ERP. Elizabeth y Geiwer jamás sospecharon que el bajo peso de su hijo al nacer podría ocasionarle graves problemas de salud. Afortunadamente, en la cuna encontró la ayuda necesaria para recuperarse. Esta es no solo una historia de amor, sino una lección para muchos padres de familia, con la finalidad de cautelar el cuidado de los niños y niñas.
Cuando nace un bebé, un mundo de esperanzas y proyectos de vida surge en lo más íntimo de cada hogar. Así fue para Elizabeth Pulache y Geiwer Álvarez, padres de Johan Aaron, quien nació el 14 de setiembre del 2021 con un peso de 3.800 kg, no auguraba complicaciones mayores para sus felices padres. Superado el periodo de recuperación de Elizabeth, el trío regresó a casa, en el asentamiento humano Nuevo Amanecer, del distrito piurano de Tambogrande, donde si bien no había riquezas materiales abundaba el cariño y la predisposición para cuidar del niño como el más grande de los tesoros.
Sin embargo, a medida que Johan Aaron fue creciendo, los médicos advirtieron que algo no iba del todo bien: pese a la lactancia exclusiva y los controles frecuentes a los que asistía la familia, el nivel de hemoglobina en la sangre de Johan Aaron no pasaba de 10.5.
“No sabíamos qué hacer. Probábamos de todo dentro de nuestras posibilidades, pero mi hijo seguía viéndose decaído, desganado y con mucho sueño. Fue entonces cuando nos hablaron de Cuna Más y la vida nos cambió. Ahora mi niño luce despierto, alegre y ávido por aprender, jugar y descubrir todos los días, ya que recibe una alimentación balanceada y sus suplementos con hierro”, cuenta Elizabeth, quien en mayo pasado ingresó a su hijo como usuario del Servicio de Cuidado Diurno (SCD) en Tambogrande.
Geiwer, quien trabaja como obrero, es el responsable de llevar a Johan Aaron todos los días al Centro de Infantil de Atención Integral (CIAI) Froilán Alama. Tras una breve charla con las madres cuidadoras, este padre emprende camino a su trabajo, seguro de que su niño recibe los mejores cuidados y atenciones.
“Nos sentimos tranquilos y felices por la recuperación de nuestro hijo Johan. En su último control médico ha mejorado bastante y tiene más de 11 de hemoglobina y eso se nota. Está más feliz, juega con los juguetes y sus compañeritos”, cuenta Geiwer, mientras observa orgulloso el cambio radical que ha experimentado su hijo. Según explica, el programa social no solo cubre las necesidades básicas de Johan Aaron mientras él y su pareja trabajan, también los sensibiliza sobre buenas prácticas de crianza y cuidado en el hogar, gracias a las cuales se sienten cada vez más seguros y acompañados en su desempeño como papás.