ERP. Hoy celebramos una vez más, una fecha que es determinante en el desarrollo de nuestro país. Son 198 años de Independencia, que han significado pasar de la condición de Colonia de España hacia la de una República soberana y libre. Este proceso histórico, significó un despertar de la peruanidad y de los grandes retos para gobernarnos y generar nuestras propias condiciones de vida.
Este tránsito no ha sido fácil y muchas vidas se perdieron en la defensa de nuestra integridad territorial. El Perú es grande ahora, por esos ilustres peruanos, que dejaron su vida en las decenas de batallas, que no se amilanaron para defender este suelo de identidad común y de sentimientos heredados por su cultura, por su religión y su historia.
Recordemos con gratitud la gesta del General de San Martín, del libertador Simón Bolívar y de quienes les sucedieron. De aquellos, que consolidaron la República como es el caso de Miguel Grau Seminario, ilustre piurano y uno de los ejemplos más notorios por su humanismo y por el respeto a la vida de sus adversarios.
Al recordar este Aniversario, pensemos en nuestros antepasados, en nuestra historia común; en ese patriotismo que encumbró a muchos con su accionar individual para legarnos una Patria libre. Pensemos, igualmente, qué hacemos nosotros para retribuir lo que hemos heredado en lo social, en lo económico y en lo cultural.
Reflexionemos en nuestro rol de peruano y, sobre todo, en nuestra responsabilidad como ciudadanos. Somos una nación diversa, pero que aún en la diversidad tenemos aspectos de identidad que nos unen, que nos comprometen y que nos hacen sentir orgullosos. Frente a ello, vale una pregunta ¿Cuánto hacemos nosotros para actuar con sentido de peruanidad?
Durante los últimos meses hemos visto como la clase política se enfrasca en confrontaciones, defendiendo cada quien sus intereses particulares; distorsionan las expectativas nacionales y resuelven de acuerdo a interés. Este tipo de hechos no son nuevos, se vienen repitiendo desde el nacimiento mismo de la República.
Frente a estas desavenencias la Patria nos demanda, nos reclama en todos los campos de nuestra acción. Nos reclama la solidaridad para con todos nuestros coterráneos, la jurisdicción donde vivimos, la provincia a la cual pertenecemos, la región que nos agrupa, el país que nos identifica; el trabajo en el cual nos desempeñamos, las organizaciones a las cuales pertenecemos.
Finalmente, no veamos este día como una Festividad fría y repetitiva; al contrario, recordémosla en el sentido correcto, una gesta realizada por personas, que nos legaron una Patria, que con todas sus dificultades es libre y soberana y que nos permite desarrollarnos a plenitud.
Sin embargo y como reflexión final, miremos que existen cambios que deben aplicarse a la clase política. No se puede seguir en confrontaciones impropias. El Perú requiere mucha más responsabilidad, para construir una nación que avance acorde a los logros individuales que cada vez nos demuestran que aún en esos laberintos es posible obtener logros que unifican a todos.