ERP. Las lluvias en la sierra y también las de la Costa de la región Piura, una vez más nos ha demostrado que seguimos siendo un territorio que no aprende de sus problemas. Tan pronto sucede una precipitación significativa, de inmediato se activan las quebradas y los ríos y en la parte urbana, los lodazales y empozamientos no se hacen esperar. Han pasado 4 años desde el fatídico desastre y no hay cambios.
Buscamos culpables y también héroes. Los culpables son más de uno, funcionarios que no conocen la región Piura, autoridades que no escuchan a quienes sí la conocen, ambos desoyendo la voz de decenas de pobladores como los de Catacaos y Cura Mori, quienes desde el 2017 proponen y exigen acciones responsables y que para ser escuchados deben necesariamente que bloquear algún camino.
Desde antaño se conoce que durante los meses de diciembre a mayo, las lluvias son una posibilidad en la sierra piurana, en su momento, las familias antes de dichas fechas protegían sus viviendas, se aprovisionaban de los alimentos para el periodo y enfrentaban de esa manera las fuertes lluvias de temporada. Mucho ha cambiado de estas acciones, frente a una permisividad de autoridades e irracionalidad de pobladores.
Igualmente, desde 1972 conocemos que el fenómeno El Niño es destructivo para los espacios urbanos de la Costa que no previnieron el uso del suelo. Tanto el año 72, como los 82-83; 97-98 y 2017 están asociados no solo a lluvias, sino a destrucción. Pese a ello, lo que se hizo después por parte de autoridades y población son de una actitud realmente deplorable.
A través de este medio, hemos llamado a la responsabilidad de autoridades para que ejecuten los proyectos que resuelvan el riesgo cíclico que se vive. No puede ser posible que ante la menor lluvia, las fotografías nos repitan los mismos yerros de siempre. Calles inundadas, viviendas afectadas por las aguas de lluvia, población expuesta a los desbordes de quebradas y ríos, realmente es increíble que no se entienda.
Sucede y lo dice el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en sus estudios, que tras un desastre tanto autoridades como población regresan al estado anterior del desastre ocurrido. Comparado con lo sucedido, es una constatación que la conclusión es totalmente válida. La mayor parte de lo ejecutado tras el 2017, simplemente fue reponer lo destruido en las mismas condiciones a las etapas previas de su destrucción.
Hemos visto gestionar, pedir, exigir a los pobladores de Cura Mori y también de Catacaos. Lucharon para que el reforzamiento del dique izquierdo se haga realidad lo más pronto posible y la Municipalidad de Piura se aferró a lo ideado y al presupuesto, y así dejaron pasar el tiempo. Esperamos que las lluvias se hagan más esporádicas y no cause destrucción a lo avanzado.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, es una instancia centralista que se creó para manejar los recursos desde el Gobierno Nacional y asignarlos discrecionalmente entre gobiernos regionales y locales. Tras esta instancia, el interés de autoridades regionales y locales, no era para resolver el problema, sino para conseguir gestionar los recursos de una inversión determinada. Es difícil darse cuenta, que así son los hechos.
Repetimos una vez más, la región Piura en general tiene problemas de planificación y debe gestionarse bajo criterios diferentes. Se requiere actuar con prontitud y no porque se reavivan los problemas de inundaciones y destrozos. La prevención se construye en el día a día, invirtiendo con transparencia y eficiencia los recursos financieros que son de todos y todas. Es hora de darse cuenta y despertar de un largo letargo, donde están comprometidos funcionarios regionales y locales de ayer y de hoy.