ERP/Miguel Arturo Seminario Ojeda. En la primaria cursada en la Escuela Pre Vocacional 1031, después José Cardó, tuve gratas experiencias, una fue la de presidir el Club de Periodismo Ciro Alegría creado en 1967, cuando estaba en el quinto de primaria, hasta hoy recuerdo la lectura de las noticias que hacíamos cada mañana en el patio central, haciendo sonar en el intermedio de cada una, la melodía de Batman y Robin, que el profesor Palomino obtuvo en alguna disquera local. Fueron días muy gratos, teníamos un periódico mural a cargo del Club, y constantemente renovábamos los artículos, en los que aparecían dibujos de Jáger Núñez Ortiz, cuyas manos hicieron los mejores trazos que recuerdo de los años de esa instrucción básica regular.
Nunca se me cruzó por la cabeza, que iba a ser periodista profesional, el Club me atraía por la novedad de estar en contacto con el público estudiantil, yo ya sabía que los caminos de la Historia marcarían la senda de mi vida, sobre todo desde que empecé a leer los libros que mi Papá compró para nosotros en 1964, la colección HOMBRES DEL PERU, sin embargo, admito que fue muy bonita la experiencia, eran años en que se puso en práctica el Plan Dalton para la enseñanza, promovido en el José Cardó por iniciativa del director Manuel Chinchay Curay, y del presidente de la Asociación de Padres de Familia, don Jorge Humberto Seminario Gallardo, mi Padre, el Plan Dalton promovía la investigación, y al parecer, en unos pudo más que en otros.
El paso a la secundaria en 1968, supuso el hallazgo de nuevos rostros, de amigos que venían de diferentes colegios primarios, y habían elegido el Salaverry para continuar en secundaria común, comercial o técnica industrial, de ese conjunto de nuevos amigos, encontré el afecto de Telémaco Núñez, Lorgio Castro Montero, Los mellizos Jorge y Luis Miranda Talledo y su hermano Yoyo, Juan Francisco Paulini Sánchez, Francisco Palacios Coronado, Hernán Valverde Ávila, Nerit Olaya Guerrero, Rolando Machero, y otros tantos, cuya larga lista llenaría todo el contenido de este artículo.
Terminada la secundaria, cada uno eligió su propio destino, y se formó para el desempeño ocupacional, como mejor se adaptaba a sus preferencias, unos en el comercio, otros como profesionales de diferentes áreas, y ocupaciones técnicas y oficios que permiten a cada uno la sobrevivencia y enfrentar el futuro a veces incierto.
En una oportunidad uno de los compañeros de promoción se accidentó en Chimbote, y Telémaco Núñez fue a visitarlo hasta el lugar del accidente, y también había ido uno de los mellizos, quien llegó a Chimbote antes que Maco (Telémaco), y fue víctima de los asaltantes que lo despojaron de su maletín, dinero, chompa y zapatillas, Maco lo encontró en la comisaría poniendo la denuncia, lo habían dejado sin un centavo para comer un sanguchito y tomar una taza de café pasado, se había quedado sin nada, solo con ganas de implorar la caridad pública para regresar a Sullana, por eso, nunca se olvidaría de Chimbote.
Cuando Maco entró en escena, el mellizo se abalanzó sobre su compañero de promoción y lloraba desconsoladamente explicándole lo sucedido, con palabras entrecortadas, y sollozos inusuales en el Mellizo, les narró su experiencia, mientras, Rosita de Núñez no podía contener la risa hasta agarrarse la barriga por el cuadro tragicómico que tenía al frente, era increíble ver llorar al mellizo y quejarse a moco tendido, era por los golpes recibidos, o por saberse sin medio en el bolsillo, lo cierto es que lloraba sin parar, y a Maco le faltaban palabras para consolarlo, solo se calmó, cuando Maco le hizo saber que en el mercado cercano comerían un jugoso caldo de gallina, y que le compraría unas zapatillas en el primer puesto que abrieran, y así fue, además de comprarle el pasaje de retorno.
Cuando Maco nos contó lo sucedido, no faltó un vago en el grupo, quien por el realismo de la descripción, e imaginar al mellizo arrojando cataratas por sus ojos, mientras Rosita repetía que el mellizo había llorado “como una Magdalena”, que lo bautizara como EL MELLIZO MAGDALENA.
Miguel Arturo Seminario Ojeda/Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán.