ERP. La violencia contra las mujeres, en cualquiera de sus manifestaciones, es una acción deplorable que urge prevenir y sancionar. Según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), entre enero y septiembre de este año se registraron 103 feminicidios y 217 tentativas en todo el país. Si nos trasladamos a los espacios laborales, no podemos evitar mencionar el caso de Eyvi Agreda, cuyo acosador y asesino la conoció en su centro de labores.
Por ello, las organizaciones, tanto las privadas como las públicas, tiene un rol importante en prevenir también cualquier forma de violencia
En esa misma línea, según los últimos resultados del Ranking PAR de Equidad de Género en las Organizaciones Perú 2018, de la consultora Aequales, el 77% de las 137 empresas privadas que participaron en esta medición cuentan con una política para prevenir el hostigamiento sexual, pese a que esta es exigida por Ley; asimismo, el 79% tiene un procedimiento de sanción establecido contra la persona agresora.
Por otro lado, solo un 55% de empresas brinda capacitaciones o comunica el procedimiento existente, una cifra considerablemente baja si tenemos en cuenta que una pieza clave para empezar a mitigar esta problemática parte de que los empleadores comuniquen a su personal qué canales de denuncia existen o cuáles son los pasos a seguir para sentar una. En lo que respecta a las entidades públicas, de las 23 instituciones que participaron en el Ranking PAR, solo el 52% cuenta con una política contra el acoso sexual.
“Nos urge que todas las organizaciones empiecen a adoptar medidas documentadas que aseguren espacios libres de violencia contra las mujeres y de tolerancia cero ante posibles casos que puedan presentarse, de la mano de campañas de sensibilización constantes que faciliten que el personal tome consciencia y actúe para denunciar y prevenir estos hechos”, señaló Andrea de la Piedra, cofundadora y gerenta general de Aequales Perú.
De la Piedra indicó que una medida aún poco ejecutada por las empresas, pero sumamente positiva, es la de incluir cada vez más a los hombres en la conversación a través de la ejecución de talleres de nuevas masculinidades o masculinidades alternativas. “Esta medida, que las empresas pueden desarrollar, propicia que los hombres adquieran mayores conocimientos sobre el tema, identifiquen los estereotipos de género que la misma sociedad les ha impuesto durante años, cómo impactan estos en la violencia de género, y sobre todo, interioricen que no existe una única forma de vivir su masculinidad”, comentó.
En esa línea, actualmente solo 30% de empresas privadas del Ranking PAR han brindado talleres de nuevas masculinidades a sus colaboradores. “Debemos refutar aquella idea que excluye a los hombres de los temas de género; ellos son parte importante del cambio que como sociedad debemos emprender para eliminar cualquier tipo de violencia, y las empresas, más allá de la obligación por ley de contar con un protocolo contra el acoso, pueden ser importantes agentes de cambio y pueden promover medidas adicionales para hacer frente a esta problemática”, concluyó De la Piedra.