ERP. Un episodio inesperado sucedió tras la actividad fiscal de detención preliminar del expresidente Alan García Pérez (70). Según informaciones conocidas, personal policial especializado ingresó a su vivienda en compañía del Fiscal a cargo de ejecutar la detención preliminar, el exmandatario se encerró en su habitación y se disparó en la cabeza, lo que le produjo la muerte horas después.
Lo primero que tiene que indicarse es que este suicidio no es un acto de valor, de coraje o de honor; simplemente es el consecuencia de un transtorno mental que se develó hace muchos años y que debería haber sido considerado para evitar este tipo de desenlace. Es probable que García Pérez conocedor del pedido de detención preliminar, esperó con ansiedad toda la madrugada, estructuró y planificó su reacción y luego simplemente se disparó.
Tras el lamentable episodio la situación del expresidente se convirtió en crítica y con pronóstico reservado; sin embargo, al conocerse el parte médico, era improbable que vuelva a la normalidadd. Tras 3 horas de atención médica, se oficializó el fallecimiento de quien en vida fue presidente de la República por dos periodos.
No se conoce mucho respecto a los nuevos elementos de convicción obtenidos en los últimos días y que vinculen al fallecido expresidente García en hechos de corrupción. Seguramente pasado este trance se conocerá mucho más sobre las acusaciones en su contra y se tendrá elementos concretos para juzgar.
Lo cierto que los cargos por delitos que pesan sobre Alan García Pérez son graves. Durante las últimas semanas, se conoció información de los dineros recibidos de Odebrecht por funcionarios cercanos a su administración, entre ellos Luis Nava y Miguel Atala. Ambos, amigos personales del exmandatario y funcionarios en los dos lustros de su gobierno y lo que llama la atención, sin línea de mando que justifiquen transacciones con la empresa corruptora.
Aparentemente fueron las acusaciones de corrupción que lo debilitaron en lo emocional. Vivía con tranquilidad en España, hasta que el Poder Judicial dictaminó el impedimento de salida del país. En aquella oportunidad después de allanarse al pedido, en horas de la noche pretendió obtener asilo político al Uruguay, el cual se le denegó posteriormente. En la década del 90 ante problemas internos pidió asilo en Colombia, quizá esta negativa fue su peor derrota.
Una férrea defensa en el Congreso y muchas medidas jurisdiccionales a su favor lo convirtieron en un personaje incólume a las responsabilidades penales. Para lograrlo, en el actual Congreso, sus pocos parlamentarios se aliaron con el fujimorismo para librarlo de toda investigación y de hecho lo lograron. Las conclusiones de la Comisión Lava Jata, lo sustrajo de actos de corrupción.
Se convirtió en un constante usuario de las redes sociales, convirtiéndose indebidamente en un crítico contra el presidente Vizcarra y además, en recordar lo que según él fueron sus logros de gobierno como es el caso de la anemia. Mirado en retrospectiva, sus gobiernos no tienen mucho que exhibir y si demasido que criticar. .
García Pérez, inició su carrera política bastante joven. Ingresó a la Constituyente del año 1979 y después siguió en el Congreso como diputado. Entre sus jornadas más recordadas fue primero su oposición al entonces ministro de Economía Manuel Ulloa y sobre todo al ministro de Energía y Minas de aquel entonces Pedro Pablo Kuczynski en un debate que demostró su poca formación en lo económico.
Postuló en el año 1985 a la presidencia de la República y logró un porcentaje elevado gracias a su carisma, y elocuencia. Su figura política creciente llevó a la renuncia del otro candidato don Alfonso Barrantes Lingán quien le permitió que se convierta en el presidente de la república más joven de la historia peruana. A sus 36 años de edad, uno más del requisito legal, inició su primer gobierno.
Como presidente fue impredecible y mantenía latentes sus ideas de izquierda. Pretendió conocer sobre economía y demostró sus grandes carencias conceptuales sobre el tema; una de las políticas que enarboló era pagar la deuda externa con solo con el 10% de las exportaciones peruanas; esta situación llevó a la declaratoria de inelegibilidad del Perú sumiendo al país en una crisis profunda.
Tras dos años de presidente, se le ocurrió estatizar el sistema financiero peruano, lo que implicó un punto de quiebre entre su legitimidad social y respaldo de su gobierno. Los banqueros decidieron enfrentarlo y consecuencia de esta medida, asume el liderazgo el escritor Mario Vargas Llosa, quien con ideas de libertad y postulados de libre mercado inicia una jornada nacional que lo hace retroceder.
Culmina su mandato en 1990 envuelto en la peor crisis económica del país; con una hiperinflación inmanejable, sin crédito internacional, con un producto interno bajo, sin reservas internacionales. En ese contexto y panorama interno, se convocaron a nuevas elecciones para el siguiente lustro.
Según varios analistas ayudó a la consolidación de Alberto Fujimori, quien en la primera vuelta se ubicó en segundo lugar de una elección marcada por la crispación. Mario Vargas Llosa convertido en el favorito de la derecha peruana, quedó sepultado electoralmente, dando nacimiento al gobierno de Cambio 90 cuyo presidente entró con ideas que mutó con mucha facilidad.
Justamente, en el año 1992 Fujimori decide dar el autogolpe y entre sus perspectivas pretendió detener a García Pérez. Ayudado por amigos escapó del lugar donde estaba y terminó pidiendo asilo político en Colombia. Consecuencia de esta acción se mantuvo fuera del país por varios años y los procesos penales de corrupción en su contra prescribieron.
Después de la fuga de Fujimori envuelto en un crisis política de grandes dimensiones, se reconfiguraron nuevas oportunidades en el país, y aprovechando la prescripción de sus presuntos delitos retornó al Perú para postular en una primera oportunidad confrontando con Alejandro Toledo; en tanto que en el siguiente lustro retornó a Palacio de Gobierno cargo que ejerció hasta el 2011.
El Congreso de la República formó comisiones investigadores; sin embargo, debido a su estrategia legal logró paralizar todo intento de develar casos específicos en su contra. En tanto su oratoria de inocencia era constante en diversos foros, las percepciones de corrupción en su contra se multiplicaban. Máxime en la última oportunidad, a cada tuit escrito, le sucedían decenas de respuestas cuestionando su idoneidad moral.
El caso de corrupción de la empresa Odebrecht sin duda marcó un camino diferente en la vida política de Alan García Pérez. Sus signos exteriores de riqueza, sus propiedades transferidas a Pilar Nores de García, sus argumentos para justificar sus propiedades, fueron parte de las dudas en su contra. Luego se fueron conociendo los beneficios dados a la empresa mencionada, los viajes con sus propios directivos y sobre todo una disertación simulada por la cual recibió 100 mil dólares de quien dijo antes no haber recibido nada.
Todo ello se reconfiguró la última semana cuando los actos de corrupción tocaron su puerta. Se descubrió que su amigo y funcionario Luis Nava recibió ingentes cantidades de dinero y lo mismo sucedió con Miguel Atala.
Entendido o no un suicidio siempre será tal. Lo idóneo hubiera sido que Alan García Pérez, defendiera su verdad en las instancias que correspondían. Asumiera el reto como aconteción con Nelson Mandela u otros; sin embargo, con opiniones a favor o en contra, la decisión que adoptó García fue esa y sus miedos, temores y endebleces igualmente se fueron con él. García ha muerto.