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Lun, Nov

¡Qué se viene el agua, que está por llover!

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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Por Miguel Arturo Seminario Ojeda

ERP. A fines de octubre de 1982, nuestra buena amiga, la Sra. Esther Farías de Velasco me dijo que en esos días estaba chispeando, y que cuando las lluvias se adelantan el año va a ser malo. A mi encanta el color verde de los valles piuranos, para mi el valle del Chira, y San Lorenzo, son un gran regalo para los peruanos, me imaginaba que el 83 sería seco, pero cuando mis hermanas regresaron a Lima después de pasar en noviembre la celebración del aniversario de Sullana, una noticia trastocó mi manera de ver las cosas, en el camino entre Sullana y Piura las había sorprendido una lluvia diluvial que les había impactado, Yani y Esther estaban asustadas de lo que habían visto, sobre todo Esther, que abriendo los ojos recordaba cada instante de la pequeña tormenta, había llovido como jamás de les hubiese ocurrido, fueron unos minutos en los que cayó un diluvio que les asombró.

Eso me hizo recordar la canción de un cuarteto cordobés (Argentina), que comenzaba, "que se viene el agua que está por llover, la tormenta tiene forma de mujer, parece que va a llover, te dije cuando salí"; y ahora, en el 2015, cientos de noticias salen por todos los medios impresos y virtuales, advirtiéndonos del Niño que se aproxima. La apreciación de doña Esther obedecía a pronósticos de años normales, pero ante un fenómeno, todos las reglas se alteraban, llovía aunque el cielo estuviera estrellado, recordaba poco después Blanca Atocha Vilela, porque El Niño, había impactado a todos los piuranos.

El 83 fue terrible, mi tía Elvira Castro de Quirós, prima de mi padre lo pasó en Lima, tanto como nosotros, mis hermanas estudiaban y vivían conmigo, la televisión y los diarios nos informaban a diario, pero eso no eliminaba las cartas que recibíamos de casa y que guardo hasta ahora. Cuando las plagas de grillos llenaron de estos insectos a la ciudad, mi Papá nos decía en su semanal correspondencia escrita "en estos momentos nos estamos comunicando a señas, por temor a tragarnos un grillo si abrimos la boca". Al final de las lluvias, ya mi tía Elvira empezó a recitar su famoso poema costumbrista "Yo soy un dannificau", que nosotros escuchamos mientras lo iba escribiendo, imagínense el genio de la poetisa, que sin haber estado en los días de lluvia, pudo escribir esta bella composición que retrata un momento dramático para los piuranos y tumbesinos.

Tanta era mi curiosidad, que casi al final de las lluvias fui a Piura, y al llegar a mi casa en Sullana intenté correr a 6 sapos bien gordos, que estaban en mi dormitorio bajo mi cama, mi madre me recomendó no hacerlo: "sácalos, y antes que te imagines encontrarás 10, ante el menor descuido ingresan", los sapos no se fueron de la ciudad, hasta terminar el festín que les consintió estar comiendo una interminable dieta de grillos, pues tenían para desayuno, almuerzo y cena, de tal manera que arrastrando la panza, los batracios me parecían el símbolo de la gula máxima.

Yo conozco al Niño históricamente, he leído cartas de piuranos y otros documentos de los siglos XVII, XVIII y XIX, siendo los escritos del XVII los que más me impactaron por el realismo de su descripción, los precios se habían encarecido de tal manera que la sobrevivencia para los pobres fue fatal, peor que en 1983. Hoy se anuncia todo tipo de providencias por parte de los gobiernos locales, regionales y el gobierno nacional, además, como decía Chabelita Ramos Seminario, hay que aprender a convivir con El Niño, fenómeno recurrente que cambió la vida de muchos piuranos a partir de 1983. Ya lo saben, recuerden, que se viene el agua que está por llover.

*Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán

 

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