ERP. El deceso de edita Guerrero Neyra, vocalista y fundadora de Corazón serrano, provocó que unas 20 mil personas, cuando menos, acompañaran su sepelio el lunes pasado.
Como recordarás, edita falleció hace una semana exactamente.
Aparte de la multitud de gente, el evento parece haber provocado una multitud de desafortunados comentarios que se publicaron mediante las redes sociales, y cuyo iniciador fue aparentemente identificado.
Alguien me dijo que uno de los más recurrentes era que, debido al funeral, muchas trabajadoras del hogar iban a pedir permiso, como conectando el gusto por la música del grupo con cierto segmento socio-cultural, lo que en mercadeo llamamos 'nicho de mercado'.
A juzgar por los perfiles de Facebook que me he tomado el trabajo de revisar, y varias opiniones en redes sociales, la percepción de que el nicho de mercado de Corazón Serrano son las trabajadoras del hogar o la población que migró de los Andes piuranos es errada.
De hecho, estudiantes de universidades con pensiones caras, profesionales con buenos sueldos y hasta la 'gentita' que trata de correr olas en Máncora es tan fanática del grupo como los nichos de mercado a quienes se pretende estereotipar el gusto por uno u otro tipo de música.
En lo personal, yo mas bien buscaría la conexión entre cumbia y cerveza. Anda a una fiesta con grupos que tocan este ritmo y audita la cantina: te sorprenderás.
Y, como la cerveza no sabe de niveles socio-económicos (en la borrachera, hermanos), el argumento de cumbia igual a 'clase baja' se nos cae peor que castillo de naipes.
Sin embargo, el evento edita ha aflorado términos que casi los hemos olvidado: clasismo, racismo... en fin, discriminación. ¿Quién dijo que la sociología es aburrida? Aquí hay un jugosísimo tema de tesis.
Discriminar es básicamente separar por jerarquía o categoría.
En términos sociales, lo definimos como la acción de segregar personas en base a cualquier criterio de índole subjetiva; hacer de lado por lo que yo creo que es superior o inferior, aunque objetivamente no lo sea.
Sobre esta base, hay tantos tipos de discriminación como criterios de clasificación tenga la mente humana, especialmente la que no se ha cultivado en respeto y tolerancia.
Por mencionar ejemplos, podemos discriminar por: color de la piel, apariencia, procedencia geográfica, sexo y/o identidad sexual, creencia religiosa, centro de estudios, dinero que se tenga, y hasta por los programas que ves en la tele.
Sí, así de absurda es la discriminación.
Dicho sea de paso, el Código Penal peruano la reconoce como delito, tipificado en el artículo 323.
Cuando existía la Mesa contra el Racismo, el experto en el tema Wilfredo Ardito (abogado y profesor de la PUCP) nos reiteraba que nadie nace con un 'gen racista', sino que lo aprendemos en los espacios que frecuentamos. Es decir, la discriminación es una construcción mental social.
Entonces, así como lo aprendemos, podemos 'desaprenderlo'.
En Piura, hay dos tipos marcados de discriminación: el racismo (donde se juntan el color de la piel, la apariencia, la procedencia geosociocultural, etc.) y el sexismo (cuando los varones se creen superiores a las mujeres, con la homofobia como su prima hermana).
Aunque también se está manifestando la discriminación contra las personas con habilidades diferentes, digo, para no segregar por olvido
El racismo se está acentuando mucho desde que Piura comenzó a despegar comercialmente. El sexismo lo arrastramos por siglos, y aún no se nos mete en la cabeza eso de la equidad de género (a pesar que hace poco bailamos por ese tema).
La discriminación no se agota en una columna, como ésta, pero sí sería interesante si podemos dar pie a una discusión amplia y respetuosa que nos permita aprender más al respecto, y elaborar estrategias para combatirla.
Propongo reactivar, por ejemplo, la discusión sobre cómo implementar la ordenanza 013-2008/MPS del 16 de julio de 2008, vigente en la provincia de Sullana, y que prohíbe todo tipo de discriminación.
Y qué bueno si usamos como pretexto una fecha como hoy, el Día de la Mujer. Comencemos, entonces.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)