ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Es casi seguro que este será el peor Día de las Madres para la progenitora de la niña asesinada por un docente en la ciudad de Huancabamba, quien la habría secuestrado y ultrajado. Solo pensar en papá y mamá buscando a su hija sin tener respuesta, hallarse con el hecho y ser confirmado por la confesión del acusado, mínimamente produce angustia; no hay que ser padre o madre para condolerse: es simple sentido común.
Este no es el primer caso de un docente (lo que no descarta a las docentes) o alguien del entorno docente a quien el manejo de su sexualidad le juega en contra: desde quien baja pornografía y la graba sin mayor cuidado en materiales de capacitación (salvo que ese fuera el tema de fondo), pasando por quien la archiva en el sitio web de un colegio parroquial, o quien es parte de redes de pornografía infantil, o quien termina involucrándose en relaciones efébicas heterosexuales u homosexuales, hasta quien viola y mata.
El hecho es que hay profesionales de la Educación que están entrando a salones de clases sin haber resuelto graves conflictos con su propia sexualidad o que su celo casi patológico le lleva a armar mitos que superan a las propias parábolas de Jesucristo maquillándolas como moralidad, y terminan victimizando a quienes están bajo su cargo amparándose consciente o inconscientemente en la relación de jerarquía o de poder que le da su trabajo, sea vertical u horizontal, sea por exceso o por defecto.
El director regional de Educación hizo una saludable confesión sincera: no están funcionando los criterios de selección de los y las docentes en formación o ya en actividad, y nos enfrentamos a escenarios como el de Huancabamba. No es que una sexualidad patológica sea un mal docente exclusivo (de hecho, todos y todas, en alguna manera, la padecemos), pero sí es un asunto por resolver crítico, crucial, ineludible, obligatorio, en quienes van a formar a la gente que decidirá qué hacer con nuestro futuro.
Y aferrándome a ese aprendizaje personal de que el ejemplo enseña más que el sermón, me parece que este detalle debe ser constantemente evaluado para que evitemos que en el futuro tengamos tribunas hechas con concreto más débil que greda, procesos judiciales donde la decisión favorece a quien coimea, choferes a quienes les importa un comino si transportan bultos o personas, médicos que dejan morir mujeres para atender sus consultorios privados porque pagan más, instructores que administran suplementos a chicos en plena edad productiva sin importarles el deterioro mortal de sus hígados o riñones, gente que agrede o explota a la gente, o dictadores genocidas.
No es cualquier simple detalle: estamos hablando de la formación de generaciones como complemento al trabajo que padres, madres y familiares debemos comenzar en casa. A eso se llama proceso educativo integral… como lo entiendo, claro está.
Tampoco se trata de reprimir la sexualidad, pues-como lo dice un gran amigo y profesional- con eso nacemos y con eso moriremos; la idea es incorporarla a ese proceso educativo para que se desarrolle saludablemente, sin lesionar quienes somos realmente, pero también sin perjudicar al resto, especialmente si está bajo nuestra responsabilidad. Ejemplo práctico y parafraseando a este amigo: no es lo mismo desnudo que calateo.
Por su parte, El Colegio de Psicólogos en Piura se ha quejado que apenas uno por cada cinco de sus profesionales tiene trabajo en una escuela. Seamos realistas: muchos planteles no tienen plata ni para sus plazas docentes, así que un psicólogo o una psicóloga, con el cariño y respeto que les tengo, no es una prioridad.
Y los casos de profesionales con empleo que me comentan o que conozco, terminan conflictuándose más que cualquier adolescente, no están cuando se les necesita, o se olvidaron de su ciencia y se les cruzaron los chicotes con los miedos mórbidos que les hacen decir disparates.
Ahí está el caso de la ¿profesional? que trató de generar remordimientos al alumnado masculino de una escuela católica local, comparando a quienes practican la masturbación con genocidas cuando hay estudios que le han encontrado hasta once beneficios distintos, incluyendo la de profilaxis fisiológica del sistema reproductor masculino. ¿estudió esa parte, o su tapaojos intencional le hizo corto circuito al objeto de su ciencia?
Entonces, antes que el Colegio salga a reclamar que les contraten más, también debe separar al grano de la brizna… bueno, paja si quieres.
El Colegio de Obstetras hace tiempo también viene reclamando entrar a escuelas para hablar más específicamente de salud sexual y reproductiva con adolescentes; pero, si no hay plata para un psicólogo, bien tranca que para un obstetra. Por supuesto que el mismo criterio para filtrar psicólogos debe aplicarse para filtrar obstetras.
Entonces, si hay talento disponible pero nos falta plata para remunerarlo, ¿por qué no pensamos en una solución intermedia y eficiente? Miren: que los pocos psicólogos y las pocas psicólogas que podemos contratar asesoren y apliquen filtros para que Educación tenga mayor cuidado en la selección de su personal. ¿No es esa la primera línea de defensa que estamos descuidando?
Y ya pasando esa selección, que los y las obstetras entrenen a los y las docentes cómo abordar y enfrentar las inquietudes sobre salud sexual y reproductiva desde una perspectiva científica, sin que ello desmedre sus creencias sino que mas bien les dé el espacio debido. Ah, y evaluación para terminar el tamizaje que en los primeros filtros se hubiera escapado.
Ya pues. Si el plan funciona, y podemos sustentarlo con indicadores, no será más viable que sepueda gestionar la contratación de más profesionales de la Psicología y la Obstetricia? ¿Esto no garantiza la calidad del trabajo docente en aula desde la perspectiva de género? ¿esto no favorece la eficiencia de la Educación con enfoque multidisciplinar?
Suena idealista pero es viable, legal y preventivo. Y ya sabemos que trabajando antes que el daño se produzca, ganamos más que cuando las cosas tienen un camino de no retorno. Si bien eso no resucitará a esta niña y no expiará la demencia de quien la asesinó, sí le dará sentido a este desenlace fatal, evitará otra culposa estadística, y ppermitirá que más madres sean honradas por sus hijos e hijas, saludablemente, este y todos los días como hoy.
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