ERP. Lejos de casa. Aunque se puede tener un techo y unas paredes donde, al menos, se pueda descansar, no es lo mismo como el sitio donde está la familia, el vecindario, la localidad y hasta el país. Y aunque haya gente que pueda crear las condiciones para que el proceso de adaptación no sea duro, siempre habrá la conciencia de que aquí se está de paso, o quizás se tendrá que comenzar todo de nuevo.
El especialista en aduanas Andrés Citerio (33) lo sabe muy bien, así que está adaptando una idea que tenía en su natal Valencia, en Carabobo, Venezuela, donde junto con otros amigos se reunía para correr o hacer senderismo aunque con afanes recreativos.
Ahora, migrante en Lima Sur, a donde se mudó en noviembre de 2017, entiende que una manera de ayudar a los cientos de miles de migrantes que hay en el Perú es utilizando las propiedades terapéuticas del deporte, en este caso salir a correr.
"Quiero que la gente se despeje y que no se limite por la falta de dinero", afirma, ya que una de las prioridades de todo migrante recien llegado es, primero, tener soles suficientes para poder vivir en su nuevo hoghar, y, segundo, tener dólares convertidos suficientes para enviar y apoyar a la familia que se quedó en un país con una acentuada crisis económica. Ambas cosas generan ansiedad y hasta depresión.
La iniciativa que Andrés está trayendo de Venezuela a Perú se llama Naguará Runners. La palabra Naguará (o Naguara) es una interjección de sorpresa y entusiasmo empleada por los aborígenes guaros del estado Lara, y que la está introduciendo paralelamente con un amigo suyo que migró a Chile. Tanto allá como en Perú están comenzando a tener seguidores, quienes principalmente se integran mediante Whatsapp, todos de Venezuela por ahora.
"Ya estamos participando en algunas carreras que organizan acá en Lima, especialmente las que son gratuitas y abiertas a todo el público", cuenta Andrés. "Y si alguien no puede entrar a inscribirse porque le faltan datos en el celular, me avisa y yo los inscribo".
Durante la carrera realizada en Lima para concienciar sobre la donación de médula ósea, el 30 de setiembre, una de las integrantes llegó en primer lugar y su primera reacción fue celebrarlo arropándose con la bandera venezolana, sin poder ocultar su emoción.
Y como los planes de Andrés son radicar definitivamente en Perú, en el futuro piensa incorporar más gente, más actividades y más rutas.
Claro que para decantar en esa idea de proyección comunitaria tuvo que pasar por vivencias muy puntuales.
Cuando era mesero en un restaurante de la Costa Verde, en el distrito de Chorrillos, una vez le tocó atender a un cliente quien estaba en su auto. Al acercarse, entendió que el caballero -Carlos García, , unos 60 años- tenía discapacidad de movimiento.
Andrés, quien ya venía acumulando tensión por las largas jornadass de trabajo, quedó desconcertado porque el hombre tenía un humor al tope; incluso le gastó un par de bromas simpáticas. Entabló amistad con don Carlos y se mantuvo en contacto hasta que él dejó de responder. Cuando lo recuperó, se enteró que estaba realizando una actividad del otro lado de la capital y acudió, poniéndose a la orden.
Carlos lo recibió como un viejo conocido y le presentó a su familia, entre ellos a su hermano Daniel, un veterano de la Fuerza Aérea del Perú.
Le intrigó cómo era posible que la familia siempre tuviera una actitud positiva. Fue cuando Daniel le dijo algo inesperado: "Es que tengho fe en Cristo".
Andrés, quien es católico no practicante, recibió una especie de mazazo, como si uno de los lanzadores del Navegantes del Magallanes, su equipo de béisbol favorito, le hubiera dado en toda la cabeza con un pelotazo a toda velocidad, y reaccionó. Eventualmente se integró a una fraternidad ecuménica que reúne aempresarios, quienes fueron su grupo de apoyo.
"Yo también tengo fe en Cristo", apunta el joven, al explicar cómo pasó de la autopreocupación a la proyección.
Lo siguiente que hizo y está haciendo es invitar a que todo y toda quien quiera salga a correr. No importa si tiene la ropa especial o los implementos, pero que salga a correr, a dejar atrás esa angustia, esa nostalgia, esa tristeza, o hasta esa falta de contactos. Una vez que se integre a Naguará, al menos éso es lo que menos le va a faltar. [Nelson Peñaherrera Castillo]
Dato
Aunque Naguará Runners se está reorganizando en Lima inicialmente, no ha descartado extenderse progresivamente al resto del Perú y Sudamérica. Se puede tener más información directamente con Andrés en https://www.instagram.com/p/BlEcSS1FiCT/