. Ahí mismito prisión preventiva y bla, bla, bla. ¿Mas eficiencia y rapidez? Ni Flash.

Solo falta que respondan el 105 de buenas maneras, aunque sea para oír las quejas ciudadanas, y los postulamos al Nóbel de la Paz.

El gigante tiene puntos débiles

Lo lastimoso es que en nuestra conciencia tanática, es una muerte la que nos lleva a poner las barbas en remojo cuando lo ideal es evitarla a punta de pura proactividad, de capacidad de iniciativa, de asertividad.

Desde mi punto de vista, el meterles el acelerador hasta la altura de los faros neblineros ha sido y es la mayor, por no decir suprema, victoria de #quieromiPiurasegura; pero, ojo churres, no nos dejemos llevar por la emoción que esta gente, así como puede palidecer cuando la ciudadanía les pone en vereda, también es experta en esperar el menor error para dar el zarpazo, eliminarse la amenaza de encima y regresar a su ‘status quo’, o sea, a hacer ni michi.

¿Y #quieromiPiurasegura podría estar camino de cometer esos errores que la debilitarían? Sí. Veamos:

  • “Si ellos no lo hacen, haremos justicia nosotros”: aunque los organizadores desde un inicio dijeron que la marcha sería pacífica, revisando los comentarios de quienes se plegan, es evidente que los que van de la indignación a la frustración aterrizando en la anarquía son los que reciben más ‘me gusta’. Sí, hay gente que alucina la marcha como una horda bárbara y piensa que mientras más testosterona secrete, más fuerte y popular será. El problema es que los organizadores no se han desmarcado firmemente de este tipo de mensajes, y por último no dicen nada. silencio otorga, así que lo recomendable sería hacer explícito el desmarque (y si se cree innecesario, algo malo pasa por esas cabecitas). Recordemos que la violencia también es psicológica, su verbalización oral o escrita es una de sus manifestaciones más recurrentes, y algo que Seguridad del estado debe estarse regodeando para descabezar la movilización una vez que pase… especialmente si alguno con sobredosis de testosterona, alcohol o drogas, usa la marcha para vandalizar la ciudad. Cuidado ahí. (Recomiendo revisen los ‘pposts’ de un tal Ruddy Guerrero, que son fuertes y conmovedores a la vez.)
  • Declaremos la emergencia: No acababa el primer día de publicada la convocatoria a la marcha cuando dos congresistas de mayoría ya estaban cabildeando para impulsar la declaratoria de emergencia para el departamento, a pesar que los organizadores repiten una vez sí y otra también que la marcha no tiene intereses políticos. Bueno, politiqueros más bien, porque manifestarse públicamente es, por definición, una reacción política (legítima, ojo). Entonces, estas dos congresistas trataron de mover el cotarro buscando tal disparate sin medir qué diablos estaban impulsando (restricción del derecho al libre tránsito y de la libertad de reunirse, la opción de ser detenido bajo sola sospecha o de allanar domicilios bajo el mismo pretexto). ¿Lucha contra la inseguridad ciudadana? No lo creo. Lucha por conservar un enclave electoral, en todo caso. Los organizadores de la marcha tampoco se han desmarcado de este tema. Encima, un consejero regional ha salido a demandar la participación del Ejército, cuando está prohibido constitucionalmente, y un acuerdo de consejo regional es inferior a la Carta Magna. ¿Ignorancia legal? Tampoco lo creo. Afán de robar cámara, por supuesto. Sigo pensando que antes que declarar al departamento en emergencia, a quienes debemos poner en cuidados ultraintensivos es a todas nuestras autoridades a ver si las curamos de su anomia (y también de su anemia… legal).
  • Marchamos para que las autoridades hagan planes: esto se repite en los comentarios una y otra vez. Acá mi equipo le llama ‘la política del selfie y del like’, que consiste en marcar que asistirás, que estás de acuerdo, que irás, te tomarás la fotito con tus patas, pero después desaparecerás como si nada. y esa sí me parece una falencia programática porque la marcha no es el objetivo de la seguridad ciudadana, es tan solo una actividad de todo un plan que debe tener como producto una plataforma de la gente en la que se impulse una agenda para acabar con la criminalidad en forma secuencial, que se le entregue a las autoridades y se le presione inteligentemente para su cumplimiento. Esto implica que los organizadores se abran multidisciplinarmente (son universitarios, así que la tienen fácil) para recoger ideas de todos los sectores y hacer un plan estratégico muy rico, con indicadores claros, que permita la inclusión de todo el mundo y cuyo monitoreo sea fácil y transparente. Hacer una marcha y dejar que las autoridades hagan los planes terminará en más de lo mismo, pues cuando éstas sientan que el acelerador ya no se pisa hasta el fondo, como dije antes, se relajarán, y cuando a la infección no la curas en primera, te costará más trabajo curarla a la segunda, tercera, cuarta y así sucesivamente. Entonces, el truco es pasar de la indignación a la creatividad con fondo y forma, a corto, mediano y largo plazos.
  • “Es que el muertito vivía en Santa María del Pinar”: Partamos aclarando que la vida humana vale lo mismo no importa dónde esté; sin embargo, fuera de los barrios residenciales de la Piura Metropolitana y aún fuera de la capital departamental, la marcha se ve como un hecho lejano, basado en un engañoso argumento clasista: como la víctima era medio pituca, todo el mundo le hace caso; pero, ¿y qué hay de los muertos de los barrios, las otras ciudades o el campo de Piura? Sus protestas no recibieron tanta cobertura como ésta, a ellas no llegó ningún Oyarce, los casos siguen estancados en el Ministerio Público y el Poder Judicial. Los organizadores bien podrían tomarse estos días para investigar casos emblemáticos a lo largo del departamento, contactar a los familiares, enterarse de cómo va esa situación y quitarle un poco la cámara a los papás del chico de Santa María del Pinar para ponerla sobre la cara de los deudos en San Martín o Santa Rosa, Chiclayito, Santa Teresita, el Obrero, La Arena, Talara Alta, Las Lomas, y especialmente Suyo. Que no se sienta que es una marcha de “la gentita”, sino que, como lo dijo la mamá del chico asesinado, ahora les tocó a ellos, y mañana cualquiera de nosotros y nosotras podemos pasar por el mismo trance. ¿También habrá tanta viralización como la que hay ahora? En cierto modo, #quieromiPiurasegura se ha puesto una valla bien alta, y ahora tiene que reflexionar fríamente cómo planea superarla. En ese sentido, el punto a favor son las reuniones con dirigencias vecinales, pero habría que recordar que muchos vecindarios no se sienten representados por ellas; entonces, hay que ‘bajar’ más todavía.
  • Lo dije yo primero: Espectáculo aparte lo están dando los y las colegas (incluso de la radio que dice que no es comercial) por ver quién hace la nota con mayor cantidad de visitas, likes o retuits. Chicos y chicas, el fin, ahora, es mantener la presión sobre autoridades y operadores de justicia, no sus ‘rating charts’. Ubíquense, ¿no? Ah, y no le den resonancia a los mensajes que inducen a la violencia. Reubíquense. La idea es sanar, no combatir la violencia con más violencia, y aquí los organizadores tienen que tomar fuerte el timón de #quieromiPiurasegura para evitar que cualquier engendro los saque de curso y los encalle.

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)

 

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