ERP. La ciudad de Sullana, capital de la provincia del mismo nombre en la región Piura, conoce de los impactos negativos de las precipitaciones pluviales, pero tampoco ha tenido la estrategia de prepararse para nuevos eventos. En recorrido realizado por Diario El Regional Piura, se encontró población expuesta a las lluvias, un canal vía lleno de basura e improvisación de los comerciantes para continuar con sus actividades.
Las lluvias, inesperadas como siempre, han sorprendido a parte de la población, que reside en hondonadas y que pese a ello, no han realizado acción alguna para irse a zona segura o resolver su precaria ubicación. “El agua ingresa a nuestra vivienda, pretendemos extraerla con baldes, pero luego preferimos esperar que la lluvia pase y rezando para que no nos castigue más” nos expresa una madre del sector Villa Primavera.
Lo cierto que existen sectores expuestos, en diversos lugares de Sullana y de Bellavista, las zonas bajas de El Porvenir, José Carlos Mariátegui, Héroes del Cenepa, Santa Teresita, el mercadillo, avenida Buenos Aires, por mencionar algunos lugares, viven en épocas de lluvias una pesadilla que se repite en cada temporada lluviosa. Existe conformismo de la población misma y de las autoridades municipales.
“El canal vía es una cloaca, lo dijimos ayer, se demuestra hoy, solo bastaría mirarlo para darnos cuenta que no vivimos en una ciudad en desarrollo, sino en un lugar altamente dinámico y poblado, pero poco desarrollado y con una incapacidad gubernamental que deja las obras abandonadas” nos expresa una vecina de la calle Piérola que siempre ha planteado sus reclamos en este Diario.
Sullana tiene nuevas autoridades municipales, pero a casi tres meses vienen demostrando una incapacidad total, el alcalde no tiene ideas, sus funcionarios o son jóvenes o no tienen experiencia y por lo tanto, estamos expuestos a personas con poca formación técnica y profesional y sin el conocimiento que se necesita para gestionar una ciudad que no se encuentra preparada para este tipo de eventos, nos indica nuevamente.
Por su lado los comerciantes, caminan entre el fango, tras la lluvia deben seguir adelante y no les interesa las condiciones de salubridad, es o la vida y buscar el pan de cada día esperar un día que nunca llegará. Matilde Rumiche nos señala los estragos de la lluvia, el agua que discurre por sus negocios, los tablones utilizados para vadear el Canal Vía. “No nos queda otra, esto es sufrimiento y sobrevivencia” nos expresa.
Ha llovido lo suficiente para demostrar que, en esta ciudad, la improvisación campea y que los planes si existen no se aplican o simplemente no existen. El tema de la prevención es un asunto crítico desde que Sullana se partió en 2 en los años 1982-83 o cuando las torrenciales lluvias dejaron sin viviendas a decenas de pobladores en 1997-98. “Vemos autoridades débiles, que no tienen mayor iniciativa, ellos deberían trabajar y adelantarse a estos eventos” opina una comerciante.