Andrés Abad Tejada (*)
ERP. El proceso electoral está llegando a su culminación; hasta ahora hemos visto cómo los protagonistas han hecho y están haciendo su parte. El Jurado Nacional de Elecciones dice que son los reguladores, velan por que las leyes sean cumplidas y porque el proceso se realice en apego al principio de legalidad. Los candidatos han hecho lo suyo: salir a las calles, hacer publicidad, presentar sus propuestas, estar presentes lo más posible para que los electores los identifiquen y sepan quiénes son. Sin embargo, la pregunta es: ¿los ciudadanos están haciendo su parte en este proceso electoral?, porque la democracia no se puede entender sin ciudadanos, pues son quienes votan por los candidatos, pero, su papel no se debe limitar solo a eso.
En la etapa de campaña es el momento para informarse, conocer las propuestas de los que sueñan o van a ser los futuros representantes y gobernantes; hacer un análisis de la oferta electoral para que el 5 de octubre que lleguemos a la urna y estemos frente a la cédula de sufragio, podamos elegir al que queremos que sea nuestro representante.
Con esto queremos decir que el proceso electoral, en concreto la campaña, no es exclusiva de los partidos políticos y de los candidatos; los ciudadanos no podemos ser meros espectadores. Por el contrario, los ciudadanos somos el centro de todo este torbellino que estamos viviendo, y que viviremos en lo poco que resta.
Ante lo inminente de la campaña, podemos tener dos actitudes: una pasiva en la que sólo veamos pasar la campaña electoral, nos quejemos de toda la información que arrojan y esperemos a que terminen; o una activa en la que aprovechemos la información, la cual de todos modos va a estar ahí, y hagamos un verdadero análisis de cada candidato para así emitir nuestro voto de manera razonada. Los ciudadanos debemos reflexionar sobre qué es lo que buscamos y esperamos de los futuros gobernantes, y a partir de ello conocer quién ofrece y propone algo cercano a lo que nosotros buscamos.
Es parte de nuestro deber conocer a los candidatos y sus propuestas, e incluso ir más allá: conocer su trayectoria, el desempeño en cargos anteriores y, por qué no, algo de su vida personal. Finalmente, las decisiones que tomen durante su encargo influirán en nuestras vidas durante los próximos cuatro años, e incluso un poco más.
Se entiende el desencanto que existe con la política y sus actores, pero nos guste o no, cada cuatro años tenemos que elegir a los que nos representarán y tomarán las decisiones de gobierno municipal o regional.
La diferencia radica en la actitud que tomemos como ciudadanía. Si comenzamos por informarnos, conocer sus propuestas y posteriormente exigirles que rindan cuentas, o si dejamos pasar el momento y que el largo y complejo proceso electoral termine sin que hubiéremos hecho nada al respecto, esperando otros cuatro años para que las cosas sean diferentes, sin que hubiéremos colaborado para ello.
La información está ahí en internet, periódicos, en la televisión, la radio y en diferentes lugares. La cuestión es qué hacemos con ella, ¿la utilizamos en nuestro favor, a fin de poder emitir un voto razonado y responsable o seremos indiferentes ante ella?... Cada uno decidimos que papel queremos jugar como ciudadanos. Salvo mejor parecer.
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(*) Comunicador social de la provincia de Talara