ERP. España se ha latinoamerizado y los resultados de las últimas elecciones así lo demuestran; si bien es cierto el Partido Popular, sigue siendo la mayoría relativa, lo cierto que Podemos y Ciudadanos, obtuvieron un notorio debut logrando una representación importante al conocerse los resultados oficiales.
Con esta decisión, los españoles decidieron ayer dar por muerto y enterrado el bipartidismo en torno al que ha venido girando el sistema político Español desde 1977. El PP y el PSOE perdieron en conjunto 5,4 millones de votos respecto al resultado de las elecciones de 2011 mientras que, enfrente, surgieron dos grandes alternativas de poder, Podemos y Ciudadanos, que sumaron más de ocho millones.
La fuerza más votada fue el PP de Mariano Rajoy, que obtuvo 123 diputados pero tendrá muy difícil gobernar, puesto que ni siquiera un acuerdo con los 40 parlamentarios de Albert Rivera sería suficiente. Los socialistas mantuvieron el segundo puesto pese a romper su suelo y caer hasta los 90 escaños, y Podemos irrumpió con ímpetu arrollador hasta los 69.
Tal y como se ha venido perfilando a lo largo de toda la campaña, se abre una nueva etapa política que no tiene referente en ninguno de los procesos electorales de la democracia española. El bipartidismo que ha sobrevivido durante casi cuatro décadas, llega ahora a su fin. El país entra en una dinámica marcada fundamentalmente por el empuje de las nuevas generaciones que siempre han vivido en un régimen de libertades y que no votaron la Constitución.
Ahora, España se asoma a un paisaje político en el que, por el momento, no se ve con claridad la fórmula para garantizar la gobernabilidad. El color y las hechuras del futuro Ejecutivo están en el aire. El Partido Popular ha ganado las elecciones pero precariamente. Ha conseguido 123 escaños, a años luz de los 186 que logró en 2011. En estos cuatro años se ha dejado más de tres millones y medio de votos.
El PSOE, por su parte, se ha mantenido como segunda fuerza aunque perdiendo más de un millón y medio de votantes y situándose, con 90 escaños, por debajo del listón psicológico de los 100 diputados. Los socialistas han cerrado las urnas sintiendo el aliento en la nuca de un nuevo partido: Podemos, que ha logrado un espectacular resultado, aunque yendo en coalición con fuerzas menores en Valencia, Cataluña y Galicia.
El partido liderado por Pablo Iglesias y sus compañeros de comicios (En Marea, Compromís y En Comú Podem) han conseguido entrar en el poder legislativo con 69 escaños. La otra fuerza emergente, Ciudadanos, se ha desinflado llamativamente respecto a los resultados que le llegaron a vaticinar las encuestas. El partido encabezado por Albert Rivera finalmente ha logrado 40 escaños.
Teniendo en cuenta que se estrenaba en el teatro nacional, su entrada en el Congreso también puede calificarse como muy importante. En estos comicios, las dos fuerzas tradicionales -PP y PSOE- que se han turnado durante casi cuatro décadas en el poder, han perdido en conjunto más de cinco millones de votos. En 2011 un total de 17,8 millones de españoles escogieron o la papeleta popular o la papeleta socialista.
Ayer sólo lo hicieron 12,6 millones. En el otro lado de la balanza, los dos partidos nuevos -Podemos y Ciudadanos- han conseguido atraer en su primera actuación en unos comicios generales, el sufragio de ocho millones y medio de españoles. Las dos fuerzas nuevas no sólo han robado voluntades políticas a manos llenas a populares y socialistas, sino que también han atraído al nuevo votante y han conseguido laminar a partidos que hasta bien entrada la legislatura tenían excelentes perspectivas, como Izquierda Unida o UPyD.
IU, encabezada por Alberto Garzón, apenas ha obtenido dos escaños por Madrid. En tanto que la formación magenta, liderada en estos comicios por Andrés Herzog, no ha logrado ni un solo puesto en el Parlamento. El panorama que se dibuja ahora con la vista puesta en la gobernación es, de partida, muy difícil. En principio, atendiendo a la dicotomía derecha-izquierda, el bloque formado por Partido Popular y Ciudadanos suma un total de 163 escaños, insuficiente para constituir un Gobierno con manos libres, e insuficiente también para sacar adelante sólo con sus votos la investidura del líder del PP como nuevo presidente del Gobierno.
Lo mismo sucede con el tándem Podemos-PSOE que juntos sumarían 159 escaños.No obstante, esta segunda fórmula, podría llegar a contar con el respaldo de otros partidos menores más radicales e incluso nacionalistas. Resulta difícil imaginar un Gobierno pentapartito -que evidentemente marginaría al PP que ha sido la fuerza más votada-, pero quizá no lo sea tanto a la hora de sacar adelante la investidura de un líder de izquierdas.