ERP. Hemos advertido que será imposible mencionar a todas. Algunas ya han sido nombradas muchas veces, se conoce el nombre de las señoras que participaron en los asociaciones para la creación de los colegios particulares Santa Rosa y Santa Úrsula, y de los colegios nacionales, como el Carlos Augusto Salaverry, y la Escuela de Artes y Oficios o Instituto Industrial de Varones.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Procuramos hacer memoria de quienes también se esforzaron desde sus propias aristas, dando lo mejor de sí para sus familias y para la colectividad en general. En la segunda mitad del siglo pasado, la trujillana Norma Riera de Real logró un gran arraigo en Sullana dentro de la educación; así como lo expresaron María Chinchay de Tume, una de las impulsadoras y del sostenimiento del Asilo de Ancianos, que ahora se llama Casa Hogar del Adulto Mayor.
La fiscal Flor de María Vega Zapata, es la sullanera que no hace mucho fue reconocida como una de las mujeres del año a nivel mundial, por el trabajo desplegado en relación con el medio ambiente, y a quien los sullaneros le deben todavía la felicitación correspondiente, ahora que ya pasó la situación crítica por la pandemia.
Viviana Soto de Vera fue una reconocida partera, que en un período de gobierno municipal aprista ocupó una de las regidurías del concejo provincial, destacándose también como promotora en su comunidad, y como una de las impulsoras de actividades de apoyo a los adultos mayores.
En Querecotillo se mantiene el recuerdo de las matronas Lucía “Lucha” Gallo Camacho, cuya lucidez siempre permitió tener datos sobre la genealogía, y algunos episodios de la historia local, que luego corroboramos documentalmente; y de la educadora Victoria Chunga Carreño, cuyo nombre lleva una de las instituciones educativas en la villa de Querecotillo; hoy Alicia Campos Montero marca la tradición con sus pasteles de fuente y los alfajores de piña, que deleitan al paladar más exquisito. En Mallares dejaría huellas para recordar la señora Reina Sobrino de Ruiz, y en Monterón, Esther Farías Palomino de Velasco.
Victoria León Morán de Curay, nuestra popular “Tola”, tanto como Irene Ordinola Zapata, popularmente recordada como la “Samba Irene”, son mujeres cuya memoria siempre estará presente, la primera continúa como una luchadora incansable, y la segunda, descasa en la paz del Creador. No pueden faltar las hermanas Olga, Teotista y Teresa Olaya Cruz del restaurante “El Delicias”.
Y si de comidas tradicionales se trata, las hermanas Josefa, Ignacia y Ulpiana Sánchez Calderón, a quienes los sullaneros identificaban como “Las pájaras”, cobraron fma por la exquisitez del pavo que preparaba y vendían, amén de otrs comidas. La “Vitorina”, y su pescado frito, queda en el recuerdo de quienes vivieron entre las cuadras 6 y 10 de la calle Sucre.
Dentro de nuestras cantantes, como no recordar a Lilian Henkel, y a Arsenia Vilela, la “Alondrá del Chira”, que nos dejó hace algunos años. Imposible olvidar a Rosa Magdalena Vargas Quevedo de Basurco, la primera sullanera egresada de la Escuela de Bellas Artes.
Y así hay tantos nombres, como los de Andrea Castro de Córdova, destacada en el deporte, fundadora de la Liga de fútbol, Basquebol, y Voley de Sullana, nacida en 1915, y fallecida el 2017, con el Sport La Mar, siempre se le vio representando a Sullana en todos los distritos de la provincia.
Evita Ojeda Celi, es una de las sullaneras con aspiraciones políticas, de entre las mujeres más votadas en los últimos procesos electorales, con records provinciales nunca antes alcanzados. A Lucila Cruz Céspedes de Málaga Prado, se le recuerda por su identificación con los más desposeídos, y por la frase: “No les llamen barriadas, sino, pueblos jóvenes”.
En el teatro la participación de Blanca Marroquín Meneses fue clave para la puesta en escena de estampas costumbristas, siempre fue magnífica en sus actuaciones, sirviendo de modelo para quienes cultivan este arte, como lo hicieran en Lima “Mocha” Vásquez, y Amparo Tizón Cruz, cuyas interpretaciones magistrales, fortalecieron el espíritu de ser sullaneros entre los de esta oriundez, que estaban radicados en Lima.
Hemos mencionado a varias educadoras notables, y ahora la señora Irene Izquierdo Ríos de Torres, directora del Jardín de Infancia 292 de la calle Lima, en Sullana, dueña de un alma exquisita proyectada hacia los alumnos de su jardín; fue hermana de los escritores Izquierdo Ríos, que tienen obra sobre la selva y otros espacios del país.
Concepción Nole Aguilera, “Conce”, fue la última descendiente adinerada de las Capullanas, que falleció de 102 años, en 1937. La memoria de Adelinda Merino de Cruz en instituciones benéficas, tanto como en valiosos artículos, la hacen merecedora de recordación. Con ellas, un recuerdo para todas las mujeres anónimas que dieron todo de sí, e hicieron que los demás fueran felices, aún a costa de su tranquilidad.