ERP. Grecia se ha despertado con la condición de país moroso y en suspensión de pagos, después de que en la pasada medianoche venciera el plazo que tenía para devolver al Fondo Monetario Internacional un préstamo de 1.700 millones sin que lo hiciera. Pero también hoy un puñado de bancos han abierto por fin sus puertas, después del cierre forzoso que el Gobierno de Atenas ha impuesto desde el lunes a las entidades financieras.
Grecia, se encuentra en una situación muy difícil y su situación pone en riesgo su presencia en la eurozona, aspecto que ha conllevado a reacciones en países importantes como Alemania.
La canciller alemana, Angela Merkel, volvió a mostrarse dispuesta a seguir las negociaciones sobre un nuevo programa de ayuda a Grecia, aunque sólo después del referéndum convocado para el domingo en el país heleno.
"La puerta a las negociaciones estuvo siempre abierta y seguirá abierta", dijo la líder cristianodemócrata (CDU) en el inicio de un debate en el Parlamento en Berlín.
Sin embargo, añadió, el gobierno en Berlín acordó esperar primero el resultado del referéndum convocado por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, en el que la población votará a favor o en contra de las reformas exigidas al país por los acreedores internacionales.
"Antes no se puede negociar ningún nuevo programa de ayuda", señaló Merkel, recordando además que para hacerlo necesitaría un nuevo mandato del Parlamento alemán.
"Podemos esperar con tranquilidad porque Europa es mucho más fuerte que hace cinco años, entre otras cosas gracias a la política de reformas impulsada mayormente por la postura de Alemania", dijo la mandataria. "Hemos tomado medidas de protección impensables en febrero de 2010".
Merkel se mostró abierta a buscar una solución negociada. La esencia de Europa es "la capacidad de llegar a un compromiso, pero uno en que las ventajas superen a las desventajas", aclaró. "Si no, Europa estaría perdida".
En un discurso interrumpido por aplausos de su fracción y por gritos y quejas de diputados opositores, Merkel elevó la crisis griega a un problema que va más allá de las ayudas en juego y pone en juego la idea de Europa.
"Son días turbulentos. El mundo nos mira. Pero el futuro de Europa no está en juego. Lo estaría si olvidamos quiénes somos y qué nos hace fuertes", concluyó.
En tanto que el FMI considera moroso a Grecia, y se buscan alternativas para pagar los adeudos; muchos ciudadanos se vieron favorecidos al disponer de 120 dòlares que les otorgan las entidades financieras, cuyas puertas se abrieron para atender la demanda de la poblaciòn.